En aquel
pueblo, desde tiempos tan distantes que ni los más viejos recordaban, se
soplaba una caracola cuando alguna mujer había sido infiel a su marido; algunos
jóvenes pícaros se reunían en la noche y fracturaban el silencio con lamentos
de bucio revelando así a la aldea entera que había una traidora.
Maribel
escuchó el retumbo estando ya a punto de acostarse junto a Julio, su marido.
Éste se alzó, apoyando los codos en la cama al oír el sonido, y sonrió preguntando que quién sería el desafortunado
cornudo.
Maribel no
dijo nada, en un mar de dudas, se preguntó si Antonio, su amante, estaría ya
dormido y si lo despertaría el sonido de la acusación que vociferaba sus amores
prohibidos.
Aunque…
acaso esa caracola no silbaba por ella. Tal vez la gente ya se había enterado
de las infidelidades de Dolores o de Milagros o de los amores ilícitos de
Rosa... o de los de Julia o quizá de Ana, incluso podría ser por Jacinta o su
prima Carmen.
Sabes que yo usé una caracola como esa para comunicarme a distancia en la sierra de Nerja? No era para avisar de amorios. En aquella época, se saltaba la ventana sin publicidad ni alevosía, el consentimiento era mutuo.
ResponderEliminarBesos
Piedra
¿De verdad que soplaste un bucio? :)
ResponderEliminarLas parejas, por supuesto, con consentimiento mutuo, entre ellos dos, (entre los amantes) sólo que ella solía estar casada, y los muchachos del pueblo, cuando lo sabían o se oía rumores de ello, se reunían por la noche y desde algún sitio alto, tocaban el bucio -era como decir- !Eh, que oiga todo el pueblo que hay una mujer que está poniendo los cuernos a su marido!
El bucio (caracola) se tocaba para, digamos, enterar a todo el pueblo de que había una mujer infiel.
besos
Es verdad?
ResponderEliminarEspumosa, me gustó tu texto, especialmente
ResponderEliminarporque soy feminista y nombras muchas mujeres
infieles, me queda la misma duda que a Gladys
¿es verdad?. Seguro que si el infiel era un
hombre no sonaba la caracola.
Besos.