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Salud y fuerza

martes, 31 de agosto de 2010

Cuentos chaparros

Carlos de la Fe y Belle, nos invitan a compartir en su espacio:
http://cuentoschaparros.wordpress.com/

Donde se publica e investiga...

No os lo perdáis  ;-)

Verano plan

Estío
no carece de brío.
Es un tío al que le va el lío,
por eso Pío... Pío,
planifica jaleíllos,
que se convertirán en cirios
cuando se acerque el frío...
Y así tenernos calentitos.

Agente 700, Juego

Era un agente secreto pelirrojo, bisojo y cojo. Se vestía con peto y pasaba el día a remojo. Era basto, gustaba compartir su reto, demasiado casto e inquieto, también medía su gasto.
Gustaba tomar vientos, era el agente 700.

Inocencia Antigua.

Sus ojos inocentes se posaron ante mí… ese niño de rostro agrietado que el paso de los años había marcado en su piel.

Él me sonrió… y yo le devolví la sonrisa en mi silencio…

Después se sentó al lado de otro ser, hablándole con sus ojos resplandecientes como si hubiese estado viendo lo más maravilloso del mundo… con ilusión y una cara llena de una felicidad que cualquier cosa es capaz de llenar.

Sin embargo el ser desdichado le dio la espalda y sin ni siquiera mirarle a los ojos huyó de la situación despreciando su ingenua inocencia.
Una inocencia de un niño que ha vivido demasiado y el paso del tiempo ha hecho volver a su antiguo estado, de mente, cuerpo y alma aniñada. Viviendo cada día como si fuese el último porque de hecho cualquier día podría serlo…

Una inmensa pesadumbre se apoderó de mi alma al contemplar tan afligida escena.
Y es que la mirada de un niño, puede esconderse en cualquier lugar especialmente en aquellos que hace mucho tiempo dejaron de serlo… y ahora solamente aguardan la muerte apreciando con ilusión cualquier escena de esta vida mohosa.

Pero lo más cruel es el desprecio a estos sabios seres antiguos que una vez fueron jóvenes fuertes y niños valientes.
Ahora solo son niños ingenuos en un cuerpo decrépito…

PD: Texto inspirado en una anécdota muy curiosa que me paso hace poco y lleno mi alma de una inmensa tristeza al observar y casi formar parte de dicha escena.

Autora: Kel Báthory
Ilustraciones: Victoria Francés

lunes, 30 de agosto de 2010

700

Esas eran las horas que faltaban para poderse reunir con su familia al otro lado del Charco. Por fin una nueva oportunidad que le haría alejarse de aquel Infierno. Pero era muy posesiva para dejarla por otra mejor. El desengaño que sufrió fue tan humillante que decidió castigarle a pasar unos cuantos días en sus profundidades y así hacerle cambiar de opinión. La Mina siempre fue celosa de sus secretos más inconfesables.

domingo, 29 de agosto de 2010

Búsqueda



En esos momentos en que uno toma decisiones que, sin pensar le afectaran toda la vida, Marta presintió que su vida estaba próxima a concluir. Tal certeza no le produjo angustia, ni pesar, al contrario, era excitante y le causaba curiosidad, así que decidió, que si era su último día en la tierra, bien podría cumplírsele lo que siempre deseó: encontrar una cartera tirada en la calle llena de dinero. Sabía lo absurdo de su deseo, pero recordó que cuando era joven bromeaba con sus amigos imaginando que si de los ocho millones de habitantes de su ciudad que perdían una moneda, y ella la encontraba, tendría ocho millones de…

Se burló de sí misma. Pensar en eso el día en que uno va a morir es bastante patético, pero la idea no se le iba de la cabeza a pesar de que ya empezaba a sentir una molestia en el brazo izquierdo - muchas personas que están a punto de sufrir infartos lo sienten, bueno, es lo que se dice, vaya uno a saber si es verdad - La vida, su vida, desde que se acordaba pasó delante de sus ojos. Había cumplido sus metas, algunas la habían hecho feliz, otras mujer y más de una la había enloquecido. Total, que se sentía satisfecha de sus setenta años.

