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Salud y fuerza
viernes, 10 de septiembre de 2010
Ribadesella. Asturias
Érase un país de ensueño, donde un día de mar en calma, un marinero trajo una palmera de las Islas Afortunadas. La plantó de espaldas a la montaña, mirando la mar, para que no perdiese la querencia de su tierra, allá en aquellos mares cerca de ultramar. Olvidose que las palmeras unas son machos y otras hembras, y para que den fruto han de vivir en pareja. Y ahí me tienes a la palmera, mirando todos los días la mar, por si el marinero tiene a bien traerle un compañero de aquellas tierras canarias donde florecen las palmas.
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Hola, amigo Piedra:
ResponderEliminarAunque un poco largo, volvemos a encontrarnos o, mejor dicho, vuelvo a encontrate, de lo que me alegro mucho.
Es una gozada ver tus fotos y, cómo no, leer tus lecciones de todo lo que tiene que ver con la naturaleza. Pero como soy muy cotilla, y sé que eres un especialista en la materia, tengo interés en saber en qué se diferencian las palmeras machos de las hembras. Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias amigo Cabre, siempre al pie del cañón.
ResponderEliminarLas palmeras canarias y datileras son dioicas (sexos en pie separados). Se distinguen por que las hembras tienen dátiles. Otras muchas palmeras son monoicas en el mismo pie tienen las dos flores.
Un abrazo lleno de expresiones
Piedra
Piedra, qué gozada ver tus fotos y poder viajar por el mundo a través de tus ojos.
ResponderEliminarJolines, Piedra, me dejas asombrada con lo de las palmeras...
Un besito a todos desde otra frontera