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Salud y fuerza

viernes, 24 de mayo de 2013

Un día cualquiera.

Dedicado a mi amigo Jimul, que amaba el teatro y siempre fue mi motor. También va por Nofret y vosotros, mis incondicionales.
Hubo lleno hasta los topes, las 5 obras de humor y de ternura. Este año el viaje les va a salir bien barato. En mi blog puse la introducción, por si alguien quiere conocer más de mi primer teatro.
http://aloranerjaenletras.blogspot.com.es/2013/05/un-dia-cualquiera.html

martes, 21 de mayo de 2013

Jugando con la brisa. Málaga.


No recuerdo muy bien si era a sotavento o barlovento, lo que si estoy seguro es que la brisa era caprichosa y no le importaba el límite de las 20 millas y mucho menos si el paso peatonal estaba libre o no.
Los barquitos iban y volvían al albur del viento, entre las datileras, sin mirar al vendedor de helados, que recorría el rebalaje, por si amainaba y la gente entraba en calor.
Aunque era mediados de mayo, el poniente venía tan fresco que parecía más bien febrerillo el loco, cuando los días aún son tan cortos que no da tiempo  a que los caliente el sol.
Acababa de llegar del cementerio inglés, donde habían montado un mercadillo variopinto, entre tumba y tumba. Al lado de un puesto con cristal y botellas antiguas, estaba el de la miel de abeja, el de los vestiditos de gitana y los mausoleos de los ingleses.
Los vendedores, en su mayoría de color, lo tomaban con una calma infinita. Entre el bocadillo, la botella de cerveza y la tumba de Geoffrey Herbert (q.e.p.d.), esperaban vender algo al público, tan sorprendidos por el espectáculo, que vi comprar a muy pocos.
Una pena, la consorte no estaba por disfrutar de la belleza surrealista, en medio de un cementerio, y dimos de mano antes de lo que me hubiese gustado.
Para acabar la mañana, nos fuimos a la feria del libro, en el mismísimo puerto de Málaga, donde había echado el ojo a un libro precioso del gran fotógrafo Pedro Ruiz Troyano y me compré el de Casares, una maravilla.
Expresiones.
Texto y fotos de Piedra
La fotografía de Casares está sacada del libro “Casares cerca del cielo” de Pedro Ruiz Troyano.

Fotoreportaje completo en : http://miguelbueno.blogspot.com

viernes, 17 de mayo de 2013

Jacarandás para Nofret






En este mes de mayo, Nofret, han vuelto a florecer las jacarandás de Málaga. Empezaron tímidamente, una flor en una rama y un ramillete en otra,  salpicando de lila el cielo de la plaza, pero en unos días, con estos soles de mayo, todo el árbol se ha cubierto de flores y ya no se ve el cielo,  solo se ve el celeste de las jacarandás, esas que todos los años me preguntabas si ya habían florecido.

Era con tus primeros fríos, cuando sentías, que habrías de cerrar las ventanas de tu casa. Te acordabas de que mis jacarandas ya estarían en primavera, y me decías: Piedra, ¿han florecido tus jacarandás? las mías están perdiendo las hojas, se preparan para el invierno, y como siempre, a mí me ha cogido a trasmano.
Cada día me gustan menos los inviernos, son muy fríos para mi, y no se muy bien si podré soportarlo otro año más.

Te sentías delicada, y nos tenías en vilo, cuando durante unos días no nos veíamos, bueno si, no nos veíamos. Era tal nuestra amistad, que todos los días hablábamos como si estuviésemos uno al lado de otro, nos manteníamos informados de la travesuras de César y de las novedades de nuestra querida Gladys en “Algo para Contar”.

Hoy he salido a la terraza para hacer una foto de tus jacarandás y enviártela por correo, seguro que con estos adelantos, le llega a los tuyos y te la guardan.