Caminó con los ojos puestos en el piso, recorrió el paseo, a esa hora lleno de turistas activos, con la piel recién enrojecida pero no se detuvo a pensar mucho en ellos, perseguía un sobre blanco, de tamaño mediano, y algo grueso. Pero no lo encontró esa noche, ni la siguiente ni la posterior, y notaba que las vacaciones ya se iban agotando, que el estío llegaría de un momento a otro y ella tendría que contemplar otra estación más a pesar de que la muerte la acompañaba, pero no se manifestaba definitivamente.

Una tarde, después de comer y mientras saboreaba el postre decidió desistir de su intento. No iba a buscar más el sobre. Era tonto y su verano se le antojó bastante inútil, se reprendió a sí misma al haberse dejado llevar por ese estúpido impulso infantil. Cuando pronunció la palabra infantil se sonrió y enfocó sus ojos en una pequeña que saltaba alegremente antes de sumergir su cuerpo en el mar. Siete años tendría más o menos, los mismos que ella multiplicados por diez.

Dejó un billete sobre la mesa, se quitó el pareo que cubría sus flácidas piernas y corrió dando saltitos sobre la arena hasta zambullirse en el mismo lugar en que lo había hecho la chiquilla. Con ágiles brazadas la alcanzó y se zambulló de cabeza rozando el cuerpo menudo de la niña, al cabo de unos segundos emergió y le habló, juntas rieron y empezaron a nadar hasta la bolla, unos cuantos metros más adelante.



Le gané - le dijo la niña al socorrista, pero cuando saqué la cabeza ya no estaba allí.



Así es la vida de tonta.

jueves, 26 de agosto de 2010

Baile de máscaras.

La falsedad de las Caras.

Rostros de máscaras agrias,
desechas en mantequilla.
Se deshacen junto a promesas y mentiras,
dejando al descubierto caras distintas.

El mundo esta echo para sufrir,
de cada veinte,
diecinueve días.

Mientras los seres que envuelven esta vida,
ríen sus hazañas y claman su agonía,
cubriendo sus rostros con sus manos cancerígenas
para no ver más allá de su idílica fantasía.

Manos que se posan sobre hombros,
miradas cómplices de aflicción.
Palabras marchitas disfrazadas de mentiras,
intentan clamar tu pena tardía
con promesas, ilusiones y esperanzas
que ocultan calumnias en sus
vacías mentes aturdidas.

Muñecos y sombras se ocultan
bajo unos ojos cristalinos
de misteriosa visión.

¡Dicen altruista!
pero la única visión traducida
es la del propio egoísmo,
fruto de una vida llena de egocentrismo.

Miles son los rostros que observamos
y pocos los que de verdad vamos a conocer...
Pues cada máscara que cubre una cara
es la mentira que nos dan a entender.
Pues el único antifaz verdadero
es el reflejo del alma,
aquella de la que pocos se preocupan
y otros pocos se entretienen en conocer…

Autora: Kel Báthory

Palabras del alma

Sereno

Se contaban muchas historias en aquellas tardes calurosas. bajo las sombras refrescantes y las noches de Luna llena. Fue en una de ellas cuando aquel joven inquieto hizo la promesa de liberarse de las ataduras de su estirpe, volviendo para contarlo. Fue en una tarde de fiesta, cuando ignorando las señales del socorro salió tangencialmente, llevándose consigo la sorpresa y decepción de los presentes. Tras doblar la esquina se internó en el bosque y allí se sintió seguro. Sereno, como le habían bautizado en aquella dehesa, había cumplido su sueño. Se acababa el sacrificio. Comenzaba la leyenda.

sábado, 21 de agosto de 2010

El viaje al amor, Eduard Punset

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El divulgador científico Eduard Punset nos presenta su segunda entrega, o mejor dicho, su segundo viaje dentro de la trilogía de felicidad, amor y poder anunciada ya por el escritor catalán. La dedicatoria de su libro no puede ser menos curiosa: “a las bacterias, gusanos, ratones y primates que nos han descubierto los secretos del amor de los humanos”. Precisamente con ellas, con la fusión de las bacterias, nació el amor hace millones de años. Punset lo tiene claro, el viaje al amor, empezó hace 3.000 millones de años y surgió “en el momento en el que una bacteria se preguntó si había alguien más ahí porque no podía vivir sola”. Una cita suya lo recoge con claridad: “Cada organismo buscaba ansiosamente en otros la energía que no tenía, la velocidad que le faltaba, la capacidad para respirar oxígeno letal o la protección frente a la incertidumbre” frente a un entorno cambiante y mutable.


