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Salud y fuerza
jueves, 9 de julio de 2009
Días de luz y mar
“no tengo prisa
si me das tiempo
detendré la lluvia
con las manos
no tengo planes:
un jardín no es el futuro
toda tu boca
toda mi piel
ahora”
Isabel Bono
Hoy encontré los versos de Belinka, ahora ya no tengo prisa.
Deseo el tiempo detenido en estos días de luz y mar. Leer despacio, lento, verso a verso y recordar aquellos tiempos en que no molestaba ni la lluvia ni el viento, en que las tardes y los días infinitos parecían prolongarse sin fin.
Aquellos días en que tu piel en mi boca sabía a miel con canela, y yo la recorría a ciegas, sin llegar a conocer los caminos, en una aventura hacia lo desconocido.
Días de paseos largos en silencio, siguiendo el caminar a saltos de los gorriones por sendas aún no transitadas o intentando ver a la abubilla con su penacho de plumas, ya por mayo, cuando la primera calor. Otros días eran las garcillas las que llamaban tu atención y me hacías contar las motas blancas en los barbechos de la vega.
Aquellas tardes de primavera, cuando me preguntabas el nombre de las flores que cogíamos por las veredas, unas azules y otras blancas, a veces rojas como el color de tus mejillas al besarme.
Después vinieron días veloces, tiempos de tanta prisa que pasaban sin sentir. Años que fueron días y entre la rutinas de las horas se escaparon de las manos como el correr del agua en la tormenta.
Ahora deseo detenerme, vivir el anhelo de cada día, como si tuviese todo el tiempo del mundo para un verso, para un recuerdo, una flor, una piedra de la playa, un beso al atardecer.
No tengo planes, tengo la silla a la sombra de la higuera y cuando aprieta el calor me siento a mirar cómo la ardilla sube y baja del aguacate, el mirlo que busca y rebusca entre las hojas caídas y al gato que atraviesa despacio, con todo el tiempo del mundo, delante de mi. Otras veces, tomo los versos y leo sin prisa al ritmo de estos días de luz y mar.
Foto y texto de Piedra
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Qué bonito Piedra, qué paz...
ResponderEliminarDejas un regusto de sabiduría propio de quien ha vivido sin dejar de sentir y sin dejar de observar.
Tus colores son de serenidad y tus palabras, gotas de valor.
Agrandas esta página con tus letras.
Por cierto, escribo desde fuera de Espa;a y no veas la alegría que me da leeros.
Un abrazote
Gracias Enfero. Incluso desde lejos sigues atenta para animar a seguir contando historias.
ResponderEliminarUn beso
Piedra
Qué gusto es leerte, Piedra! aquí te dejo el comentario que puse en algo para contar, es una gozada de texto.
ResponderEliminarEn los primeros tiempos de la vida, uno se toma todo con calma, disfruta de cada minuto, por eso cada año dura diez, cada día es un mundo y se guardan en la memoria los detalles más simples de las pequeñas cosas. Después vienen las prisas, como si quisiéramos llegar a tiempo a algún lugar demasiado importante para detenernos a disfrutar del camino. Grave error. Por eso, al ver el error, es que uno vuelve a detenerse ante una flor que se abre o un pajarillo que canta.
Me encantaría poder sentarme bajo tu higuera, es una foto que transmite paz... ¡y ganas de comer higos! ;) qué pena que no estemos más cerca...