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Salud y fuerza

jueves, 15 de diciembre de 2011

Amor gigante.








 Ella está en África, en el norte, en Ceuta, esperando tumbada a su gran amor. Él está en el sur de Europa, en Málaga, yace tranquilo,también esperando el anhelado encuentro con su amada.
¿Y si están vivos? Su tiempo sería otro, una vida nuestra no alcanzaría para ver un minuto suyo.
Son tan grandes, tan majestuosos, que no podemos sino sentirnos insignificantes hormiguitas caminando por sus laderas.¿Serán dioses? o ¿simples mortales a los que una maldición les alcanzó convirtiendolos en montañas, petrificándolos y engrandeciéndolos ?
Son bellos, por eso me inclino a creer que eran dos amantes, con un amor prohibido que provocó la ira de los dioses, la envidia de los poderosos, el odio de los necios.

Pero el amor siempre deja rastro, se niega a desaparecer, por eso son hermosas y al caminante que se adentra en ellas le susurran al oido bellos sones, parece el viento, pero es su voz, sus voces.

Ella está en África, en el norte, él está en el sur de Europa, yacen tranquilos.
 María Teresa Cobos Urbano.

7 comentarios:

  1. Triste destino mortal que nos condena a vivir separados eternamente por una franja de agua salada.
    Precioso Pitufa!!!!!!
    Gracias por permitirme empezar el día con historias así.

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  2. Sabes que durante milenios, hasta el final del messinensis, estuvieron unidos y procrearon bellezas sin cuento.

    Expresiones
    Piedra

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  3. Pequeña aclaración.
    El Messinensis fue el periodo en que se secó el Mediterraneo por estar cerrado el estrecho de Gibraltar,después una gran cascada lo fue rellenando y nos quedamos en orillas diferentes.

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  4. ¡Pitufa! Me has recordado a Zorrilla en este poema que me recitaba mi madre de pequeña (ella es sevillana):

    CORRIENDO VAN POR LA VEGA

    Corriendo van por la vega
    a las puertas de Granada
    hasta cuarenta gomeles
    y el capitán que los manda.
    Al entrar en la ciudad,
    parando su yegua blanca,
    le dijo éste a una mujer
    que entre sus brazos lloraba:
    «Enjuga el llanto, cristiana
    no me atormentes así,
    que tengo yo, mi sultana,
    un nuevo Edén para ti.
    Tengo un palacio en Granada,
    tengo jardines y flores,
    tengo una fuente dorada
    con más de cien surtidores,
    y en la vega del Genil
    tengo parda fortaleza,
    que será reina entre mil
    cuando encierre tu belleza.
    Y sobre toda una orilla
    extiendo mi señorío;
    ni en Córdoba ni en Sevilla
    hay un parque como el mio.
    Allí la altiva palmera
    y el encendido granado,
    junto a la frondosa higuera,
    cubren el valle y collado.
    Allí el robusto nogal,
    allí el nópalo amarillo,
    allí el sombrío moral
    crecen al pie del castillo.
    Y olmos tengo en mi alameda
    que hasta el cielo se levantan
    y en redes de plata y seda
    tengo pájaros que cantan.
    Y tú mi sultana eres,
    que desiertos mis salones
    están, mi harén sin mujeres,
    mis oídos sin canciones.
    Yo te daré terciopelos
    y perfumes orientales;
    de Grecia te traeré velos
    y de Cachemira chales.
    Y te dará blancas plumas
    para que adornes tu frente,
    más blanca que las espumas
    de nuestros mares de Oriente.
    Y perlas para el cabello,
    y baños para el calor,
    y collares para el cuello;
    para los labios... ¡amor!»
    «¿Qué me valen tus riquezas
    -respondióle la cristiana-,
    si me quitas a mi padre,
    mis amigos y mis damas?
    Vuélveme, vuélveme, moro
    a mi padre y a mi patria,
    que mis torres de León
    valen más que tu Granada.»
    Escuchóla en paz el moro,
    y manoseando su barba,
    dijo como quien medita,
    en la mejilla una lágrima:
    «Si tus castillos mejores
    que nuestros jardines son,
    y son más bellas tus flores,
    por ser tuyas, en León,
    y tú diste tus amores
    a alguno de tus guerreros,
    hurí del Edén, no llores;
    vete con tus caballeros.»
    Y dándole su caballo
    y la mitad de su guardia,
    el capitán de los moros
    volvió en silencio la espalda.

    Y es que Andalucía entera, enamora. Yo sé que hay enfrentamientos entre la oriental y la occidental -más o menos-, pero lo cierto es que desde fuera de Andalucía, todo lo de allí tiene duende, como el texto que nos traes, que es más un poema que prosa. Me gusta mirarte, pitufilla. No te escapes nunca.

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  5. Gladys todos los dioses eran unos envidiosos, je,je. Un beso guapa, ¡sigue escribiendo!.

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  6. Miguel, lo del Messinensis me encanta y lo de la Pangea también.Un besillo geólogo.

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  7. Mi padre era granadino,Buha,y también me la hizo aprender, el tiene la culpa de mi vicio con las rimas, pero la acababa de otra manera:
    «Si tus castillos mejores
    que nuestros jardines son,
    y son más bellas tus flores,
    por ser tuyas, en León,
    y tú diste tus amores
    a alguno de tus guerreros,
    hurí del Edén, no llores;
    yo te daré caramelos.
    Un beso encarulao.

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