Felices Fiestas

Buscó el espíritu navideño por todas las oquedades y recónditos huecos, mas no lo tuvo claro. Cogió la brújula para situarse, no había indicaciones exactas. Perdido como estaba decidió andar hacia Ninguna Parte, y allí encontró un montón de gente perdida que andaba también buscando el espíritu navideño. Cansado de seguir con una tarea estéril e inútil decidió pasarlo bien con sus amigos/as (que era muy correcto él). No hubo arbolito con regalitos, en su lugar una encina rústica se empeñaba en presidir un akelarre de carne asada, (algún insensato pidió sardinas), atendida muy bien por el pastor Goreño. Regado todo con licores y bebidas de todo tipo (Remigio se hizo el estrecho al principio, pero luego se soltó la boina –el pelo era su amigo invisible-).

La tía Inma, una hechicera del lugar, soltó unas hierbas antiestrés y pareció dar resultado a juzgar por como Mariano y Lola se desajustaban las prendas en el establo. D. Ramón, dejó por un día de sermonear y decidió contarle a Maruja lo hombre que podía ser.

Alicia aprovechó para hacer un fotomontaje de los suyos, pero el hijo del Jefe (Susy) dijo que durante esos días se olvidara del trabajo. La Colombiana asilvestrada decidió, en un momento dado narrar una historia que hizo salir del sarcófago de la Momia todos los gusanos gritando ¡¡¡LIBERTAD… SOMOS LIBRES!!! La Piedra que sujetaba el árbol daba calor a un Gato que hacía malabares con su cuerpo hasta coger la posición requerida a su majestuosa presencia.

Entre tanto follón apareció una Rubia pertinaz que con mucha Fé intentaba aclarar la diferencia entre micros y relatos sexistas. Duró poco la disertación, apenas lo que tardó en llegar un trozo de carne, un Rúa Vieja y un poco de ensalada antiestrés.

Una Pitufina, desde una seta alucinógena bailaba enloquecida a ritmo de tambor. Durante unos días no hubo protagonismos ni prisas, aún menos cortapisas (por más que D. Ramón quisiese poner un poco de orden a su favor)

Y así llegó el 2011, nadie sabría cómo sería el futuro. El pasado tan sólo era un mal recuerdo… Y el presente, comenzaba a ser un proyecto de futuro.

Por cierto, un Piel Roja, subido a la rama de la encina está escribiendo febrilmente, tal vez algún día narre todo lo que allí ocurrió, mientras tanto, se dedica a invocar a los espíritus para que la fiesta sea eterna.