Las pestañas enredadas
en el pasado asfixian el presente, sin embargo un aliento cálido, como cuando
me hablabas al oído, sopló entre ellas y me dejó entrever un muro blanco.
No es más que una pared de ladrillo,
piedra o roca, o cristal. Una pared que impide el paso, que limita y encajona.
Solo bastaría otro aliento tuyo para
que al mover mis pestañas la pared blanca se convirtiera en nube gaseosa para
atravesarla y encontrar una vida y un amante.
Las uñas rojas cascan un huevo sobre
el borde de la estufa, el pulgar se hunde, rasga y la clara se escurre
provocando un chisporroteo, como un lamento que rompe el silencio de acciones
solitarias… entonces, quizá, la vida y un amante.
Quien quiera participar activamente y subir textos o abrir foros de debate, no tiene más que escribir un comentario en el foro con su correo electrónico y se le darán privilegios para postear.
Salud y fuerza
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Vaya Gladys, que relatito tan enigmático, quizá trate de la soledad o algo así, según quién lo lea, creo yo, puedes verlo de diferentes formas. La falta de una persona a nuestro lado, esa persona que necesitamos pero no sabemos dónde encontrarla, o que si la tenemos tampoco sabemos dónde encontrarla...
ResponderEliminar¿Eh?
abrazos
Difícil lo pones al amante, así me explico, que salga la tortilla sin huevo.
ResponderEliminarAbrazos
Piedra
Por qué dices que se lo pongo difícil? me intrigas Piedra.
EliminarHola Espuma, cuánto tiempo?
ResponderEliminarrespecto al relato, creo que este es uno de esos que se escriben solos y que luego nos dejan un interrogante en el cerebro que nunca se termina de dilucidar. Quizás con el tiempo termine en la basura o sea el inicio de algo, nunca se sabe.
No debería terminar en la basura Gladys...estremece.
ResponderEliminarBesos, desde el Sur