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Salud y fuerza

lunes, 12 de diciembre de 2011

IR EN BUSCA DE UN TESORO




En esa cárcel, en ese calabozo de paredes ruinosas, cubiertas de moho y plagado de alimañas, donde un foco de luz en el pasillo lo mantenía en una eterna penumbra, se amontonaban como racimos de uvas, los presos cuyo único delito había sido el ser disidentes del régimen dictatorial reinante en su país. Hacinados en ese cubo de cemento, estaban reducidos a condiciones de esclavitud, que sistemáticamente los iba convirtiendo en seres despersonalizados, quebrantados física y mentalmente, carentes de voluntad y sentimientos, los mas débiles habían llegado a adquirir el llamado Síndrome de Estocolmo, demasiado cercano a la locura, justificar inconcientemente a sus carceleros y verdugos.
De los 15 hombres que habían llegado a esa celda, quedaban solo 10 despojos de lo que alguna vez fueron, los restantes fueron retirados, arrastrados ya sin vida ante la mirada obnubilada de sus compañeros, incapaces de experimentar aflicción o compasión.
Uno de ellos, Alfredo, a pocos días de su encierro ya había tomado cabal conciencia de lo que ese destino le depararía y tomó la firme decisión de no dejarse vencer, recurrió a su imaginación, relajaba su cuerpo maltrecho, cerraba sus ojos y se dirigía hacia el sol naciente, a lo lejos estaba el mar y sus pies corrían hasta sentir la tibia arena, subía a los médanos, mas allá estaban las olas rompiendo furiosas contra las rocas, en la playa se internaba en el agua, observaba el vuelo de las gaviotas planeando sobre la inmensidad de ese cielo, cuyo color cambiaba según el capricho de su ensoñación.
Una mañana al ver sucumbir a otro de los desdichados y sentir un nudo en su garganta, cambió su estrategia, ya no usaría su imaginación para evadirse de la realidad, lo haría para encontrar la mejor forma de ir en busca de un tesoro, el más valioso y preciado de todos ¡la libertad!, prefería morir en el intento antes que renunciar a ella perdiendo lo único que le quedaba, un poco de dignidad.
Era una cárcel de alta seguridad, Alfredo no lo logró, ya frente al pelotón de fusilamiento, vendados sus ojos, pudo ver el arco iris, corrió hacia el lugar donde éste terminaba y halló su tesoro al tiempo que las armas escupían fuego.

6 comentarios:

  1. Felicitaciones Mabel!!!!!
    Muy bien narrado y excelente metáfora de vida.

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  2. Crudo y real, como por desgracia ha sido y aún sigue siendo en muchos lugares.
    ¿Para cuando el desmantelamiento de Guantánamo?
    Expresiones
    Piedra

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  3. Mabel, me has impresionado con este relato, me encantó tu escritura, tu modo de narrar y tu forma de meternos a los que leemos en la historia.
    Cruda y real, terrible, y pensar que esto pasa, que pasa en muchos sitios del mundo...


    un abrazo.

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  4. Muy bueno, está muy bien narrado, tarta de arándanos pa ti.

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  5. Ay Piedra lo de Guantánamo parece la historia interminable. Tantas promesas y al final todo queda igual. Es que el imperio es eterno, no importa quien se siente en el trono.

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  6. Gracias querid@s amig@s, si es lamentable que cosas así sigan ocurriendo.
    Muy rica la tarta de Arándanos, aquí van unos
    cafés.
    Besos a tod@s.

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