Merlín

Sucedió en un choque mentafísico -golpe entre dos cabezas- su inconsciente vagó por el tiempo teletransportándose a otros tiempos, hallándose entre otras gentes, en un cuerpo extraño. Su caminar se había vuelto más esbelto, elegante y ágil, su capacidad de oler se había vuelto infinita. No sabía qué ocurría hasta que pasó por un espejo y se vio reflejado: se había convertido en un felino negro, o como diría el resto de los humanos -un vulgar gato- Y allí andaba exhibiéndose con su grácil movimiento por todos los lugares de aquella casa, un tanto extraña, marcando su territorio. Una voz lo sacó de su observación:
Merlín, dónde te habías metido. Te había buscado por todas las partes. Mira que eres trasto, Anda ven acá.
De pronto estuvo entre los brazos de una bellísima dama, vestida con una túnica sencilla y elegante que insinuaba sugerentemente su condición femenina. Los dos fueron hasta un habitáculo secreto, dentro del dormitorio, camuflado en un armario. Allí se encontró un laboratorio de física muy primario, libros y documentación confidencial acerca de nombres de la alta aristocracia e incluso de la realeza.
No te puedes ir de esta forma, recuerda que hoy tenemos una reunión muy importante en el Castillo con nuestro Rey. Se decide nada más y nada menos que la continuación del Reinado de Arturo.
Cariño, ¿estás bien? Poco a poco volvía a abrir los ojos, y allí vio a una mujer que le acariciaba la mejilla con mucho amor y preocupación. Te lo he dicho, esas bromas tuyas te van a dar un gran disgusto.
Merlín... Era... Un... Gato...
Ssssssssssssssshhhhhhhh... Descansa, mañana ya me lo contarás todo.
Ppppe...
Ssssshhh. Mañana, cariño, mañana.