Quien quiera participar activamente y subir textos o abrir foros de debate, no tiene más que escribir un comentario en el foro con su correo electrónico y se le darán privilegios para postear.
Salud y fuerza

jueves, 30 de septiembre de 2010

Parada de autobús



Ricardo salió del cementerio sintiendo que ya no era sincero. Veinte años de felicidad ya no pesaban en su alma, quizás por eso mismo su felicidad había sido completa. ¿Quién lo diría? Evocó el rostro de Angela. No sabía si por los ojos del amor o por los de la muerte, todavía la recordaba bella, joven y alegre. Sabía que se engañaba. Angela había muerto a los cincuenta, él tenía sesenta.
Con sesenta años muchos empiezan una nueva vida. Él no quería empezar nada, ya había hecho lo que le gustaba. Empezó a caminar en dirección a la parada de autobús y fue enumerando las cosas que había hecho, sopesando la pasión o indiferencia con que las había abordado. Se vio reflejado en la vitrina y se gustó. ¡Vamos! aún era atractivo. Por el reflejo del cristal vio venir el autobús y apresuradamente le hizo una señal, aunque sabía que era innecesaria, no era en realidad su ruta y el vehículo pasó de largo. Un hombre de mediana edad que montaba en bicicleta y esperaba en el paso de cebra le respondió el saludo.
Ricardo se avergonzó. Quiso disculparse con el hombre, intentó aclararle que él no lo saludaba y que su seña se debía a que había creído que ese era su autobús. El hombre de la bicicleta le gritó algo y se alejó. Ricardo se sentía fatal. debía aclararle el mal entendido a ese hombre, no fuera a pensar que él era uno de esos desocupados que les gusta hacer tonterías con su tiempo libre, o alguien que simplemente ha perdido el seso.
Empezó a correr detrás de la bicicleta en silencio. No quería dar voces. Debía seguirlo y en cuanto parara le aclararía la confusión.
Agobiado y sintiendo que el corazón se le iba a estallar, Ricardo intentaba seguir al hombre de la bicicleta sin conseguirlo, con los puños apretados advirtió que la distancia entre el ciclista y él se hacía cada vez más amplia. Finalmente se quedó parado en medio de la calle intentando recuperar el aliento mientras la silueta del ciclista se perdía en la esquina de la calle 33.
Volvió sobre sus pasos y al hacerlo sentía que iba devorando los momentos previos a su presente inmediato. Era como si la falta de oxigeno que le obligaba a abrir la boca exageradamente se hubiera convertido en el agujero de una aspiradora que absorbía los instantes vividos. Intentó cerrar la boca. No podía dejar que se tragara su vida entera, sus amores, su experiencia, sus amigos, sus recuerdos y a Angela. Se llevó las manos a la boca y corrió de regreso hasta llegar a la parada donde había empezado todo, volvió a mirarse al espejo y el vehículo equivocado también se detuvo, ya empezaba a respirar tranquilo, seguro de que su vida era suya y ni él mismo podía tragársela, sin embargo, en un descuido de sus propios sentimientos, volvió a levantar la mano para detener el autobús y el ciclista que esperaba en el paso de cebra le respondió el saludo…

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Interés General

(A Sofía con toda mi incorrección)

A un lado tenía el encargado de Personal como piquete, del otro, el Despacho del Jefe. Frente a él problemas de personas que debía solucionar. Obvió el enfrentamiento y siguió con sus papeles.
El día siguiente llegó. El encargado lo llamó al despacho del jefe. Lo despedieron por ser ineficaz en el trabajo. Los caprichos de unos pocos, siguieron prevaleciendo sobre el interés general, una vez más.

martes, 28 de septiembre de 2010

Bolos.




Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

La mitad del Parlamento se quedó mudo. La otra mitad, manco. Los leones por primera vez jugaron a los bolos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

La Sentencia

Cuentan que, en la Edad Media , un hombre fue injustamente acusado de asesinar a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona influyente y por eso buscaron a un "chivo expiatorio" para encubrir al verdadero culpable.
El hombre fue llevado a juicio, conociendo que tendría poca oportunidad de escapar al veredicto: ¡ LA HORCA !

