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Salud y fuerza

viernes, 30 de noviembre de 2012

Noche de brujas


Aquella noche maldita, Eustaquio supo que las brujas estaban jugando con él, cuando su asno, ese animal fiel que siempre lo llevaba a la vivienda de su novia, no sabía como regresar a su propia casa.
El camino que Febo, el burro, se sabía de memoria, de pronto parecía un laberinto imposible de salvar y a cada recoveco del camino Eustaquio y su rucio, volvían a empezar la ruta.
Febo rebuznaba despavorido mientras que el hombre, subido en su grupa, desfallecía de terror. Vueltas y revueltas hasta que amaneció y por fin pudieron regresar a casa, sanos y salvos, pero sin corazón en el cuerpo.
Cuando Eustaquio fue a ver, esta vez a pleno día, a su novia Fidelia y le narró la odisea, ella le confirmó.
—Era noche de aquelarre y las brujas danzaban en el llano. Da gracias a Dios de que no te ocurrió nada ¿Llevas el escapulario que te dio tu madre? Eso te salvó.
El hombre asintió aferrando con su mano el colgante con santa Policarpia, patrona de los perdidos.
— ¿Me lo dejas? —preguntó ella melosa— es que mi casa está aislada y tengo miedo.
El  enamorado lo desprendió de su cuello entregándoselo.
— ¿Vendrás a verme esta noche? —inquirió ella mientras guardaba la reliquia.
La sonrisa maléfica de Fidelia, que acrecentó la verruga de su nariz, cuando veía marchar a su amado en el burro, hubiera puesto el pelo de punta al novio y a su pollino. Si la hubieran visto.      

sábado, 24 de noviembre de 2012

Para mis DES-generados

Carrera Solidaria: Día 25 de Noviembre.
MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Las niñas y los niños de las Mellizas pensamos que aunque los hombres y las mujeres no seamos iguales físicamente, en el seno de la familia tenemos los mismos derechos y el derecho principal, sobre los otros, es el cariño y el respeto.
Por ello, pedimos a nuestros padres, madres, maestros y maestras, que no hagan distinción de género en nuestra educación, que podemos y queremos aprender las mismas cosas y jugar a los mismos juegos.
Que tengan muy en cuenta que la "violencia" nunca enseñó nada, sólo a ser violentos.
Si hay que cambiar leyes, que las cambien.
Si hay que castigar más, a los que no cumplen la norma del respeto a su familia, que se les castigue.
¡No queremos más familias rotas!
¡Que nos preparen un futuro mejor! 

jueves, 22 de noviembre de 2012

Barbarie


Me quedé horrorizada cuando el agente me avisó para reconocer el cadáver; después de varias horas extinta causaba mucha impresión, las tumefacciones debido a los golpes le habían desfigurado el rostro. Cualquier otra persona hubiese dudado de su identidad, yo, por supuesto, reconocí a mi difunta hermana.
Finalmente el detective acusó al mayordomo del asesinato y aunque él gritaba que era inocente, todas las pruebas le acusaban. No hubo dudas.
Acaba de terminar el sepelio y me dirijo a casa. Mi hermana ya descansa en su panteón, no puedo decir que en paz, es posible, si existe otro mundo, que se remueva en su tumba.
No puedo evitar sonreírme al recordar cómo me pedía clemencia, ella tan enérgica y dueña de sí misma. El último golpe que le asesté, con su estatua predilecta, fue por puro regodeo porque ya estaba muerta.
¿Y yo?, pobre mujer, tan desolada, sin más familia para compartir mi dolor, sola con la pena y sola con la herencia, la de ella y la que era mía por legítima, indivisa, tal como querían mis dilectos padres. Si la heredera era ella y ahora soy yo no tiene mayor importancia; somos de la misma sangre.
  

domingo, 18 de noviembre de 2012

Ya no te quiero desnudo


 Si antes te quería desnudo, hoy he cambiado de opinión. Ya no te quiero, no te quiero libre de fantasmas, ni de amores antiguos, ni nuevo, ni salvaje, tampoco te quiero con lastres sobre la espalda, simplemente ya no te quiero.
            No te quiero aunque sigas viviendo dentro de mi, no quiero tocarte, ni besarte, ni hablarte, me he quedado al pie de tus murallas, he mirado hacía arriba y he visto la fortaleza que te rodea, he agachado la cabeza, he recogido mis anhelos, los he guardado en mi maleta y he dado la vuelta.
            No he podido caminar, no he podido alejarme y sin embargo, aunque palpites a mi lado, no te quiero más. Intento irme, aún no puedo, pero sé que cualquier día de estos mis pies me alejarán de ti, entre tanto no bajes de tu castillo, y si lo haces, no te acerques a mi, no me mires, continua ignorándome, así sabré lo que tengo que hacer, aunque me lleve toda la vida en ello.


