No sabemos si ha sido por la luna mora, o es un disfraz para los carnavales, animando a los vecinos para que salgan a la calle, lo cierto es que en días, la ventana se cubrió de guirnaldas naranjas, anunciando la primavera cercana.
Una primavera plena de flores, como en otras épocas de lluvias tranquilas, caladeras, al igual este invierno de aguas durante semanas enteras.
Sï es cierto que, entre azules, verdes y naranjas, vive la niña rubia, la de las trenzas largas.
¡Qué pena de reja negra!
Si no fuese por los hierros, me acercaría al alféizar de la ventana a contarle a la niña mis sueños de un mundo sin rejas, donde la flores fuesen suficiente para poder mirar tranquila a las gentes que pasan.
Fotografía y texto de Piedra
¡Un mundo sin rejas!
ResponderEliminarQué lejano queda ese clima de cercanía y despreocupación, esa tranquilidad por defender lo que realmente no es nuestro.
La propiedad privada no existe pero nos la vendieron...
Un besito, Miguel, Piedra
Qué pena de reja negra, rejas por doquier, como si uno estuviese en la cárcel estando en tu propia casa. Sí, Piedra, es la verdad de hoy.
ResponderEliminarPreciosa imagen y hermosas palabras...
un beso enorme.