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Salud y fuerza

viernes, 27 de abril de 2012

Ardides parejos R a b V L p O i Z s Ñ

La avaricia rompe el saco: La primera A, aún señera, es liviana pero cuando se agrega la V, su gemela, la siguiente A, y la R, el saco se dobla soliviantado; al introducir la I, apenas se nota, pues es espigada y flacucha. La C, es hueca y parco influye en la tara; la sucesiva I, sigue siendo tan delgada como la primera pero la carga está ya muy acrecentada; el saco jadea, quebrantado, y cuando por fin irrumpe la A postrera, alborozada de encontrase con sus hermanas, el costal se repliega amenazador y, atiborrado, revienta. Supongamos: La AVARICIA, se desparrama. Las trillizas Aes, desintegradas, la V, deshecha, la R partida en dos, las enjutas hermanas Ies, magulladas, y la C, hecha añicos. Mejor meter el afán, el ansia o la avidez que pesan menos y no se altera el producto.

jueves, 26 de abril de 2012

Hay amores



           Era una noche feliz, de esas en que los tópicos vuelan por los aires y se hacen trizas contra el piso.

            Ella bailaba en la calle, en las aceras, sobre las estrellas, aunque - no nos hagamos los locos - ella bailaba en una discoteca.

            ¿A qué se debía tanta expectación?

            A que unas horas antes se habían vuelto a reunir todos los amores: los sexuales, los filiales, amigables, fieros, tontos, salvajes, tímidos, atrevidos, inocentes, platónicos, infantiles, el de Electra, el de Edipo, Romeo y Julieta… todos a una en medio de la calle, abrazándose con fuerza, desgarrando gargantas y con los ojos bien cerrados. Así acabaron en la disco.

            Los amores revoloteaban alrededor del amor mayor, todos querían tocarlo, rozarlo aunque fuera con la punta de sus dedos.

            A él le gustaba esa atracción, sonreía de lejos, les concedía el poder de sentir a través de esa sonrisa que orbitaba sobre los amores satélite, pequeños, exultantes, húmedos.

            Unos de los no amor desaparecieron o huyeron de la pista, mientras que los sí amores se quedaban en medio girando sin parar, con los ojos desorbitados al tiempo que la música también desaparecía lentamente. Los amores traviesos se tomaron la pista y empezaron a quitarse las ataduras al ritmo de sus caderas; movimientos alados, manos evanescentes, cabezas ondeantes y caderas desmadejadas…todavía hay amores así.

miércoles, 25 de abril de 2012

Mini cuentos de refranes

Randas, truhanes y lucrados
—Sí, ya sé, quién roba a un ladrón tiene cien años de perdón, y don Froilán, según dicen es un manilargo, que si no ¿cómo ha llegado a ser tan rico?, que ya sabrá usted, don Pablo, que cuando el río suena, agua lleva pero, claro, la conciencia me punzaba y vine a contárselo porque lo mismo soy yo el que está errado; ya sabe, se cree el ladrón que todos son de su condición, no obstante, yo antes no sisaba ni una cerilla pero me junté con mala gente y ya sabe, dime con quién andas y te diré quién eres, en fin, que como digo fui yo quién robó a don Froilan las ovejas y los dos potrillos, pero ya es que la miseria me tiene atosigado, mis hijos no comen..., la gente nada sabe de mis desgracias, ya ve, cada altar tiene su cruz... —Bueno hijo, no puede uno estar a Dios rogando y con el mazo dando, aunque don Froilán tenía que haber tenido más cuidado, el que quita la ocasión, evita al ladrón. Tu penitencia será: donar a la iglesia la mitad de lo que robaste, como escarmiento. Si quisiste al perro acepta las pulgas, y no sigas por el mal camino hijo mío, siembra buenas obras y recogerás frutos de sobras. Cuando salgas de la iglesia hazme una obra caritativa, una buena acción es la mejor oración.
Dudas razonables
—Caballo que con tres años ve a una yegua y no relincha, o no le gusta la yegua o tiene prieta la cincha. — ¿Y si la cincha está aflojada? —En tal caso ha de ser porque la jaca es malcarada. — ¿Y si la yegua es muy bella? —Entonces, el alazán es capón; no le conmueven pasiones ni gusta de los deleites que emocionan al varón. — ¿Y si el caballo es vigoroso y no carece de ardor? —Puede que sea impúber o cegato. Acaso no puede ventear y no advierte el celo que tan tentador para otros rocinantes ha de ser. —No es ciego el palafrén, que vista tiene muy clara. —Entonces, y como última conclusión, prefiera el rocín otro de sus mismas dotes; que disfrute de testes y de bigotes. —Pues andáis desacertado, ni atinasteis al principio ni a la postrera vez; el animal no relincha porque sufre de mudez.

