Un nuevo miembro ha decidido unirse al selecto Club de Cómicos de la Legua, por imposición vital. El territorio de Ninguna Parte comienza a tener un explendor jamás imaginado por ninguna gran productora terrestre. En Disney están intentando invocar a los espíritus de este lugar, pero han fracasado estrepitosamente. Aunque en sus invocaciones ha salido de vez en cuando un sonido inexplicable e intraducible emitido por un tipo con una voz aguardentosa y socarrona: Vivan las Mujeres y el Real Madrid y luego una estruendosa carcajada. Mientras, en Iberia, todos recuerdan la imagen de un españolito típico con mirada pícara y costumbres aún más clásicas que supo compatibilizar el Cine, las Señoras y el Fútbol sin ningún tipo de complejos. Así era Juanito Navarro, un entrañable cómico que siempre supo dónde estaba su lugar, menos hoy que La Parca se empeñó en cambiarle de ubicación. Una estrella más en el firmamento, un actor menos en la Tierra.
Descanse en paz, me entristeció oír la noticia esta mañana.
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