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Salud y fuerza
jueves, 12 de abril de 2012
Inacabable
Te amo.
Adoro tu pelo negro, tus labios, tus ojos brunos...
Continúo canturreándote aquellas tonadillas al oído suavemente cuando, dormida, te agitas por algún sueño nefasto. Despiertas entonces y abres mucho los ojos, no sabes que te observo, das la vuelta en la cama y suspiras. Duerme amor —te susurro, aunque sé que no me oyes—, yo velaré tu sueño.
Ayer estuve contemplándote cuando te bañabas; no pude dejar de sentir la nostalgia de aquellos días en que me llamabas para que te frotara la espalda. Eso decías, con aquella, tu particular y pícara mirada, mientras reías alborozada.
Yo acudía a ti, ávido de tu cuerpo, sediento de tus labios. Tu cuerpo mojado me recibía ansioso, tus manos codiciosas acariciaban todos los recodos de mi cuerpo...
Hemos vuelto a tocar el cielo cariño, —me decías después, desfallecida de amor entre mis brazos, henchida de mí y satisfecha.
Ahora ya no siento deseo pero aquel amor que te tuve ha crecido, más fuerte, más inmenso... Ahora sé que si mueres amando, ese amor crece desmedidamente, se fortalece y se incrementa, erigiéndose tan grandioso y espléndido como el infinito. Portentoso y hermosísimo, disímil a los apetitos físicos, impoluto y armonioso.
Mas, ¡cómo desearía sentir de nuevo tu piel, amor!, el roce de tu cuerpo, la tersura de tus labios, el latido de tu corazón en mi pecho...
Por las mañanas te desperezas y te miras al espejo, antes también lo hacías y yo te abrazaba por detrás, respirando el aroma de tu pelo. Ahora sigo aspirándote; tú crees que es una corriente de aire, miras si las ventanas están cerradas cuando tu cabello se agita movido por mi hálito; no puedes imaginar que yo estoy a tu lado.
Hago todo lo que puedo para que notes mi presencia pero tú, que decías amarme tanto, no eres capaz de presentirme.
Ahora podré comunicarte que sigo existiendo, que sigo a tu lado.
He aprendido a pulsar las teclas del ordenador, me ha costado mucho pero lo he logrado y he escrito esta nota para ti. Espero que aceptes que soy yo, tu marido. Mañana la leerás; estaré observándote.
Sabré entonces si deseas mi presencia o no. Si has olvidado nuestro amor, me iré para siempre. Entenderé que prefieres a ese hombre que te visita cada noche; él puede amarte con el cuerpo, yo sólo con el alma, ¡pero es tan excelso este amor, tan prodigioso y magno!
No podría explicarte el gozo tan sublime que es amarte así; la ternura se ha hecho infinita, todo es amor, no cabe en mi esencia nada más... No existen las emociones adversas en ninguna de sus formas, sólo existes tú y mi excelsa afección. Mi única zozobra es este aislamiento amargo y vacío.
No imaginas cariño mío, la tremenda soledad que siento sin ti. No te figuras la magnitud de mis sentimientos.
No sabes, amor mío, la armonía que me inunda...
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Espumilla, me has erizado la piel.
ResponderEliminarDichosos los ojos que pueden disfrutarte. Dos cuentos en un día es mucha dicha.
ResponderEliminarAbrazos y expresiones.
PIedra
Ufff espuma, hacía tiempo que no te leía en riguroso y me hinchas el alma, el cuerpo y el espíritu de un gozoso amor hacia el mundo. Cuando el amor existe, se proclama y se denomina pero no deja de ser amor Universal.
ResponderEliminarGracias mi rubia :-)
¡Gracias amigos!
ResponderEliminarEste relatito lo tenía escrito desde hace tiempo, las musas ahora como que me rehuyen o no sé... ;) , pero mirando los escritos que tengo, lo encontré, y como bien decís, está lleno de tanto amor, que decidí reponerlo, porque el amor nos llena de esperanza y de gozo, no importa de dónde venga o como sea,-tenéis razón- el amor es lo más poderoso y grande que existe.
¡Un enorme beso lleno de amor para vosotros siempre!