“El amor, insiste Punset, tiene por cimientos la fusión entre organismos acosados por las necesidades cotidianas, como la respiración o la replicación, empujados por la necesidad de reparar daños irremediables en sus tejidos y sumidos en una búsqueda frenética de protección y seguridad”. Pero, la pregunta del millón, es ¿Cuáles son las razones de una diferenciación tan elemental como la que existe entre los sexos? Una de las desventajas advierte, es “renunciar ni más ni menos que a la inmortalidad“ (la muerte aparece cuando “de dos cuerpos sale otro joven irrepetible y distinto“), porque tal diferenciación, previa al amor, apareció hace 700 millones de años para garantizar la diversidad genética y así poder adaptarse con más facilidad a entornos extremadamente cambiantes. “Individuos con diversas combinaciones genéticas incrementan las posibilidades de que, al menos uno de los descendientes, posea el conjunto de características necesarias para la supervivencia”, explica el autor del libro.

Estudios posteriores y contemporáneos, demuestran que los hombres nacen con una mayor facilidad para lidiar con sistemas como la meteorología, la caza o las máquinas y que las mujeres tienen más facilidades para desarrollar la empatía. Tal vez, la razón radique, en la división social que estableció, hace muchos millones de años, que el hombre cazará y que las mujeres se dedicarán al cuidado de los niños; lo que provocó la selección con el tiempo de los genes más apropiados de cada sexo hasta nuestros días.

Las conclusiones pero, son numerosas y sobre todo impactantes. Según Punset, el espacio neuronal que un hombre dedica al sexo es 2,5 veces mayor que en una mujer; el orgasmo de la mujer requiere una inhibición casi total de su cerebro emocional, es decir, que su cabeza esté libre de preocupaciones; a los hombres corresponde la función de pregonar sus excelentes características genéticas y a las mujeres la decisión de elegir buenos genes o buenos recursos; los artistas son más empatizadores que los científicos que serían más sistematizadores; el enamoramiento no es la condición óptima para el pensamiento creativo porque los enamorados son herméticos y concentran su atención en un solo asunto, como hacen los científicos; la antítesis del amor no es el odio, sino el desprecio (la expulsión de la cueva).

Pero todavía existen más, ya que, entre las conclusiones del escritor, destacan algunas como que el amor humano dura evolutivamente de 5 a 7 años, el tiempo necesario que debía durar para que pudieran sobrevivir los hijos ante su obvia indefensión. También dice Punset en su libro, que “sin memoria no hay amor” porque el amor surge cuando al comparar algo con nuestras experiencias anteriores es mejor, por lo que, extensivamente, la felicidad aumenta con la edad porque disponemos de más recuerdos que contrastar ante las nuevas posibilidades de un amor.

Otras de las cosas que Punset logra con su libro es la de mantener viva la lectura ávida de los interesados a través de numerosas ironías que he logrado recoger y que son, sin duda, obra también de una mente maravillosa. “!Qué extraño! ¿Cómo ha podido sobrevivir la gente que nos ha precedido sin tener ni idea de lo que les pasaba por dentro?”; “las excavaciones nunca mienten, tal vez porque no pueden hablar”; “sabemos, pues, que la vida no empezó de forma tan consecuente y sosegada, con el paraíso terrenal primero -aunque fuera ardiente- convertido más tarde en un infierno para vagos y maleantes”; “hay animales tan curiosos como nosotros, pero no tan chismosos”; “Como ocurre con las drogas, cada vez se requieren dosis mayores para colmar el síndrome de abstinencia”.

La fórmula mágica del amor, la encuentra Punset, y dice así: A=(a+i+x) k. En palabras más cotidianas sería algo como: el amor es la suma del apego personal más la inversión parental o familiar más la sexualidad, y todas estas variables afectadas pro el entorno. El último capítulo, a modo de resumen, Punset nos ofrece la posibilidad de disfrutar de estas nuevas claves científicas sobre el amor y por ello nos propone un cuestionario para descubrir nuestra capacidad de amar. “El amor no es ciego, los ciegos éramos nosotros”. 



jueves, 19 de agosto de 2010

Pregunte usted

La tercera de las preguntas fue respondida con una fuerza contundente. Su cerebro no volvería a formular más preguntas.

