69069

Siempre aguantó estoicamente las bromas de sus compañeras acerca de su obsesión por la numerología, aunque era la encargada de invertir una pequeña cantidad de dinero, 40€, para soñar con rehabilitar el edificio al que tanto amor le tenían. Ya eran dos años seguidos los que jugaban al 69069, con el consiguiente disgusto de la Jefa, aquella señora madura de firmes y costumbristas convicciones, que llevaba mal el ingreso de jóvenes compañeras de otros países y culturas.
Como todos los años, el día 22 se pegaban todas a la radio y oraban para que la Lotería le sacara de su pobreza con algún pellizco. No se lo podían creer, el número diabólico era el Gordo, al fin podrían tener un poco de aire para sus proyectos. La Madre Superiora tuvo que rendirse ante la evidencia y reconocer que la Novicia del Lejano Oriente seguiría con los temas de la Suerte, y que ningún número es diabólico si es por una buena causa.