Expresiones
Piedra

miércoles, 15 de mayo de 2013

Paracas, Perú


A nosotros nos llamó la atención la dureza del desierto (nunca llueve), y por tanto la ausencia absoluta de vegetación es muy llamativa en contraste con la vida floreciente en la costa.
En el mismo borde del acantilado aparecen lagartos, alimentados de los restos que deja el mar, y en la orilla,  enormes bandadas de piqueros sobrevolando las aguas al lado de los lobos marinos, descansando en las rocas más inaccesibles.
La gran riqueza en plancton de las aguas frías hace que los peces y por tanto las aves sean tan abundantes, que es todo un espectáculo observar el mar desde el acantilado, con el ir y venir sobre las olas de tantas aves marinas.

Piedra

Reportaje completo en http://miguelbueno.blogspot.com





viernes, 10 de mayo de 2013

Aquel vestido


 















  ¿Lo guardamos…?
             Sí, no soy una loca aunque hable en plural y esté sola, sé que no lo estoy, sin embargo lo que no sé, es por qué lo hago.
 
             Debemos guardar todos los objetos valiosos, en el entre-techo de nuestra casa, allí estarán seguros y a salvo, todo lo que hemos ido acumulando a lo largo de nuestras vidas, además de lo que se nos ha adherido a la piel mientras hacíamos el ejercicio de vivir, desde el momento de nacer.
              Vuelvo a lo mismo. Debemos guardar nuestro tesoro, debemos protegerlo de soles y lunas, de nieves y lluvias, que nos atacan por arriba y de las visitas que acechan por abajo.
              Ahí está lo más preciado, lo más entrañable, todo lo que hemos necesitado para respirar, sí, no te rías, también está aquel vestido que tanto te gustaba quitarme.
              Después de guardarlos, después de asegurarnos de que nuestra fortaleza era inexpugnable nos entregamos al sueño,  abandonamos a nuestros cuerpos.
 
             Yo soñé con fuegos artificiales, me encantan las explosiones de luz sobre nuestras cabezas, me sentía tan segura que alcé el vuelo y atrapé una estrella naranja, la encerré entre las palmas de mis manos… era el mejor regalo que podría darte.
 
             El olor a quemado nos despertó. Por inercia saltamos de la cama, huimos, alguien avisó a los bomberos y cuando respiramos, volvimos la vista atrás.
 
             A lo lejos vimos como el techo de nuestra casa explotaba. De él salían estrellas de todos los colores.
 
             Cuando la oscuridad volvió, cuando el frio se apoderó de los rescoldos y el mundo era solo un montón de hierros retorcidos, cristales rotos y maderas humeantes, nos tomamos de la mano y volvimos a nuestra casa. Nos tapamos la nariz para evitar el olor a chamuscado, nuestros pies eludían las brasas y las lágrimas nos hacían perder el equilibrio, las manos derrotadas no querían abrirse, se empeñaban en cerrarse en forma de puños impotentes y las uñas araban surcos sangrientos entre las líneas de la muerte y la vida.
 
             Una eternidad, un agujero se abría espacio entre nuestras barrigas mientras nos mirábamos a los ojos aceptando la derrota. El destino nos ganó, se impuso en su crueldad, se ensañó con dos pobres y patéticos humanos que intentaron la felicidad.
 
             Nada que hacer. Agachamos la cabeza, como reos ante la guillotina.

              Sí. Los dos abrimos los ojos al mismo tiempo. Allí estaba ese vestido que…

Palabra



  

  Palabra que te quiero, palabra que no puedo vivir sin ti, palabra que se enreda en la lengua, se estremece y tiembla, tartamudea, cae, rueda, se tropieza, se desliza, esquiva los golpes de tu indiferencia, se resiste al veneno de tu mirada y a la gelidez de tus manos.
            Palabra que te quiero, palabra que no puedo vivir sin ti, porque estos días llenos de segundos y horas no son más que fantasmas aritméticos que cumplen una función y nada más.
            Palabra que he muerto cuando me abandonaste.

