Los años chorrean sus días
y los charcos de velados pasados empañan sus ojos
apenas un horizonte le separa del límite de la vida
y se aferra a ella asido al bastón de los nuevos amaneceres
sabiendo que pocos soles calentarán su espalda corvada
vil vejez que se adueña de los huesos
tornando frágil la memoria
volviendo la piel translúcida
y opaca la mirada
años goteantes de vida efímera
que alcanzan su colofón
cuando el sol oscurece sus rayos.
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Salud y fuerza
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Muy triste, y más para los que sabemos que ya pocos soles nos han de calentar. Ánimo, a ver si sale una oda a la vida. Expresiones
ResponderEliminarPiedra
White, muy precisa reflexión poética.
ResponderEliminarEs la verdad, lo inexorable.
Y, Miguel, no hay por qué verlo triste; la cadena tiene que continuar, hay que dejar paso a los que vienen... así nos lo dejaron a nosotros y la brevedad de la vida es lo que la hace bella.
Un besito a los dos
Precioso, White, me ha encantado. Y me llegó profundo.
ResponderEliminar"...vil vejez que se adueña de los huesos
ResponderEliminartornando frágil la memoria
volviendo la piel translúcida
y opaca la mirada..."
Me gusta todo el poema, con toda su tristeza calmada, pero en especial me gustan esos cuatro versos. Un placer leerte, White, como siempre.
Besos