En días, el campo floreció y una luz nueva nos trajo promesas de primavera.
Los montes de Málaga, que florecen en enero, este año de nieves, lo han hecho en febrero. El milagro se ha producido de repente, de un día para otro los almendros se abrieron en multitud de flores, unas tan blancas como la nieve y otras rosadas como las mejillas de las enamoradas, cubriendo las laderas de color, sobre el verde de la hierba reciente.
Cada año nos sorprende la floracíón del almendro. Son antiguos cultivos, hoy abandonados por su nula rentabilidad y siempre nos preguntamos si será el último invierno en que los veremos anunciando la primavera malagueña, pero el milagro se produce y los montes de Málaga se llenan de luz a pesar de que nadie recogerá el fruto de tanta flor.
Texto y fotografía de Piedra
Parece el valle del Jerte con sus cerezos, Piedra. Qué bonito y qué sorprendente es la naturaleza. Campos que se cuidan a rabiar y no van cara al aire y otros que están dejados de la mano de dios, bellos como nubes. Es para pensarlo.
ResponderEliminarUn abracito desde Levante