Siempre fue el soñador. El rarito a quien había que dejar a un lado. Su abuelo lo tuvo claro desde un principio: Este niño tiene un comportamiento lunático. Aquella frase se quedó marcada en su cerebro.
Hoy, 50 años después, pisa por primera vez la luna, siente algo muy especial. Sabe que por fin ha encontrado su casa. Valió la pena luchar por ser el primer habitante de la estación espacial lunar.
El y aquella asiática que habían conocido en un proyecto muy ambicioso para habitar el espacio. Su relación se fue desarrollando al mismo tiempo que el proyecto, en secreto, y en aquella primera desconexión con la Tierra estalló la Gran Fusión entre dos cuerpos, cuyo principal testigo fue la Luna
La Ciencia siempre tuvo estas extravagancias.
Al leer la primera parte del relato, creí que el protagonista acabaría siendo un ermitaño en la luna. Pero veo que no... aunque me pregunto ¿qué otra cosa se puede hacer en la luna además de foll...? :-O jejejeje!
ResponderEliminarEs un gusto leerte, Jimul, aunque tengo que reconocer que muchas veces se me hace difícil comprender tus textos, por eso no sé qué decir (y porque quiero disimular que me sacaron los sesos por la nariz) ;)
Bueno, he de decir que no eres la única. Pero en el fondo son textos muy realistas y contundentes. Tampoco hay que buscarles mucho doble sentido, de lo contrario SI que se te achicharrarán los SESOS... Besos...
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