domingo, 15 de agosto de 2010

Alejandra

Pensé que te habías marchado y sin embargo estabas escondida en mi closet, pues siento tu respirar. Quizá mueras ahogada allí.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Sucedió... Legalidad

Como a nuestra Nofret le gusta mucho jugar aquí va otro pensado en una cueva abrupta. Hay que formar una historia, partiendo de esta palabra. Comienzo:

... No he sido nunca responsable de las muertes de toda aquella gente... Sí, había dado las órdenes, pero mis súbditos eran libres de interpretar o desobedecer esas órdenes. Por lo tanto no tengo nada que ver con la masacre de la que se me
acusa. Cínicamente miró con toda la seriedad de la que fue posible a los asistentes. La duda estaba sembrada entre los presentes.
Una vez más la Justicia se había dejado engañar por la Legalidad.

martes, 10 de agosto de 2010

Batalla Mariscal

Ante la mirada atónita de los presentes, que observaron con pasmosa incredulidad la resurrección de crustáceos y moluscos, el Bogavante de la mesa 5 llevaba a sus huestes a la Gran Batalla. La Revolución del Marisco había comenzado.

domingo, 8 de agosto de 2010

II CERTAMEN DE MICRORRELATO VERBALINA

BASES:

1.- Podrá participar cualquier persona mayor de edad de cualquier nacionalidad.
2.- Las obras deberán estar escritas en lengua castellana, serán originales e inéditas y no habrán sido premiadas con anterioridad ni estarán pendientes de la resolución de otro premio.
3.- El tema será libre.
4.- El microrrelato constará de un máximo de 200 palabras (sin incluir el título del mismo).
5.- Sólo podrá presentarse una obra por autor/a.
6.- Las obras se enviarán por correo electrónico. El texto del microrrelato, sin más identificación que el título y el pseudónimo o lema del autor, deberá enviarse a la siguiente dirección: microrrelatos2010@verbalina.com
La plica con los datos personales del autor/a (nombre y apellidos, dirección postal y electrónica y número de teléfono) junto con el título del microrrelato y el pseudónimo o lema deberá remitirse a la dirección: plicas2010@verbalina.com
 

En ambos casos, el asunto del correo electrónico será el título del microrrelato.
7.- El plazo de envío de microrrelatos se abre el 1 de julio y concluye el 31 de agosto de 2010. Se aceptarán sólo los trabajos enviados por correo electrónico y de acuerdo a estas bases.
8.- Se establecerá un primer premio y dos finalistas.
El primer premio consiste en la matrícula gratuita en cualquier curso o taller on line de Verbalina, publicación en la revista literaria "A Contrapalabra" y diploma acreditativo.
Los dos relatos finalistas serán publicados en "A Contrapalabra" y también recibirán un diploma acreditativo.
El jurado podrá hacer las menciones de honor que considere oportunas.
9.- El jurado estará compuesto por tres miembros y serán profesionales del ámbito de las Letras (escritores, profesores, críticos, etc.)
10.- El fallo se publicará en www.verbalina.com/premios.htm el 15 de septiembre de 2010.
11.- El fallo del jurado será inapelable. Los microrrelatos no galardonados serán destruidos.
12.- Los autores de los microrrelatos galardonados no perderán los derechos de los mismos pero, en caso de publicación, deberán hacer constar (en caracteres relevantes) el galardón obtenido.
13.- La participación en este premio supone la total aceptación de sus bases. Verbalina Escuela de Escritura Creativa se reserva el derecho de resolver cualquier aspecto no contemplado en las mismas.

Más información en http://www.verbalina.com/premio_IICMV.html
O escribe a info@verbalina.com

jueves, 5 de agosto de 2010

Sueños húmedos

Laia, la más intuitiva de todas sus hermanas, siguiendo la pena que la oprimía, llegó al lugar de aquel bello cuerpo inerte, junto a él, un precioso peine la vigilaba. Tras ser reanimada, un beso selló una amor eterno. La pena rodeó aquella despedida, aunque el sentimiento de volverse a encontrar pervivía en lo más profundo de su ser. Papel enamorado era cuidadosamente dejado en la cala de su primer encuentro. El tiempo las convirtió en grandes mujeres. Sus obligaciones Reales siempre dejaban tiempo para sus encuentros. Fue así como ambas decidieron de mutuo acuerdo abandonar sus oropeles y grandezas, viviendo discretamente en el faro de un pequeño pueblo pesquero. Hoy auxilian barcos y almas, señalando un punto de referencia en sus vidas. Nunca dejaron de visitar la cala, en la que se conocieron por primera vez. El peine preside el refugio del amor.

