Y dio otro bocado... Y otro... Y otro más... Los bocados no le cabían en su fábrica trituradora, pero aún así seguía engullendo bocados...
• "¡¡¡Leopoldo!!! ¿Puedes prestarme un poco de atención? No sé porqué una hace estos esfuerzos, si nadie te los agradece (Se levanta de la cama con una furia incontenible al cuarto de baño.)
Leopoldo desde la cama imagina una bola de grasa explotando en el servicio. Aquel monstruo, con apariencia de mujer no tenía nada que ver en su vida. Su propia cobardía, tampoco.
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Salud y fuerza
jueves, 23 de septiembre de 2010
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