El Juez, también cómplice, cuidó de que pareciera un juicio justo y le dijo al acusado:
- "Conociendo tu fama de hombre devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino.
Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente. Tu escogerás uno de ellos y será la mano de Dios la que decida tu destino"
Por supuesto, el juez corrupto había preparado dos papeles con la misma leyenda:
"CULPABLE"
y la pobre víctima se dio cuenta que era una trampa.
No había escapatoria.
El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados.

¿Qué piensas que hizo?
¿Tú que harías? ¿Intentar huir? ¿Resignarte a ese fatal destino?
No sigas bajando para ver qué hizo él, y piénsalo un momento.
¿Encontraste una solución?
Baja ya y mira qué es lo que hizo aquel hombre inteligente
El hombre inspiró profundamente,
quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados pensando,
y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse,
abrió los ojos y con una extraña sonrisa,
escogió y agarró uno de los papeles y,
llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon airadamente.
- "Pero... ¿qué hizo?... ¿Y ahora?... ¿Cómo vamos a saber el veredicto?"
- "Es muy sencillo" respondió el acusado, "Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos qué decía el que yo escogí"
Con rezongos y disgustos mal disimulados, tuvieron que liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.
*Moraleja: *

Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida ni de luchar hasta el último momento.

¡¡¡ SÉ CREATIVO !!!
CUANDO TODO PAREZCA PERDIDO, USA LA IMAGINACIÓN.

En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento.

Albert Einstein

viernes, 24 de septiembre de 2010

Snuff

La amaba…
Pero el amor le producía demasiado dolor…
El amor la ahogaba en sus más ocultas pesadillas.
Le hacía enloquecer, odiarse a si misma…
Querer destrozarlo todo, borrar su propio reflejo.

Por amar aquello que estaba prohibido.
Aquello por lo que jamás debió sentir nada.

Pero el corazón es muy caprichoso.
Y no elige pensando en coherencia…

Cuando la vio salir a la calle,
cogiendo la mano de su marido,
mirando como sus miradas cómplices cruzaban palabras
y sus risas inocentes destrozaban su alma.

Sintió el frío acero en su piel…
Y con lágrimas en los ojos,
lo hundió en su pecho…

Después solo sangre….

Inspirado en Snuff de Slipknot

Autora: Kel Báthory

Foto: Enfero Carulo

Dedicado a Jimul

Arremójate la Tripa...

(Labordeta a tope)


Arremójate la tripa
que ya viene la calor
que luego, en el mes de agosto,
no suelta el agua ni Dios.

Evaristo el cuchillero
se ha comprado ahora un camión
y pasando el puente en Fraga
desde arriba lo midió.

Los hijos de la María
se han marchado a Nueva York,
uno trabaja de negro
otro de indio en un salón.

Marcelino y la Miguela
se han ido a la emigración.
Ahora dicen "guntetaje"
"Aufidersen", chulico.

Arremójate la tripa...

De cien vecinos que éramos
ya sólo quedamos dos:
Don Florencio que es el amo
y un seguro servidor.

Don Florencio vive en Huesca,
aquí sólo quedo yo
con una cabra mochales, una gaita y un tambor.

Un día cojo la cabra,
la trompeta y el tambor
y me voy a Zaragoza y
que pregone el patrón.

Arremójate la tripa...

jueves, 23 de septiembre de 2010

Glotonería

Y dio otro bocado... Y otro... Y otro más... Los bocados no le cabían en su fábrica trituradora, pero aún así seguía engullendo bocados...

• "¡¡¡Leopoldo!!! ¿Puedes prestarme un poco de atención? No sé porqué una hace estos esfuerzos, si nadie te los agradece (Se levanta de la cama con una furia incontenible al cuarto de baño.)
Leopoldo desde la cama imagina una bola de grasa explotando en el servicio. Aquel monstruo, con apariencia de mujer no tenía nada que ver en su vida. Su propia cobardía, tampoco.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Especialistas

Pensaron que no tenía talento... Decidieron que no servía para nada... Sentenciaron que era un inútil para el Arte. Actualmente es el único superviviente de su único y verdadero amor: El espectáculo. Sus oráculos del desastre, mendigan por las cadenas sus 15 minutos de fama.

martes, 21 de septiembre de 2010

Amar, amarte, amor.



