Sabía que estaba soñando, uno no se ve duplicado tantas veces sino en los más absurdos sueños.
Con la tranquilidad de poner punto final en cuanto lo deseara, Juliana observaba las réplicas de sí misma multiplicadas hasta el infinito por esos extraños espejos que ahora conformaban el laberinto de su vida.
A la derecha estaba su cuerpo pero con una imagen más sofisticada, lucía una bufanda y un gorro de lana; a su lado, otra Juliana más deportiva e informal, luego otra luciendo una imagen infantil, más allá otra de aspecto recio, superpuesta a ésta, una Juliana intelectual. Las imágenes se intercambiaban lentamente, se acercaban a su rostro, le susurraban palabras en un lenguaje desconocido para la soñadora, pero no la inquietaban, al contrario, ella deseaba continuar eternamente en ese sueño, ella quería conocer todas las Julianas que podría llegar a ser, pero, dejándose llevar por un mal impulso rompió todos los espejos...
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Salud y fuerza
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Como lo prometido es deuda, ahí queda mi contribución. Espero que les guste.
ResponderEliminarTiene un puntazo muy inquietante, como todos los textos de mi socia. Eso sí, con un toque glamuroso no exento de una rutina temible. Me encantó.
ResponderEliminarSí, es cierto. Uno tiene o ha tenido mil caras distintas en tantos años de lluvias y vientos. A veces es difícil reconocerse y dan ganas de romper los espejos. Siempre es un misterio el ser el mismo y distinto con el paso del tiempo.
ResponderEliminarPiedra
Sí, es cierto. Uno tiene o ha tenido mil caras distintas después de tantas lluvias y vientos.
ResponderEliminarA veces es difícil reconocerse y dan ganas de romper los espejos.
Parece un misterio el ser distinto y el mismo a pesar del tiempo.
Piedra
Los espejos sólo son testigos: son las circunstancias las que se encargan de cambiarnos la careta a cada paso. Interiormente, como nadie lo ve, todo sigue igual, pero con la procesión por dentro, como se suele decir.
ResponderEliminarSiempre das en el blanco, Galdys.
Me gustó mucho este texto, Gladys, el impulso final de romper todos los espejos a pesar de que le hubiera gustado conocer qué había en cada uno de ellos. A veces hacemos eso, tal vez por miedo a que finalmente no nos guste lo que vemos.
ResponderEliminarMuy Oscar Wilde tus laberintos, Gladys.
ResponderEliminarMe sugieres muchas imágenes que no tendrían nada que ver con la multiplicación de rostros ni de actitudes. Si hago alguna y la subo a tu mini... jejeje ¿me dejarás?
"Todo hombre mata aquello que ama. Unos lo hacen con una mirada cruel; otros con una palabra halagadora. El cobarde lo hace con un beso; el valiente, con un cuchillo."
O. Wilde
:-)
Claro que si Enfero, sería una gran alegría.
ResponderEliminarY este texto de Wilde me encanta, de dónde lo sacaste? Me gustaría leerlo si es más extenso.
La imaginación nos lleva a ver muchas veces lo que no vemos. Pero sucede que también a veces no reconocemos lo que el espejo nos está mostrando. Excelente.
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