Quizás no debería contarte esto - le dijo mirándolo a través
del vaso de cerveza - descubriéndole solo una parte de su rostro,
aunque también para darse tiempo a cambiar el tono, dependiendo de la
expresión de él.
A
veces, siento la necesidad de salir corriendo, sobre todo por las
tardes, entre las cinco y las ocho. Esas horas me desquician. Siempre es
así, sobre las cinco me desintegro, la mujer que soy yo desaparece, me
miro las manos y no las veo, me toco la cara y allí no hay nada, solo un
espacio vacío y por dentro pasa igual, ¿a dónde van mis vísceras? No
tengo ni idea, En el lugar en que debería estar yo, solo hay un dolor
muy grande. Sé que es un dolor porque me falta el aire, no porque me lo
digan la barriga o el pecho.Unas burbujas de cerveza le robaron retazos del rostro del hombre que la escuchaba.
Aquello
empezó hace mucho tiempo, fue una noche al cruzar una avenida de mi
ciudad; debían ser las doce o algo así, yo caminaba sola, encuentro
irresistible caminar de noche por las ciudades, me encanta mirar el
cielo negro y las luces de los edificios pensando que las estrellas
fugaces no son más que farolas de coches a gran velocidad.
Odias las grandes ciudades, ya lo sé. Esa noche iba caminando muy despacio, llevaba una falda larga hasta los tobillos y el viento jugueteaba entre mis piernas, no me sentía ni triste ni alegre. Cuando llegué a la mitad de la calle alguien gritó desesperadamente mi nombre en la oscuridad. Era la voz de un hombre que me llamaba pero yo no reconocía esa voz y sin embargo lo pronunció como si me quisiera rescatar de algo que estaba en frente de mi y que yo no podía ver.
Miré hacía atrás buscando al dueño de la voz y no ví a nadie, desanduve mis pasos, busqué por la acera, en los quicios de las puertas, en los parterres llenos de flores. No había nadie. Y entonces me desdoblé, una es el saber y otra la ausencia, una es la tibieza, la otra el dolor de un recuerdo.
¿Te aburro verdad? - le dijo mientras su rostro asomaba detrás del vaso de cerveza.
Lo siento, pensé que debía decírtelo, pues aún no he encontrado esa parte mía que se quedó buscando una voz que le advertía.
Gladys, tienes un estilo tan personal que
ResponderEliminarantes de leer quien lo había escrito, sabía
que eras tú, me gustó muchísimo.
Besos y abrazos.
Hola Mabel!!!!!
ResponderEliminarQué alegría saber de ti. He pensado mucho en ti, me preguntaba cómo estarías y qué estarías haciendo.
No nos abandones tanto tiempo, por favor.
Hola Gladys, hoy falleció mi prima, yo había
ResponderEliminarmejorado y fue el motivo por el que entré a
este querido blog. Ella es muy mayor y creo
que te conté que debí tomar la responsabilidad
por ser la única persona que tenía. Ya están
conmigo mis amigos Patricia y Daniel, el se
ocupó de los trámites. Espero contactarme con
vosotros muy prontito.
Besos y abrazos
Lo siento mucho Mabel. Te mando un abrazo muy fuerte y que sepas hallar el valor para seguir-
ResponderEliminarCuídate mucho .
bss
Gracias Gladys, mis amigos me están ayudando
ResponderEliminarmucho y mi prima era muy mayor, eso hace que
se pueda superar. Lo difícil o imposible es
cuando son jovenes como mi sobrina, mi hija,
Jimul y otros seres queridos que se me fueron
teniendo toda una vida por delante. Se que tú
me entiendes.
Besos y abrazos gigantes.
un beso, aquí estamos, ya lo sabes... aunque mucho no nos acerquemos, seguimos ahí.
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ResponderEliminarHola!
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