lunes, 23 de abril de 2012

. Nerja

Cuando tenga un momento sólo para mí,
me iré deprisa al mar, 
a la playa del Salón y allí,
en las recónditas rocas de poniente, 
fronteras de la Torrecilla,
te mostraré donde tengo 
guardados mis tesoros: 
Mi caja de Pandora 
con cuatro vientos disponibles, 
mi arqueta de marfil 
con mis preciosas conchas nacaradas, 
mi hermoso y verde pardo collar de algas, 
aquella enorme caracola 
que me susurra nanas y arrullos, 
la espuma de las olas al romper 
entre tus pies delcazos 
formando caprichosos zapatos de vaivén 
y tus huellas en la arena…

Cuando era niña, en esa playa, mi madre me decía:
- Mira lo que cuesta apretar para formar la huella en la arena 
y lo poco que tarda la ola  en borrarla. 
-La tuya dura más, le respondía.
-Porque soy más pesada, pero también el agua se la lleva y nada queda…

Cuando tenga ese rato para mí, mi amor, 
te llevaré a esa playa y te diré al oído que no es cierto,
que las marcas de los pies en la arena se vayan, 
son los pies  mortales,
el hueco permanece a la espera que alguien lo descubra,
que alguien lo comprenda; 
unos pies se ausentan, otros dejan huella.
Y si en ese rato nos sorprende la noche, 
que sea en luna llena, 
verás el camino que al África lleva, 
sendero de plata, que no tiene vuelta. 
Por él se ha marchado mi infancia completa, 
mi tesoro queda:
mi caja de vientos, 
mi arqueta de conchas, 
mi collar de algas, 
mi arrullo de espuma y mi caracola.
¿Quedarán tus huellas?
Mª Teresa Cobos Urbano Texto.

Nerja today foto.

jueves, 12 de abril de 2012

Inacabable


Te amo.

Adoro tu pelo negro, tus labios, tus ojos brunos...

Continúo canturreándote aquellas tonadillas al oído suavemente cuando, dormida, te agitas por algún sueño nefasto. Despiertas entonces y abres mucho los ojos, no sabes que te observo, das la vuelta en la cama y suspiras. Duerme amor —te susurro, aunque sé que no me oyes—, yo velaré tu sueño.

Ayer estuve contemplándote cuando te bañabas; no pude dejar de sentir la nostalgia de aquellos días en que me llamabas para que te frotara la espalda. Eso decías, con aquella, tu particular y pícara mirada, mientras reías alborozada.

Yo acudía a ti, ávido de tu cuerpo, sediento de tus labios. Tu cuerpo mojado me recibía ansioso, tus manos codiciosas acariciaban todos los recodos de mi cuerpo...
Hemos vuelto a tocar el cielo cariño, —me decías después, desfallecida de amor entre mis brazos, henchida de mí y satisfecha.

Ahora ya no siento deseo pero aquel amor que te tuve ha crecido, más fuerte, más inmenso... Ahora sé que si mueres amando, ese amor crece desmedidamente, se fortalece y se incrementa, erigiéndose tan grandioso y espléndido como el infinito. Portentoso y hermosísimo, disímil a los apetitos físicos, impoluto y armonioso.

Mas, ¡cómo desearía sentir de nuevo tu piel, amor!, el roce de tu cuerpo, la tersura de tus labios, el latido de tu corazón en mi pecho...

Por las mañanas te desperezas y te miras al espejo, antes también lo hacías y yo te abrazaba por detrás, respirando el aroma de tu pelo. Ahora sigo aspirándote; tú crees que es una corriente de aire, miras si las ventanas están cerradas cuando tu cabello se agita movido por mi hálito; no puedes imaginar que yo estoy a tu lado.

Hago todo lo que puedo para que notes mi presencia pero tú, que decías amarme tanto, no eres capaz de presentirme.

Ahora podré comunicarte que sigo existiendo, que sigo a tu lado.

He aprendido a pulsar las teclas del ordenador, me ha costado mucho pero lo he logrado y he escrito esta nota para ti. Espero que aceptes que soy yo, tu marido. Mañana la leerás; estaré observándote.

Sabré entonces si deseas mi presencia o no. Si has olvidado nuestro amor, me iré para siempre. Entenderé que prefieres a ese hombre que te visita cada noche; él puede amarte con el cuerpo, yo sólo con el alma, ¡pero es tan excelso este amor, tan prodigioso y magno!

No podría explicarte el gozo tan sublime que es amarte así; la ternura se ha hecho infinita, todo es amor, no cabe en mi esencia nada más... No existen las emociones adversas en ninguna de sus formas, sólo existes tú y mi excelsa afección. Mi única zozobra es este aislamiento amargo y vacío.