Te quiero desnudo


 Cuando vengas a mi cama te quiero desnudo, deja ante la puerta tu ropa, pero también tu vida pasada, tus sueños, tus ilusiones, tus amores antiguos, tu saber y tu razón.
            Te quiero desnudo, te quiero vivo en mi cama, quiero incluso que olvides las palabras aprendidas antes de mi, te quiero limpio, transparente, nuevo, como si acabaras de nacer.
            Te quiero sin huellas de caricias antiguas, te quiero ignorante de paisajes eróticos, te quiero liso, llano y salvaje, te quiero desnudo como si fueras el primer hombre de la tierra.
            Te quiero así porque así me he transformado, porque también seré la primera mujer en la tierra y porque cuando duermas a mi lado, cuando mi respiración se una a la tuya,  mi calor al de tu cuerpo, lograremos ser dos humanos que se aman.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Cuidadora de sueños



            "Cuando te acuestas con alguien y respiras su mismo aire, no puedes evitar que los demonios que exhala se introduzcan en tu cuerpo", eso le habían advertido al firmar su contrato de trabajo, desgraciadamente, ellos no contaban, por ahora con ningún antídoto para protegerla, por eso pagaban tan bien y asumían que jamás ninguna de las chicas sobrepasara el período de prueba.

            Su trabajo consistía en acompañar a los clientes, hombres o mujeres, en el sueño, jamás tener sexo con ellos, pero sí brindarles el calor de su cuerpo en la misma cama, una sonrisa en el momento en qué despertaran y una voz tranquila por si tenían pesadillas.

            Lucía aceptó. En ese preciso momento de su vida no tenia cerebro para analizar las ventajas o inconvenientes de ese empleo, le daba igual; una especie de cansancio la invadía, consciente de que su cuerpo iba por un lado y su cerebro por otro, en una sucesión de altibajos que la dejaba sin aliento. Tenia que hacer algo, pero no encontraba la forma de unir de nuevo carne e intelecto, no podía resistir tantos días de vagar por las calles, de sentarse en los bancos de los parques desde la mañana a la noche, tampoco la visión del mar la confortaba, la separación parecía definitiva, no solo de su cuerpo y de su cerebro, sino del mundo, de la realidad que contemplaba como quien va a ver una película, ellos estaban más allá de la punta de sus dedos, no podía tocarlos, no podía rozar esa vida que pasaba delante de ella tras ese cristal fronterizo.

            Lucía quería formar parte de la vida, lloraba mientras caminaba por las calles de la ciudad, aunque las lágrimas no le aligeraban el alma, se sentaba en los parques con ese enorme signo de interrogación sobre la cabeza, y ese trabajo la vincularía de alguna manera a la vida, aunque fuera vigilando el sueño de los otros.

            Empezó una noche de noviembre, había llovido sobre la ciudad todo el día, sin embargo, Lucía que tanto disfrutaba de la lluvia, ese día, sintió con dolor, que incluso la lluvia se hallaba tras ese cristal. Estuvo unos diez minutos contemplandola, aspiraba fuerte tratando de olerla hasta que las agujas del reloj la obligaron a vestirse y maquillarse para asistir a su nuevo empleo.

            Recordó una a una las indicaciones de su empleador, no debía ser llamativa, no debía maquillarse mucho, su perfume tenía que ser suave, algo floral y dulce, era lo más adecuado; en cuanto al cabello, debía permanecer suave, brillante y perfumado conservando un peinado natural, para que cayera sobre sus hombros.

            Al llegar al hotel, debía subir hasta el último piso, allí encontraría una encargada que le daría las últimas instrucciones, le entregaría la ropa para acostarse y le suministraría bebidas recomendadas para no dormir, ese era el reto, No dormir y mantener durante la vigilia la sonrisa y  la paz que buscaban los clientes.

            La primera noche, a pesar de su voluntad, se durmió un poco, perdió la sonrisa por dos horas y la paz desapareció, sin embargo logró representar su papel y cumplir con lo pactado. Su cliente, una mujer de unos sesenta años, fue muy amable con Lucía, se despertó a eso de las cuatro de la madrugada, le tomó la mano y en un susurro le pidió un poco de té.

