Duele este sol de diciembre,
dura luz de los días,
en la tierra reseca
del largo verano
sin lluvia de meses.
Clama inclemente
el labriego,
que perdió la voz
en rogativas sin destino,
mirando al cielo
por ver si nubla el sol
y el viento trae
un aire distinto.
La tierra calma
espera sin protesta
que el agua fecunde
a la simiente.
Siente el campo mustio
el caminante,
que extraña cómo
florece aún la alhucema
y resiste la dura encina.
Duele ver al rebaño
recorrer el pardo pasto
en busca de verde.
Duele mi tierra sedienta.
Texto y fotografía de Piedra
Me encanta este poema Miguel. Y es que la poesía duele, la vida duele, duele la felicidad y duele la memoria y duele su ausencia y duele el tiempo...
ResponderEliminarGracias por tu sensibilidad
El campo, cuando la tierra es necesaria, es tal como lo cuentas; espartano, sufrido, hiriente, sediento. Miguel, estos versos son atemporales, y no tienen espacio concreto, porque en ellos viven todos las tierras, desde el norte, al sur, de este a poniente. Una gozada leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
-chus-
¡Hola Piedra, amigo!
ResponderEliminarme encanta leerte, expresas tan bien, tan hermoso. Hasta el dolor de la tierra se siente en el alma.
un beso
Cuanta tristeza y soledad en esas palabras Miguel, sin embargo, en el verso "en el caminante que logra extrañar el olor de las alhucemas", siento que hay esperanza.
ResponderEliminarEs precioso, porque la tristeza aparte de triste es bella.
ResponderEliminarUn saludo
Aún en el hospital recien operado de cadera, encuentro vuestros comentarios y me llenan de alegría. Todo ha ido muy bien, espero seguir cansando con mis textos. Muchas gracias a todos y un abrazo para mi Espuma.
ResponderEliminarExpresiones
Piedra
¡Piedra!
ResponderEliminarQue vaya todo muy bien. Te deseo una recuperación rápida y suavecita para que nos sigas trayendo cuanto antes esas gotas de belleza con que salpicas nuestras vidas.
Un abrazote como si estuviera ahí al lado, cálido y tierno.