Y en el Sexto día introdujo el personaje principal. Y la trama se complicó.
El guionista intentó cambiar el conflicto. La historia se desmoronó.
El director desapareció. Los actores tomaron el poder. La escenografía se convirtió en una fábrica de egos. La idea, en una moneda de cambio. El espacio escénico, en el gran mercado.
Y en el Séptimo día, el productor contempló su caótica inversión. Esperó el caos total.
(Apócrifo)
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Salud y fuerza
martes, 30 de marzo de 2010
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Qué bien retratas la cotidianidad amigo infernal.
ResponderEliminarExcelente mini.
ResponderEliminarAh, pues ya está bien porque la mayoría de ellos se auto-fagocitan, así que si espera el caos total, es que tiene algo de realismo y objetividad.
ResponderEliminarYa te digo...
Sotes