Machu Picchu

Has leído historias de Machu Picchu, has conocido infinidad de fotos, pero ya en el tren hacia Aguas Calientes, no sabes por que ventanilla mirar. La selva cada vez más densa: bromelias, orquídeas y líquenes cubriendo los árboles. Arriba, en la montaña, los glaciares colgados de las peñas,  que parecen  a punto de caer.
El río de aguas turbulentas, va abriendo camino en el bosque para que pase el tren y de vez en cuando aparecen ruinas incas, enormes, colgadas de las laderas, en lugares increíbles.
Coges el autobús para ascender a Machu Picchu, te vas adentrando en la selva gracias a un carril zigzagueante y las enormes paredes de granito cubiertas de bromelias no te dejan reposar.
Pero todo es nada, cuando llegas arriba parece un sueño. Mira que lo has visto  muchas veces en libros y revistas, que habías preparado el viaje con textos y fotos en internet. No tiene nada que ver, el espectáculo te sobrecoge, no solo el poblado tan  extenso, ni los balates en pendientes que asombran, es además el lugar.
Ese circo de montañas talladas por el río que corre a los pies, la selva que lo rodea, las nubes que te van abriendo poco a poco las montañas, para que la emoción no decaiga, el tamaño de los edificios, los bloques de roca granítica tallada al milímetro para que encajen perfectamente una sobre otra. La vegetación, con orquídeas en flor por doquier, y la fauna.
Tuve la suerte de fotografiar chinchillas, que acostumbradas al paso de la gente, posaban todo el tiempo del mundo, infinidad de aves de colores brillantes, golondrinas azules, otras parecidas a nuestros gorriones, pero de collarín rojo al cuello, una bandada de loros, lagartos tomando el sol y las llamas asomadas al vacío, dando la espalda al personal.
Subimos dos días, el segundo viendo amanecer entre las cumbres de las montañas, y siempre nos sorprendió la belleza de Machu Picchu.  Si la ciudad incaica por si misma ya es una maravilla, estuviese donde estuviese, el entorno que la cobija es todo un lujo y aunque hay muchos visitantes, si sabes moverte, te parece, en muchos momentos estar solo con el espíritu del inca Pachacútec.
Piedra
 
Otros reportajes de Machu Picchu en http://miguelbueno.blogspot.com
 
 

miércoles, 1 de mayo de 2013

Chinchero, Perú

Ya en la carretera, te cruzas con camiones repletos de gente ataviadas como para una fiesta. Has leído que los domingos es el mercado semanal en Chinchero y piensas que son los vecinos de la comarca que acuden a él.
Al llegar al pueblo, te introduces en otro mundo, callejuelas de casas con sillares enormes de piedra tallada. Las mismas  casas que usaron los incas, que aún siguen habitadas por sus descendientes.
Tomas las cuestas con calma, se notan los 3780 m de altitud. Llegas a la iglesia con el penúltimo resuello, y te cuentan que fue el antiguo palacio de Túpac Yupanqui, que eligió el lugar para su reposo, entre las cumbres del nevado Salcantay (6271 m.) y la laguna Piuray, que sigue abasteciendo de agua a Cusco.
Quizás a Túpac Yupanqui le ocurriese lo mismo que a nosotros, quedar prendado del damero de cultivos en el altiplano, alrededor de la laguna.
Por fin llegas al mercado, te llama la atención las compradoras y vendedoras, con sus vestidos, sus sombreros y las largas trenzas, de pelo negro, hasta la cintura. Muchas, con tantos años, que te parece increíble que salgan a comprar.
Son las diez de la mañana y la mayoría de las vendedoras están comiendo de unos platos enormes de comida. Agradeces que no haya casi turistas, nosotros somos  solo cuatro, y nos perdemos entre la gente.
Te crees transportado a la época anterior a la llegada de los españoles, y no sabes bien, que haces, molestando con tu cámara, la tranquilidad de ellos.
Si tenéis oportunidad de visitar Chinchero, recomendamos hacerlo en domingo, único día de mercado en la semana.
 
Piedra
 
 
 
 
Reportaje completo en : http://miguelbueno.blogspot.com