Apareció Pulgúmero, el matemático del clan, saltó diligente de un lado a otro observando los posibles hogares. Al fin dando un gran brinco se situó en la casa que más le agradaba a simple vista, y botando a todo lo largo hizo su escrutinio: ¡un, dos, tres, hale hop! Sí, aquella era una casa caliente y pródiga: el san bernardo enorme y peludo, de la perrera, sería su nueva residencia.
Sólo le quedaba repartir el espacio para todos; rebote tras rebote, calculó la medida de todo el perímetro: 63 pulgadas. Perfecto.
Hola amigos, qué desierto está el andurrial... :( Se me ocurrió poner este cuentecito para sonreír un poquitín.
ResponderEliminarbesos a todos
Espuma
Si, está muy solo. Me encantó tu pulguería y viene muy a cuento porque en mi cole hemos detectado piojos hoy precisamente y no hago más que rascarme la cabeza. Un abrazo preciosa.
ResponderEliminarMuy bueno Espumilla, espero que las sonrisas
ResponderEliminarde tu cuento animen a nuestros amigos y nos
regalen algunos de sus textos, que esto ya
parece el Sahara :(
Besos
Desde que la jefa se perdió por esos mundos de dios, es cierto, andamos también perdidos nosotros.
ResponderEliminarExpresiones
Piedra
Gracias Espuma por atraernos con tus relatos. Soy consciente de ello, y me gustaría entrar más a menudo, sin embargo
ResponderEliminarme voy liando y se me pasan los días. Lo siento, a ver si ponemos algo de nuestra parte para animar el patio y por qué
no, incluso hasta hacer una fiesta, ya que la dueña no está, jejeje.
Un abrazo a todos y todas.
Gracias a vosotros, por leer.
ResponderEliminarHay que seguir en este sitio, la Enfero se ha perdido, pero ya volverá como vuelven las andoriñas :)
¿piojos Pitu? es normal, suele pasar en los coles a veces. :) no te rasques mucho, jajajja
besos y abrazos.
Espuma