Foto realizada por Enferocarulo
(En una habitación cubierta de espejos, un hombre se revuelve rabioso con el cuerpo ensangrentado.)
ÉL: Me pediste que lo hiciera y aquí estoy. Leal como un buen vasallo cumpliendo escrupulosamente los deseos más ocultos. Y sin embargo sigues negando mi existencia. Sabes que esta situación no puede durar mucho tiempo.
YO: Yo no he hecho nada. He sido educado en los mejores colegios. Mi educación es exquisita. Mi familia siempre ha sido de una extirpe señorial a lo largo de nuestra larga historia. Esto no puede estar pasándome.
ÉL: Y sin embargo pediste ayuda a tu mejor amigo. Cuando ese Yo majestuoso y bienpensante no pudo o supo descubrir una solución mejor al problema que durante tiempo habías alimentado de forma insistente y canalla. Y ahí estaba Él, quien te salva de todos los problemas cuando lo llamas. No hizo falta tan siquiera que le pidieras consejo, sabía perfectamente lo que debía de hacer.
YO: No. Yo soy Yo, no tengo nada que ver con Él. Él es una bestia que no ve más allá de sus narices. Tan sólo es alguien que actúa por impulsos. Nunca me ha servido. No soy Yo.
ÉL: Desagradecido. Eres un mierda. Siempre te ha salvado el culo de todas tus incapacidades, que por cierto son demasiadas. Hasta que decidiste ir más allá de lo permitido. Yo tenía que saber como se siente siendo Dios, teniendo la vida de los demás en sus manos. Cobarde, si tienes el coraje suficiente compruébalo tú mismo (saca un puñal afilado de entre sus ropas.) Aquí lo tienes, experimenta esa sensación en tu cuerpo. (Con las dos manos se incrusta con saña el puñal en el vientre, rasgando todo lo que encuentra por delante.) Muy bien. Por fin has hecho algo coherente y con valentía. Ahora puedo irme definitivamente. Ya no soy necesario.
YO: (Con un hilo de voz) Perdóname Padre por todos mis defectos. Tan sólo puedo decir que todo lo hice por ti, según tus mandatos. No lo hice con odio. El diablo se apoderó de mí en un momento de ofuscación. Ahora lo he sacado de mi cuerpo, y me entrego en cuerpo y alma a ti. Gracias por recibirme en tu reino.
Vaya, es lo que tiene la "buena educación".
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