Una vez quise

alcanzar la luna

ver de cerca el mar

contar el tiempo sin días

oir el son de las tórtolas

volar sin rumbo

esconder el olvido

andar caminos sin fin

navegar de cara al viento

anclar en islas desiertas

amar

amarte

amor.


Fotografía y texto de Piedra

lunes, 20 de septiembre de 2010

Soñada Realidad




Desde muy pequeño creyó que los Sueños se hacen Realidad. Con el tiempo descubrió que dependiendo de cómo era la Realidad, así eran los Sueños.

Labordeta.





Canto a libertad



Habrá un día en que todos
Al levantar la vista
Veremos una tierra
Que ponga libertad (bis)

Hermano aquí mi mano
Será tuya mi frente
Y tu gesto de siempre
Caerá sin levantar
Huracanes de miedo
Ante la libertad

Haremos el camino
En un mismo trazado
Uniendo nuestros hombros
Para así levantar
A aquellos que cayeron
Gritando libertad

Sonarán las campanas
Desde los campanarios
Y los campos desiertos
Volverán a granar
Unas espigas altas
Dispuestas para el pan

Para un pan que en los siglos
Nunca fue repartido
Entre todos aquellos
Que hicieron lo posible
Para empujar la historia
Hacia la libertad

También será posible
Que esa hermosa mañana
Ni tú, ni yo, ni el otro
La lleguemos a ver
Pero habrá que empujarla
Para que pueda ser

Que sea como un viento
Que arranque los matojos
Surgiendo la verdad
Y limpie los caminos
De siglos de destrozos
Contra la libertad

domingo, 19 de septiembre de 2010

Somos telenovela






De pequeño su madre lo había dejado correr por la calle hasta que el cansancio o el hambre lo hacían regresar a casa, sus días eran calcados el hoy con el ayer, las mañanas en las clases y las tardes de ocio, algunas veces ayudaba a la abuela con los quehaceres del jardín o cualquier otra labor sencilla. Así se le fue la infancia, sin darse cuenta. La adolescencia le pilló como una fiebre de cuarenta grados y en su ebullición probó todo cuanto podía probar para saciarse hasta que alguien lo agarró de los huevos y lo mantuvo a raya. Su mujer.

De un momento a otro la rebeldía se le convirtió en rencor, un odio que le encendía los cachetes nada más fichar su tarjeta a la salida de la oficina, montarse en el autobús y atravesar la ciudad para llegar a su casa. Allí, una vez veía las caras de sus hijos en frente, la rebeldía se transformaba en amor. El mundo eran aquellos ojitos y esas voces contándole sus pequeños progresos, con eso bastaba y no necesitaba pensar en nada más.

En la suma de las horas diarias, ganaban las del coraje, la rebeldía y la rabia, pero siempre acababan vencidas por las pocas en que gozaba del amor de sus hijos. En ellos pensaba precisamente cuando recibió el sobre de la universidad. Le extrañó que le escribieran pues nunca terminó la carrera y se dio cuenta lo localizable que era, pues jamás había cambiado de dirección. Después de casarse vivió con su madre y ahí seguía entre los roces de suegra y nuera, más los desvelos de los hijos que se estaban convirtiendo en hombres y mujeres ante su mirada impotente. Con que ganas les dotaría de una coraza para que nada los hiciera sufrir.

Abrió el sobre.

Después de leerlo miró hacía la ciudad que se deslizaba a su lado. Sonrió con cierta tristeza. Lo invitaban a un encuentro de ex-alumnos. Ya sabía lo que era eso, una feria de las vanidades en la que cada uno de los invitados intentaba opacar a los demás. No, él no tenía nada que hacer allí. Odiaba presumir de lo que tenía y menos aún de lo que carecía. Volvió a abrir el sobre y de él saltó el rostro de una mujer, su primer amor. ¿Qué sería de ella? La recordaba tan amorosa, tan decidida y con unas ganas de vivir que los alimentaban a los dos y sin embargo no fueron capaces de construir su propio mundo.

Las largas conversaciones que tenían sentados en el parque, imaginando que ellos dos podían cambiar las cosas, por ejemplo las telenovelas, su gran obsesión. Una vida sin telenovelas sería lo más maravilloso que le podría pasar a una sociedad. Una vida sin tetas como montañas ni sicarios asesinando a diestra y siniestra. ¿Qué pensaría ella, ahora al ver lo que ofrecía la tele? Seguro que nunca se compró una - se dijo totalmente convencido. ¿Y, cómo sería la vida sin televisión?