            La noche siguiente se presentó un hombre de negocios, seguramente un alto ejecutivo de una multinacional, esta clase de clientes eran mayoría, aunque también esposas de millonarios nacionales,  y muchos extranjeros.

            Con el transcurrir de los días, Lucía se fue habituando a su nueva rutina, poco a poco su cuerpo fue obedeciendo las reglas impuestas, hasta que finalmente dejo de tener sueño, la sonrisa siempre afloraba en el momento oportuno y la impasibilidad, era más bien un placebo de lo que se conoce como paz.

            Ya no caminaba por las calles, ni se sentaba en los parques con el enorme signo de interrogación sobre su cabeza, ni se pasaba horas contemplando el mar, tampoco había logrado traspasar el cristal que la separaba de la vida, aunque había encontrado una misión: sacaba a pasear los demonios de los clientes, los llevaba al parque, a la playa o a los bazares, les compraba algodón de azúcar y luego los devolvía a sus dueños, no lograba cambiar su naturaleza, pero durante esas horas sus clientes se libraban de ellos y eso era un alivio… incluso para ella, porque una madrugada se dio cuenta que sus propios demonios iban a parar a los cuerpos de sus clientes. No era un mal trato.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Al alba de los míos.




A  Chus


“La luz primera, le devuelve al páramo
la dureza diaria que llega hasta el horizonte,
alguna vez confié en que la clandestinidad
nocturna sería capaz de acabar con su presencia”
                        “Páramo urbano”. Chus Alonso Díaz-Toledo

Duele el páramo seco
la brizna de hierba
olvidó el sabor a tierra.
El aire, a ras de suelo
sin piedad de tiempo
no da calma al viento.
La luz primera, al alba,  
corta el horizonte.
En la lejanía
la que fue mi casa
la que fue mi vida.
Olvidé los años
olvidé los sueños.
Llegaron otros días,
otras luces. Nunca
aquella luz primera,
al alba de los míos.

                                Piedra

                       
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lunes, 12 de noviembre de 2012

Castillejos. Sierra de Nerja, Málaga.


 

¡Ay! sierras de mi dolor y añoranza, cuantas veces he caminado por tus trochas y veredas, a pleno sol o en noche de luna llena, para ver las cabras monteses escondidas entre tus peñas.
¡Ay! sierra Almijara, quién pudiese volver a tus cumbres, Navachica,  Ventosilla, Piedra Sillada.  Amanecer en los Caños del Rey, frente al Almendrón.  Mirar las sierras africanas y sentir lo grande que es la mar.

Piedra

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viernes, 9 de noviembre de 2012

Casa del Calafate. Nerja, Málaga.





Cuando la mar está en calma y la memoria no flaquea, llega hasta al Balcón  de Europa el olor a brea y madera, de cuando el calafate hacía jábegas, a la sombra del tajo, allí abajo, en la playa de Calahonda. 

Piedra
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HACE UN AÑO QUE TE FUISTE LUISMI-JIMUL

               
                              Hace un año, nuevamente me atrapó la sinrazón,
                              y sin pensar me sumergí en el mar de la negación.
                              Al no encontrarte tuve que afrontar la realidad,
                              ya no estás, vagas libre por caminos de eternidad.
                              Amigo, hermano del alma, generoso te brindabas,
                              del infierno que inventaste sus llamas no quemaban,
                              daban tibieza a las almas por aflicciones congeladas.
                              Cuanta  magia tenía poder conversar contigo,
                              nos confiamos nuestras cuitas, entendías mi dolor.
                              Te conté mis carencias, mis angustias, mi temor,
                              sabiamente supiste aconsejarme querido amigo.
                              LuisMi, te adeudo la ternura, el aliento y el abrazo,
                              La paciencia de tolerarme las espinas más agudas
                              y compartir las facturas que la vida puso a mi paso.
                              Tu recuerdo no se marcha, el invierno que no pasa,
                              humedad que gota a gota de mis ojos no se agarra.
                              Guardé todas tus cartas, tus fotos y algunas lágrimas;
                              Al tratar de juntar en una caja todo lo que me dejó,
                              no pude cerrarla y la sombra del dolor asoma su cara.
                              En mis noches sin sueño, contemplando las estrellas, 
                              te imagino en ellas, porque su luz, tu luz me recuerda.

