Dijo el jefe: dale un piquito en la boca, que es lo que le gusta. Y él sonrió, y descendió un poquito (ella es alta pero no tanto cómo él) y pegó sus labios a los de ella.
Y ahí siguen, en la puerta, pegados, congelados en el abrazo, ardiendo por dentro, besándose como si se acabara el mundo
Quien quiera participar activamente y subir textos o abrir foros de debate, no tiene más que escribir un comentario en el foro con su correo electrónico y se le darán privilegios para postear.
Salud y fuerza
domingo, 26 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Marae!
ResponderEliminarPues si es tu primer intento de microrrelato, te ha salido muy bien porque has logrado imágenes para recrear toda una sensación y un instante que podría ser eterno.
Me gusta eso de "congelados en el abrazo, ardiendo por dentro". Bonita paradoja.
Un abrazote levantino
De acuerdo con Enfero , una buena fotografía de un instante .
ResponderEliminarEnhorabuena
jeje, muchas gracias...
ResponderEliminarahora sólo me faltan 2 cosas...
que se haga realidad (jaja) y escribir otro microrrelato (jajajaja)
El jefe la conocía bien. Mola
ResponderEliminarahahá... y eso es cumplir órdenes, hmmmmmm
ResponderEliminarMuy intenso, Marae, la imagen está muy lograda, aunque no sé si comprendo exactamente qué pasó, me preguto si se convirtieron en estatuas?
ResponderEliminarEnhorabuena si es el primer microrrelato, te ha salido muy bien, muy "galeánico".
ResponderEliminarUn saludo.
Marae, qué buena mini, sube más, sube más, anda.
ResponderEliminarbesos :)
Jajaja (tened en cuenta que son las 630)
ResponderEliminarEspuma, orden cumplida.
Enfero, ni cuenta me había dado de la paradoja.
Nofret, no sé lo que ocurrió después... te reto a que me lo cuentes, ;-)
Gato, no sé lo que es galeánico...
Cuídense!