La imagen de su esposa se le sentó al lado.

Una mujer que se pasaba todo el día durmiendo viendo la tele. Que cuando estaba de mal genio le montaba una escena "con aroma de café" . Cuarenta años mamando telenovelas no dan para más. No odiaba a su mujer. Es verdad que nunca la quiso, pero llegaron los hijos y aunque nadie se lo enseñó, a los hijos hay que quererlos y ayudarlos a formarse para que al menos sean buenas personas.

Guardó la invitación. No iría. No tenía nada en común con aquella gente, aunque durante su breve estadía en la universidad sí que congenió con un par de compañeros, se divirtieron de lo lindo, trabajando mucho para lograr aprobar las asignaturas. Todo se torció y esa camaradería quedó guardada en su cerebro, en el cajón de los buenos recuerdos. Aquel joven guapo, inteligente y emprendedor se había transformado en un hombre calvo, con muchos huecos en la boca y una hernia.

Antes de llegar a su casa, se cuidó mucho de tirar la invitación en una papelera, sabía que si su mujer la encontraba tendrían otra escena digna de cortarse las venas. Se pasó las manos sobre el pantalón desgastado por la silla de su escritorio, abrió la puerta de su casa sintiendo que el corazón volvía a latir amorosamente.

En el salón estaba su hijo mayor sentado al lado de una chica. Después de los saludos, prudentemente se retiró. Ellos al quedarse solos volvieron a su tradicional charla.

Iba a encender la tele para ver el telediario cuando la voz de la joven le llegó cómo a través de los años: "Yo, te lo juro, prohibiría todas las telenovelas y obligaría a los guionistas a leer más filosofía que…"

Su mano se paralizó sin accionar el control, remoto.

Coplillas de Moclín



Si vienes a la romería
a pedir que tu vientre se abra
no te pongas un velo de luto
sino dulce camisa de Holanda.
Vete sola detrás de los muros
donde están las higueras cerradas
y soporta mi cuerpo de tierra
blanco hasta el gemido del habla»
García Lorca




A la romería de Moclín

va mi jaca lucera.

A la grupa mi comadre,

¡qué buen porte lleva!


Compadre, vente a la feria

que el caballo tordo

tiene ganas de juerga.


¡Ay romería de Moclín!

la más milagrera,

dale a mi niña

un novio que la quiera.


Castillo de Moclín

Cristo del Paño,

camino entre olivares

con mi vela, por tu santo.


Cinco de octubre

día señalao,

niña, vente conmigo

al Cristo del Paño.


Fotografía: Castillo de Moclín. Granada. Wikipedia
Texto: Coplillas de Piedra.