martes, 3 de agosto de 2010

Otro jueguito

¿les gustan los juegos creativos? a mí me encantan, acicatean a mis musas harto perezosas. Miguel me dio la idea de importarlos para esta página, así que aquí voy.
Hicimos este en Algo para contar, a ver qué les parece. Se entiende que la idea es escribir un pequeño texto usando las palabras dadas. Aquí va mi aporte.

Agua. Papel. Peine. Sentimiento. Ilusión. Pena



Ya no quedaba nada. Ninguna ilusión, proyecto o deseo. Todo había sido barrido como un castillito de arena por el agua implacable del mar. Plasmar su sentimiento de vacío en un papel ya no le producía placer, ni pena, ni nada, así que prendió fuego su diario personal y se quedó mirando las llamas consumirlo con voracidad. Las cenizas se elevaron, cayendo luego sobre su cabello ralo. No se molestó en lavarlo, para qué, nadie lo veía desde hacía semanas. Sólo le pasó un peine y lo dejó así. Después tiró los restos de su diario a la basura. Intentó recordar cuándo lo había empezado, pero nada le vino a la cabeza. Su pasado ya no le pertenecía, era como un torbellino de recuerdos deshilvanados de alguien más. Se recostó en la cama, su último refugio, y entrecerró los ojos. Ni dormida ni despierta. Ni muerta ni viva. Apenas una sombra de lo que nunca fue.

La Cueva

Vuelo en mi propia Luz. Vislumbro un mundo perfecto. Nada puede fallar... Nadie debe resistirse a la Luz. Esa música espiritual me lleva en un susurro a la Verdad. Mi cueva, espacio cósmico, me ayuda a curar la fantasía de las almas perdidas con mi mano ejecutora, lavando con el rayo de la belleza toda la suciedad de los seres impuros, rogándome encarecidamente las lleve al Limbo de la Felicidad. Es entonces, cuando ella
aparece pletórica en esas noches radiantes en las que observa las acciones de su hijo con total amor y comprensión.
Soy vuestra salvación.

domingo, 1 de agosto de 2010

El armario

Como un coloso en agonía me recibió el armario en la alcoba principal, le faltaba una pata, las rejillas que adornaban la parte inferior en medio de cada pata estaban rotas y recubiertas de lodo rojo, la puerta abierta, el espejo resquebrajado en el que me quedé mirando unos instantes como grabando en mi memoria en qué ubicación del espejo aparecían mis piernas, mis caderas, mi cara, o mis brazos. La imagen fue más bien horripilante.

Toqué la puerta y la lámina de madera se vino abajo produciendo un gran ruido y una nube de polvo fue directamente a mi cara nublando la visión. En el armario, una vez despejados los humos del tiempo encontré vestidos de seda y gasa endurecidos por el barro como momias de mujeres en su sarcófago particular.

Al principio no me atreví a tocarlos. Temía que mis dedos deshicieran sus frágiles cinturas, sus pechos turgentes y sus brazos rectos. Pero los armarios tienen una magia muy difícil de resistir, con cuidado miré los bajos y no vi nada de interés, luego me decidí a palpar la parte alta y en principio solo encontré polvo, pero alzándome sobre la punta de mis pies logré avanzar un poco más y mis dedos alcanzaron a rozar la superficie de una caja revestida de seda. Busqué a mi alrededor y encontré un bloque de bahareque que me podría servir de andamio. Una vez logrado mi propósito descubrí con gran emoción una caja, efectivamente recubierta de seda, que alguna vez fue roja, un pequeño cofre. Lo tomé con cuidado, bajé de mi parapeto y me acerqué a la ventana para aprovechar la luz del atardecer. Lo abrí. Unos pétalos de rosa desteñidos y una argolla de compromiso cobraron vida en la palma de mi mano.