                            
       

martes, 6 de noviembre de 2012



           Y cantaban los rapsodas
           por castillos y aldehuelas
          de las adúlteras todas
          con bandurrias y vihuelas,
          y hablaban trovas y odas
          de las damas  principales
          que hicieron propicias bodas
          con nobles... y carcamales.
          Y he aquí una letrilla goda
          de dama de alto linaje
          que siguiendo libres modas
          yació con mancebo paje.
         

        Mujer de alcurnia y nobleza,
        con marido siempre ausente,
        disfruta de la grandeza
        de las testes del sirviente;
        el esposo en su proeza,
        por batallas de occidente,
        y la esposa, con fineza,
       aunque su ausencia lamente,
       se resigna con presteza 
       en brazos del asistente.
       ¡Ay, Gabino, qué lindeza!
       ¡Ay, Gabino, qué valiente!
       ¡Ay, Gabino, qué viveza!
       ¡Hacédmelo nuevamente!



Noble adulterio


Decidme esposa mía, ¿esperareis mi vuelta sin serme infiel con otro caballero?

—Señor mío, vos sois desconfiado y no deberíais serlo; ¿acaso me he comportado desleal alguna vez, agasajando a algún gentil, después de siete años de desposados? Herís mi corazón señor, ¡pensar tan ignominiosamente de vuestra esposa! Ofendéis mi virtud por, siquiera, pensar que yo pueda seros infiel con otro caballero.

—Perdonad señora; es por mi alejamiento de vos durante tanto tiempo. No estoy acostumbrado a separarme más de una semana de vuestra presencia y ahora..., sabéis que pueden pasar meses sin ver vuestro bello rostro. ¡ No os ruboricéis! He cometido la falta de preguntaros tan desatinada necedad... perdonad señora. No ha sido mi propósito obraros quebranto. Sé que vuestra virtud es inmaculada y que vuestro recato es notorio es toda la comarca. No desconfío de vos aún sabiendo que muchos caballeros intentarán aprovecharse de mi ausencia y de vuestro candor. Tened prudencia, pues muchos serán los condes, vizcondes y toda suerte de viles galanes que tratarán de conquistar vuestro corazón y vuestro cuerpo.

—Partid esposo mío, partid sin temor con vuestros cruzados y lacayos. Yo os esperaré y cuando regreséis me hallareis tan pura como cuando os fuisteis. Tened fe; no soy dama a quien guste las lisonjas de ajenos caballeros, soy vuestra solamente y son vuestros requiebros los que deseo y vuestros halagos los que aspiro.

—Parto entonces querida mía, con el corazón regocijado y con el alma alborozada; os traeré un presente de los países lejanos a donde voy. Con Dios quedad, esposa de mi vida.

—Id vos con Dios esposo mío.

—Adiós flor de mi rosal.

—Señor mío y esposo mío, tened cuidado. Adiós.

—Regresaré colmado de honores, os lo juro. Hasta mi glorificado regreso, reina de mi alma.

—Id pues en paz. Os esperaré.

****

—Se ha ido; escucho los cascos de los caballos al galope. Ya se desvanecen, por ventura... ¡Gabino!

—Señora... aquí estoy.

— ¡Venid, venid presto! ¡Qué mi cuerpo os reclama y mi ardor es ya insufrible! ¡Amadme! Amadme con premura que mi cuerpo es quemadura y no resisto ya el arrebato.

— Pero señora, vuestro esposo... prometisteis no serle infiel.

— ¡Sois un memo Gabino!, ¿Acaso no le hemos burlado hallándose él aquí en el castillo? Venid presuroso que el tiempo apremia. Y ya sabéis lo vertiginoso que pasa el tiempo cuando es gozoso y placentero...

—Señora disculpad pero... os he oído cuando conversabais con vuestro marido y me advierto un traidor. ¡Discurrió que no le mentisteis y se fue tan regocijado conjeturando dejar en su castillo a una dama pura e inocente...!

— No le he mentido Gabino; he sido leal. Y ahora venid presto y dejaros de tantas monsergas, ¿acaso estáis ahora arrepentido?

— ¿Qué no habéis mentido? ¿Cómo podéis actuar con tanto fingimiento? Vos le asegurasteis que no os amancebaríais con caballero alguno.

—Ciertamente, eso dije. Jamás me he acostado con ningún caballero, sólo con vos. Y vos sois un humilde siervo.

—Pero...

—Gabino se nos va el tiempo...

—Jurasteis a vuestro señor que cuando regresara de la guerra os hallaría tan pura como cuando marchó.