EL GRANERO













Está enfrente del granero encarando la tormenta. El ruido de la lápida al quebrarse le hace volver la cara. Se ha separado el nombre de la fecha. El aire, que se arremolina entre las canas, baja azotando los surcos de su cara y se cuela entre las mellas de los dientes secando la poca humedad que le queda en la garganta. Empuja hacia abajo, para que no se vuele, la pipa de maíz que asoma por el peto. Las piedras arrancadas se arremolinan y giran y giran en el cielo hasta caer frente a él. Patea un guijarro puntiagudo y abre un agujero en la pared del granero. Las canas le azotan los ojos y le ciegan, se las aparta con giros bruscos de la cabeza. Ha metido sus manos sarmentosas en los bolsillos traseros del peto vaquero gastado y las aprieta acompasadas con el sonido repetitivo de las piedras que impactan en la madera carcomida.
Siempre ha tenido buena puntería, pero el temblor, que le sigue como un perro faldero, se la ha ido minando. Hoy no hay temblor, solo piedras incrustándose en la madera. La puerta chirría, la madera tiembla, se resiente con cada impacto y, de vez en cuando, saltan esquirlas verdes y desconchadas. Cada disparo, como una droga, necesita del siguiente. La punta de la bota no se detiene ante ningún peñasco. Ni siquiera es consciente del dolor cuando acierta, con un trozo de la lápida caída, en el único círculo de la diana que queda. El juego de dardos se lo había regalado cuando cumplió siete años: "Puntería, le había dicho, es lo único que separa el cazador de la pieza por cobrar". Otro impacto cerca de la bisagra de la derecha, otra astilla, un ojo más que se abre entre la carcoma. "Puntería". Otro canto incrustado en un jirón de tabla. Un nuevo impacto, el armazón tiembla y la puerta cede.
El granero desparrama sus entrañas podridas ahora abiertas en canal. Se seca la frente con el puño de cuadros gastados, transparentes. El pie derecho sigue arrojando toda su rabia con más fuerza hasta que el perro faldero, que le sigue como un temblor, empieza a morderle. Apenas acierta ya a dar en una viga mohosa o en la soga que se balanceaba al ritmo calenturiento del aire del sur o al cubo de zinc agujereado por el ácido y el olvido. Cae el viento.
Da el primer paso, el más difícil, el que abrirá el surco en una tierra cenicienta. El pie izquierdo avanzaba firme, el derecho se arrastra profundizando en la herida. El polvo se le mete en los ojos sacando las lágrimas que se resistían a morir quemadas por el viento sureño. Lo poco que le quedaba, lo poco que le había dejado lo había arrojado dentro de la ballena, y ahora reclama su vómito. Se acerca a la boca abierta, oscura y mellada.
"Puntería". Sombras. Un paso en falso y una lata se vierte en el suelo. El olor a queroseno gruñe como un perro rabioso. Alza la voz: "Puntería, solo hacía falta puntería...—se lamenta y gime a media voz— Solo necesitabas puntería, cazador". Apenas un quejido sale de entre las mellas de su boca. Se sacude el perro de su pierna, camina despacio hacia el fondo. Ni siquiera el portazo le sobresalta. El pie derecho ahonda la huella, profundiza el camino que recorre el combustible, el izquierdo apenas deja huella. Una bala de paja reseca caída de la pared. Se sienta acomodándose, dibujando el hueco de su cuerpo en un forraje que no alimentará. Mira desde el interior de la ballena que todo lo traga. El viento boquea como una trucha en la orilla y busca dónde enredarse; solo encuentra tambores de otras guerras que avanzan en el horizonte. La puerta se entreabre.
Saca la pipa de maíz reseca, le raspa las entrañas, la vacía, la huele. Rellena de tabaco el hueco, lo aplasta con la uña, chasquea una cerilla en la suela de uno de sus zapatos: el derecho. Una y otra vez, y se gasta frotada la una suela desgastada que no sirve ni para prender fuego. El viento entra y sale lamiendo el granero como una lengua en boca extraña. Intenta con otra y con otra más. El viento barre y una nueva cerilla está en sus manos. Suda. La última cerilla prende y protegiéndola con la mano, la acerca a la pipa y calienta el tabaco. Chupa, aspira, saborea el tabaco requemado. Unas brasas caen desde la boca de maíz. "Puntería".

viernes, 17 de septiembre de 2010



Recordando a Quevedo. El día 8 del presente mes de septiembre se cumplió el 365 aniversario de su muerte.

La osadía y la ignorancia son muy atrevidas.

AMOR Y VIDA

¡Qué mal te he tratado, vida!,
siendo que entre mis amantes
eres tú mi preferida.
Sólo por haber nacido,
ya es suficiente razón
para estar agradecido
y amarte de corazón,
incluso por el dolor
que por ti yo he recibido.
Vida mía, tuyo soy,
si bien estoy convencido
de que de ayer hasta hoy
tu amor por mí no fue puro,
ni soy el hombre en quien sueñas.
Pero por ti, yo te juro,
soy capaz de hacer risueñas
las cruces de este calvario
que en enviarme te empeñas.
Por eso, cariño mío,
cuando yo deba morir,
mis ojos serán un río,
no por la muerte que mata
dejándome yerto y frío,
sino porque me arrebata
algo que debe ser mío.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Sin palabras