No imaginas cariño mío, la tremenda soledad que siento sin ti. No te figuras la magnitud de mis sentimientos.

No sabes, amor mío, la armonía que me inunda...

martes, 10 de abril de 2012

Paisajes de mi pueblo. Moral de Sayago Zamora España.

                                                  Debajo de toda esa niebla está el río Duero.

Una de la ribera de mi pueblo.
"Molino de la Resbaladera.
Desembocadura del Río Duero.

                                                 



sábado, 7 de abril de 2012

Ayyyyyy

Queridos amigos, siento ser una pesada ¡mirad lo que he encontrado!
Esto fue el año pasado o el anterior, cuando Luis Mi, Jimulete y yo nos vimos en persona tras 10 u 11 años de ciberamistad, que aunque no lo creáis, es el tiempo que nos conocemos prácticamente todos nosotros.

Tengo que deciros que no me encuentro muy favorecida, pero que esta foto me ha parecido especialmente bonita e ilustrativa de este andurrial que somos.

Gracias, gracias, gracias por estar ahí a todos vosotros ¡viva la amistad!

viernes, 6 de abril de 2012

Me he puesto el antifaz


Ya se que se van a reír de mi, pero hace un mes que me puse el antifaz y parece que se ha pegado a mi cara de por vida!!!!!
Ahora en serio, estoy en un taller de teatro, aprendiendo mucho y feliz, aunque los nervios me destrocen el estómago.
Ya les contaré más detalles. Sólo quería compartir con ustedes mi experimento.

jueves, 5 de abril de 2012

Tropezar con los recuerdos




Decidió salir de casa, fue hasta el parking, miró un rato su viejo coche, abrió la puerta y se sentó, lo demás fue sucediendo sin que su voluntad interviniera.

Lo primero que hizo fue salir de la ciudad, le encantaba perderse, a veces, de sí misma y cuando tomaba con sus manos el volante se imagina como Thelma, Louise y Brad Pitt, por supuesto, en medio de una carretera sin murallas y sin punto final.

La mirada fija en el horizonte, en esa línea que por momentos se levantaba del piso y ondeaba ante sus ojos, como haciéndole la ola en homenaje a su atrevimiento y su libertad, el viento entraba por al ventana y jugaba con sus cabellos, se los enmarañaba, enredaba y esponjaba a su antojo y a ella no le importaba, al contrario, cada vez le gustaba más. En la radio su música, sus viejas y ridículas canciones de amor sin protagonista carnal, sus historias de amor y aventuras en el ancho mundo de su cerebro.

Sólo los solitarios son capaces de tanto mundo interior pensaba mientras repasaba la lista de las personas conocidas que tenían y vivían su mundo real, sus angustias, sus ocupaciones, comida que se quema en el horno y que hay que tirar a la basura mientras se piensa soluciones rápidas para alimentar a la familia.

Ella no sufría de esas angustias, sus miedos, sus temores eran mutantes demonios interiores que se creaban o deshacían en cuanto intuían el peligro de una voluntad recia. Y eso era lo que había perdido desde hace muchos años, la voluntad para crear una vida real y palpable, nunca supo en qué momento su mundo se volatilizó, su casa y sus pertenencias pasaron al mundo de la fantasía, su familia en dioses de la memoria y sus amigos en eternos compañeros de sueños. Esa era su vida, nadie s ella había impuesto, pero en esos momentos necesitaba encontrar el punto de fuga, entender porque el mundo se le escapó de las manos, pero su mente estaba tan llena de carretera, paisaje y movimiento, que nada lograba tomar forma corpórea.

El cansancio por fin llamó a la cordura, los ojos se cerraban ante la cinta de asfalto y decidió parar en una playa solitaria a descansar. Bajo del coche y sus pies no sabían qué hacer para caminar, deberían saltar al tiempo, avanzar uno y retroceder el otro, ir de frente, al lado o hacía atrás, no lo supo y su cuerpo perdió el equilibrio, cayo pesadamente sobre las piedras y rodó unos cuantos metros. Cuando por fin se detuvo, logró sentarse, sacudirse el polvo, y sus manos raspadas y sangrantes le parecían que eran unas manos de alguien diferente a ella. Intentó ponerse en pie y se fijo en una gran cicatriz que tenía en la rodilla, - estaba sangrando - la sangre salía de su cuerpo y con ella salieron los niños de su infancia en la calle cerca a su casa donde se había caído cuando tenía ocho años y vivía de puños con los amigos y de gritos en la calle. Era hora de volver a golpear a los amigos y de gritarles cuánta falta le hacían.