A los cuatro años su madre lo supo con toda certeza. Este negrito tendrá hambre toda su vida y se dio la vuelta para que aquellos ojitos no la vieran llorar.
Ahora de su hijo sólo le queda un recorte de periódico clavado en la pared, con la foto de su hijo muerto en el naufragio de la patera, sin embargo no ha perdido la costumbre de darle la espalda para que no la vea llorar.
Gladys
Gracias amigo infernal. Qué haría yo in ti?
ResponderEliminarGladys
Que triste, que cierto, qué amargo... y todo por creer que en Europa vivimos todos como si fuéramos jugadores del Real Madrid...
ResponderEliminarHermoso retrato de la mujer africana.
Lo de ser madre es una impronta que nada lo disuelve y mucho menos la partida del hijo, oscura realidad para tan bellas palabras.
ResponderEliminarMe encantó este mini, Gladys, tanta fuerza en pocas palabras.
ResponderEliminarAunque ya conocía el texto, me sigue impresionando en la crudeza de su sensillez. Todo un hallazgo.
ResponderEliminarTodos los apoyos son pocos en la lucha por un mundo un poco más solidario.
Piedra
Dolorosamente cierto, pudorosamente bello, y es tan verdad.
ResponderEliminarBesos, Gladys.
-chus-
Esta mujer tiene una puntería que es mejor no ponerse a tiro. Es mejor que se dedique a escribir, si fuera tiradora con armas, estaría en el Ejército pegando tiros como descosida... Vamos que tal y tal y tal...
ResponderEliminarHola amigos, gracias por sus palabras y gracias Enfero por este sitio tan maravilloso. Que suerte tenemos de disfrutar de tantas casas tan lindas. Somos unos privilegiados.
ResponderEliminarGladys
PD. Voy a ver como entro sin tener que llamarme anónimo, jejeje