Recordando a Quevedo




Después de interrumpir durante un razonable período de tiempo la actividad normal, afortunadamente, sin el síndrome post vacacional, ya me encuentro en casa. A mi pesar, contraviniendo mis buenas intenciones, regreso sin haber escrito absolutamente nada, con la cartera vacía y tal vez con un kilo de más. El descanso prolongado y el cambio circunstancial, con ser un revulsivo para las neuronas y el equilibrio psíquico, no dejan de ser también una incitación a la vagancia y el desmadre, para después terminar en brazos de la pereza. Aunque no es mi caso. Es cierto que durante estos días he leído mucho, especialmente a los clásicos, pero no hasta el punto de hacerlo con la avidez y en la medida que lo hacía Quevedo. Pues según nos cuenta la Historia, solía leer en ocasiones cuatro libros a la vez. En sus desplazamientos era imprescindible incorporar a su equipaje hasta cien libros. Si rememoro a este gran genio de las letras y de la sátira social, hombre de vasta cultura, polémico, pesimista, amargado y cortesano, es porque al visitar el Hotel de San Marcos, en León (destinado a ser en 2014 uno de los mejores hoteles del mundo), sentí un escalofrío, sólo al pensar que en este lugar (entonces prisión), estuvo recluido D. Francisco de Quevedo y Villegas, durante cuatro años. En una minúscula celda, húmeda y sombría, con los pies encadenados y ulcerados, fue víctima de la intolerancia y la crueldad de la monarquía represora de su tiempo. Cuando es liberado, en 1643, es un hombre moral y físicamente destruido. Falleció el día 8 de septiembre de 1645, poco tiempo después de haber conocido la muerte de su enemigo el conde-duque de Olivares.
Según consta en la biografía actualizada por Leopoldo de Trazegnies, “Quevedo era un hombre desengañado de muchas cosas, entre otras de las mujeres, a las que deseaba alegres, pero a ser posible "sordas y tartamudas". Muchas veces se refiere a ellas de forma despectiva y a juzgar por su temática, más que frecuentar círculos familiares, conoció los ambientes prostibularios y marginales de su época, a los que llegaba atraído por el sexo pero dominado por su misoginia.”

Desgraciadamente, al espectacular complejo arquitectónico de San Marcos, con su maravillosa fachada de estilo plateresco, la historia le tenía reservado albergar a centenares de víctimas de la posguerra civil española. Con la irrupción del franquismo represor en España, compitiendo con la época de Quevedo, San Marcos fue también destinado a penal donde, por defender la libertad, muchos inocentes se dejaron su salud y también su vida, que no su dignidad, que se fue con ellos a la tumba.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Juego: escribir un micro a partir de la imagen

Os propongo un juego:
A partir de la imagen, escribir un micro de no más de 20 líneas.



Por favor, los micros, que sean escritos en los comentarios.
Gracias a todos ¡¡venga, Nofret!!
;-)

Lógica aplastante

Relato anónimo llegado al Infierno

Un presumido estudiante que se encontraba en un autobús lleno hasta los topes se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado a su lado, porqué le es imposible a la vieja generación comprender a su generación.

-"Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo", dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor. -"Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, Internet, aviones jet, viajes al espacio, el hombre caminando en la luna. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte... Tenemos naves con energía nuclear y coches eléctricos y de hidrógeno. Ordenadores que procesan datos casi a la velocidad de la luz... y más".

Luego de un breve silencio el señor mayor respondió lo que sigue:
-“Tienes razón, hijo mío. Nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes ... ¡así que las inventamos!. Ahora, arrogante gilipollas, ¿qué estás haciendo TÚ para la próxima generación?".

El aplauso fue atronador por cuestión lógica.

martes, 14 de septiembre de 2010

Peñazo


Nacen... Crecen... Se multiplican... y Mueren. Allí estaban esas rocas imponentes. Peñazos insolentes que forman un paraje lleno de formas caprichosas y desafiantes a la gravedad y a la lógica humana. Pedazos de inmortalidad que en un momento dado, desaparecen, convirtiéndose en arenisca. Arenisca que se mezcla con la desintegración de los seres vivos, dando como resultado otras formas. Entre tanto, son testigos mudos de la vida de sus compañeros. Caza... Vida... Muerte... Amor... Pasión... Permanecen en la memoria de sus cuerpos pétreos milenarios.