Una vieja canción de amor



Cuando se dio cuenta que el joven sentado frente a él se estaba burlando de su arrebato musical sintió ganas de estrangularlo hasta ver su cara amoratarse. Mirándolo retadoramente imaginó con una viveza extrema todos los detalles de su lucha a muerte, sintió en sus fosas nasales el olor a sangre fresca, vio el brillo de esos ojos irse apagando hasta ofrecerle una visión estática, la boca arrugada pidiendo clemencia, el cuerpo desmadejado y las piernas torcidas de aquel joven…

Dios mío, se dijo sacudiendo la cabeza horrorizado - ¿Cómo puedo pensar en matarlo? ¿De dónde me salen esos instintos asesinos?

El chico lo miró y sintió pánico de ese hombre mayor que se parecía mucho a esos asesinos sin escrúpulos protagonistas de las series norteamericanas. A su mente llegaron las imágenes vistas en los telediarios de esos hombres que de un momento a otro arremeten contra las personas en los trenes, en los autobuses y no quiso ser carne de telediario. Él quería ir a su universidad, escuchar la clase de historia que le encantaba, hablar con sus amigos, tomarse unas cervecitas por la tarde y volver a casa. ¿Era mucho pedir eso? No podía él disfrutar de esas pequeñas rutinas sin tener que preocuparse por esos locos asesinos que de un momento a otro deciden matar a quienes les rodean, o a quien no les guste o a quienes no piensan como ellos.

Qué pequeña es la distancia que separa a la cordura de la locura, qué ridículo me siento ahora por haberme dejado llevar por la furia, ¿será que vive en mi un asesino en potencia? Debo reconocer que sentí un éxtasis increíble cuando imaginé el olor de la sangre fresca - se decía - mientras obstinadamente miraba por la ventana el deslizar veloz de su ciudad a la hora punta. Le gustaba ver a su ciudad, le encantaba esa hora crepuscular y siempre encontraba placer en los espectaculares atardeceres de esa ciudad sin entender por qué tan poca gente la amaba. ¿Sería que él tenía otro concepto de la belleza? ¿Sus gustos estéticos estarían muy lejos del común de las gentes?

Distrayéndose con esos pensamientos procuraba no mirar al chico, sin embargo presentía la mirada de éste sobre su rostro y el corazón se negaba a admitir que debajo de las consideraciones estéticas sobre la ciudad, el odio y las ganas de matar acechaban, como esperando agazapadas el momento oportuno, por eso se negaba a mirarlo.

El joven pensaba en que debía bajarse en la siguiente parada aunque estuviese lejos de su casa, pero al mismo tiempo se decía que no le debía dar gusto a ese degenerado, él había pagado el importe de su pasaje, estaba cansado y aún tenía que redactar dos informes para el trabajo, investigar los temas en internet y escribir el resumen de historia, que además sería nota clave para el semestre. No me voy a bajar, más bien voy a cambiar de puesto antes de que se llene este bicho y no pueda moverme - se dijo -

Efectivamente el joven se levantó y fue a sentarse al fondo del autobús.

El hombre mayor presintió que el joven se bajaba en la próxima parada y se alegró, sintió alivio, con él se alejarían sus malos pensamientos, volvería a tararear su vieja canción y no tendría en frente a nadie que se burlara de sus gustos musicales, muchacho maleducado, - pensó -

Trató de recordar la canción pero ahora la melodía no era fluida, se le había olvidado el estribillo, su cerebro repetía una y otra vez palabras inconexas como "algo de mi" o ¿algo de si? pero ¿qué mas seguía? Era una canción de un cantante español, eso estaba seguro, incluso recordaba que a una novia que tuvo le gustaba y que cuando iba a visitarla, ella colocaba el disco y ambos cantaban gritando como locos… ah qué bonito era aquello, pero ¿cómo carajos continuaba?

El tiempo se le pasó volando, se dio cuenta que debía bajarse justo cuando el autobús se detuvo, con tiempo apenas suficiente para pararse y dar unos cuantos empujones hasta la puerta. Con apuro llegó hasta ésta, el tumulto le impedía salir pero dio un empujón a una espalda que se interponía entre él y la puerta de salida, en la confusión, en el ruido y el barullo de la gente que empujaba para salir, una voz juvenil resonó en sus oídos: "algo de mi se va muriendo...". Se detuvo en seco, miro al cantante mientras su rostro se tornaba amable, agradecido con la vida que lo había puesto delante de alguien que también compartía sus gustos musicales.



El chico dejó de cantar poseído por el pánico. El sádico lo estaba mirando.