-—Así es; ha partido siendo yo igual de virtuosa que cuando regrese. Antes de irse ya os había amado y cuando torne me encontrará semejante a cuando marchó. Igual, ni más pura ni menos. No he mentido a mi esposo Gabino, podéis quedar tranquilo.

-—Señora...

—Venid y no caviléis más ni tengáis tanto melindre. Venid al tálamo y demostradme que el tiempo puede ser arrebatado, mas no me arrebatéis los minutos con majaderías.
¡Por el cielo Gabino, que puede llegar mi esposo de un mes a otro! ¡Apuraos!
 



Árbol Cerote. Nerja.

El Cerote, más alto que las campanas, mira la sierra por encima del pueblo, a ver si el viento de poniente trae un poco de agua que refresque sus ramas.
 
 
Solo ve algunas sombras en el pinar, pero parece que el tiempo va cambiando, por lo menos  a Vicente, el panadero, le ha costado más tiempo del habitual que suba la masa,  y  eso que tuvo la preocupación de taparla con la manta.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Piedras de Nerja



Piedras mármoles,
rocas gneis,
chinas esquistos,
cantos rodados cuarzos,
pedruscos calcoesquistos,
chinos filitas,
guijarros pizarras,
chinarros mármoles dolomíticos,
chinorros micacitas.
Andalucita, moscovita, biotita.
Calcita.

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Piedra

jueves, 1 de noviembre de 2012

DECISIÓN

Por primera vez había decidido alejarse de su hogar, su carácter tímido y sumiso no se lo permitieron antes, desde muy pequeña se lo habían inculcado, pero ya no podía seguir soportando los maltratos de ese hombre, al que antes había querido, cuando era afectuoso y amable.
Los otros integrantes de la familia se habían ido y nunca regresaron. Los extrañaba, ellos la defendían de las agresiones que también sufrían, pero eran más fuertes para escudarse de esos golpes demenciales.
Tenía que encontrar el momento oportuno de huir, únicamente le permitía salir cuando él la acompañaba, si lo hacía solo, la puerta quedaba cerrada con llave.
Pasaron varios días esperando ese instante propicio.
Avanzada la noche, nuevamente lo vio llegar oliendo a alcohol, lo cual le repugnaba, con ese hedor había comenzado su desgracia que había ido en aumento. Como siempre, lo recibía con la cabeza gacha, no se atrevía a mirar sus ojos enrojecidos, sentía un temblor en todo su cuerpo que no podía disimular. Instintivamente se alejó y eso fue suficiente para desatar la furia. Se quitó el cinturón y con él comenzó los golpes. Correr, buscar algún refugio no la ayudaba, igual que sus gritos de dolor aumentaban la ira. Terminó acurrucada en un rincón recibiendo patadas. El hombre trastabilló cayendo pesadamente al piso y allí quedó, aletargado por su ebriedad.
Ella pudo ver la puerta de entrada entreabierta y no dudó en salir corriendo sin rumbo. Se alejó cuanto pudo hasta que sus fuerzas la abandonaron; se dejó caer en el umbral de una casa, sus heridas ya casi no sangraban. Agotada y aterida de frío quedó profundamente dormida.
Hacía unas horas que había amanecido cuando despertó. En su hogar vivía aterrada, ahora sentía pánico, no sabía donde estaba. Una pareja se acercó con evidente intención de ayudarla, pero hacía tanto tiempo que estaba distante de cualquier persona que no fuera aquel verdugo, que su cerebro le jugó una mala pasada, estaba paralizada por el miedo a esos desconocidos, le costaba abrir un ojo hinchado y enrojecido, sentía un dolor agudo en su espalda, varios coágulos cubrían los cortes causados por la hebilla de aquel cinturón y se le podían ver viejas cicatrices.
La gente que había pasado antes, algunos la habían ignorado, otros la habían mirado con lástima, ella no tenía conciencia de su lamentable y triste aspecto. Pero estos dos no tenían intención de seguir su camino, le hablaban afectuosamente invitándola a subir a su automovil; los escuchaba sin oír, sin entender una sola palabra, solo deseaba que se fueran. Pero no fue así, la llevaron contra su voluntad, no tenía ni un poco de energía para resistirse.
Durante el viaje la pareja hablaba, estaban muy contentos, -pobrecito es evidente que fue muy golpeado, -golpeada querrás decir, ¿no ves que es una perrita?, -tienes razón y si estás de acuerdo su nombre será Tina, dijo la mujer mientras acariciaba con suma ternura a su nueva mascota, que hecha un ovillo todavía temblaba en su regazo.