A Enfero y Jesús.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Ribadesella. Asturias




Érase un país de ensueño, donde un día de mar en calma, un marinero trajo una palmera de las Islas Afortunadas. La plantó de espaldas a la montaña, mirando la mar, para que no perdiese la querencia de su tierra, allá en aquellos mares cerca de ultramar. Olvidose que las palmeras unas son machos y otras hembras, y para que den fruto han de vivir en pareja. Y ahí me tienes a la palmera, mirando todos los días la mar, por si el marinero tiene a bien traerle un compañero de aquellas tierras canarias donde florecen las palmas.

martes, 7 de septiembre de 2010

Caminos de Llanes. Asturias





Entre los Picos y la mar, por la ería de prados y maizales va el camino de Llanes. Aún pueden verse algunas vacas de leche pastando la hierba bañada de aromas marinos, quizás sean las últimas ganaderías del concejo. Al precio que pagan la leche a los ganaderos no pueden mantenerlas y cada día son más los que cambian las vacas lecheras por las de carne, que aunque tampoco les haga ricos, necesitan menos dedicación.
Áyobe hacía el camino varias veces, correteando entre las flores jugaba con la abuela a poner el semáforo en rojo parando el tráfico por la senda. Otras veces jugaba con hacer volar los vilanos y perseguirlos en su vuelo por la ería.
Tardes de paisajes abiertos al mar y a la montaña, en esta tierra del norte, donde la luz va cambiando el color de los Picos antes de que lleguen las sombras de la noche. Es como si la montaña se despidiese, con su color bermejo, del sol del horizonte que las iluminó y se preparasen tranquilas a esperar un nuevo día, una nueva luz que oriente a los peregrinos de Santiago.

Al igual que en la entrada anterior los amigos acertaron al reconocer la playa de San Martín, les animo hoy a que identifiquen el tramo de camino de Santiago que les presento.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Las ONG tan sólo consideran viable la alternativa de Puerto Lápice para la autovía Toledo-Ciudad Real

Las ONG tan sólo consideran viable la alternativa de Puerto Lápice para la autovía Toledo-Ciudad Real: "Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF España han presentado esta semana nuevas alegaciones al proyecto de autovía entre Toledo y Ciudad Real. Tras analizar las cuatro opciones, los grupos sólo encuentran viable, desde un punto de vista ambiental y legal, la cuarta alternativa cuyo trazado discurre por la localidad de Puerto Lápice (Ciudad Real). Por otra parte, las organizaciones piden que se incorpore a las alternativas propuestas la mejora de la N-401 anunciada por el Gobierno Regional."

jueves, 2 de septiembre de 2010

Artículo de Jaques Sagot acerca de la desnudez prematura y superficial




Jaques Sagot

Tal parece que hoy no se es mujer a menos que se tengan las piernas de Sharon Stone, los senos de Pamela Anderson, el lunar de Cindy Crawford y las nalgas de Jennifer López. La belleza plástica, la proporción de la forma y el esplendor puramente cosmético constituyen la definición, la esencia misma de la mujer contemporánea. La modelo, la vedette de almanaque, la beldad "oficial" son en nuestra sociedad productos de consumo, objetos fabricados para el manoseo mental de la turba, adorno de portadas, sonrisas de cartón, carnada de las pancartas publicitarias. Son deidades ungidas por la sociedad de consumo, fetiches de las masas ciegas, sordas y mudas, ídolos efímeros ante los cuales se prosternan tan solo los peleles. 

Digámoslo alto y claro: por bella que sea, una mujer no es, no puede ser, nunca será una mera calcomanía, un logotipo, un emblema del consumismo auto gratificador. Son muchas las jóvenes que creen tocar el cielo cuando ven esos ojos, esa boca, esos senos suyos merecedores de tan diferente homenaje, engalanar los anuncios de carros, de cigarrillos o cerveza. ¡Valiente título de gloria: el saberse la fantasía masturbatoria de una pacotilla de jetas! 

¡Usar el cuerpo de la mujer para vender porquerías es como utilizar la luz de un cometa para alumbrar un burdel! La reducción de la mujer a sus meros atributos físicos es, entre todos los artificios de manipulación que el hombre ha creado para su satisfacción personal, uno de los más viles y nocivos. 

Entendámoslo de una vez: la mujer no vino al mundo para fungir como un puntual y solícito agente del placer masculino, su misión no estriba en proveer la constante gratificación del macho. ¿Es acaso que unas libras de más privan automáticamente a una mujer de su derecho a ser amada? Por qué si esas son las reglas del juego, lo justo sería que también los hombres árbitros intransigentes y absolutos de la belleza se sometan a ellas. 

Exijámosle entonces a cada pretendiente la musculatura de Schwarzeneger, la sonrisa de Cary Grant y la gangsteril sexualidad de Robert De Niro: ¡A ver qué pasa! El efecto de tales expectativas sobre el hipertrófico ego del macho latino sería tan devastador, que de inmediato tendríamos una legión de neuróticos e impotentes sexuales por hombres. Y sin embargo, este es, ni más ni menos, el tratamiento que durante siglos hemos infligido a la mujer.

Una de las más interesantes –y divertidas– consecuencias de la liberación femenina es que ahora la mujer puede también darse el lujo de "cosificar" a su compañero, y darle a probar de su propia medicina: 

compararlo, medirlo, convertirlo en objeto estético y comentar sus dones –o falta de ellos– abierta y desenfadadamente. Ya veremos cuánta inseguridad genera esto en aquellos que alguna vez se autoproclamaran pontífices incontestables de las formas y volúmenes físicos. No me malentiendan. Nada tan lejos de mí como despreciar la belleza corporal, o ensayar aquí una apología de la fealdad. 

Bien que mal soy músico y, como todos los de mi gremio, padezco de una incurable debilidad por la magnificencia de los contornos y las texturas. 

Sostengo tan solo que la belleza es plural, y se presenta en tantas formas como mujeres hay. No es, en última instancia, la belleza la que suscita el amor, sino el amor el que engendra la belleza. 
 
Mujeres del mundo: cesen de una vez por todas de atormentar sus cuerpos con cirugías plásticas, liposucciones e implantes de silicón a fin de conformar con un arquetipo arbitrario y convencional de belleza, o de secundar los caprichos de algún mae. El problema no está en ustedes, sino en la trágica miopía de sus compañeros, de esos pobres ilusos que tienen la luna en sus manos y aún no se han dado cuenta. 

Las mujeres siempre serán bellas, porque jamás conocí a una mujer que no lo fuera. Nada tan hermoso como el cuerpo de la mujer que lleva las marcas de la vida, del trabajo, de la maternidad: desde el punto de vista puramente cosmético es quizás menos glamoroso, pero el hombre sensible sabe reconocer en él la prueba de un rasgo sublime: 

la capacidad de amar algo o a alguien más que a sí misma, de postergar su propio ser en aras de un hijo, de una obra, de una misión trascendente. Las arrugas no son vejaciones infligidas por el tiempo, son antes bien títulos de gloria, condecoraciones que la vida nos confiere. 

Hay fuego en la mujer joven, pero en la mujer madura hay luz, esa luz purísima que vivifica en lugar de abrasar. El mundo esta harto de chiquitas relamidas y carilindas. Denme una mujer verdadera, una mujer con letras Mayúsculas: MUJER, y guárdense a sus muñequitas de almanaque, tan plásticas y deleznables como el papel en que sus sonrisas están impresas. Denme la mirada alucinada de Juana de Arco cuando auscultaba el silencio; la frente umbría de Marie Curie, altiva en la solitaria vigilia de su trabajo; los senos pródigos de la libertad que conduce al pueblo, tal como lo soñara Delacroix; las manos de Camille Claudel, domadoras del bronce; el delirio de Isadora Duncan; las abismales visiones de Frida Kahlo: he ahí el linaje de mujeres que el mundo necesita desesperadamente. Lo demás, señores, es mera superficialidad.


miércoles, 1 de septiembre de 2010

Arenal de Llanes. Asturias



Dejo para mis amigos asturianos, o a los foráneos que han bebido el agua de Tereñes (“mi pueblo”), o han tomado un culín de sidra en Pacanda (“mi lugar”), el averiguar la playa del concejo de Llanes donde mi hijo y mi nieto juegan a correr las olas.
Les daré algunas pistas: era una mañana del recién pasado agosto, el cielo claro, la luz tamizada por un leve noreste, la playa desierta, el horizonte abierto, donde una sombra caminaba en “pelota picá”, como diría mi nieto, y todo el arenal para el ir y venir de Áyobe.

Texto y foto de Piedra. (En este espacio no se llevan los crucifijos).