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Salud y fuerza

martes, 31 de diciembre de 2013

Historia de un árbol Sr Noche (Para Espuma)

Historia de un árbol Por mi amigo Sr. Noche

Más allá de las estrellas, en la Ciudad de la Luz, estaban preocupados. En la tierra, no sentían el ritmo de la vida. Enviaron al Espíritu que anima todas las cosas con un mensaje.

Lo dejó para que todos lo vieran. Las raíces, profundas; las ramas extendidas al Universo. Desde entonces, recorre las estaciones. En el verano, prodiga sombra y refugio. El otoño lo desnuda preparando su muerte. Luego, frío y silencio. Un día, su piel se abre; vuelve a ser semilla, promesa de flor, fruto y nido.

Colocaron presentes bajo sus ramas. No comprendieron pero el mensaje permanece.

Juan José Noche (Atramentum)


Para los que creen, para aquellos que el dolor les endureció el corazón y no creen, para los que tienen la infinita necesidad de creer, es mi deseo, que un día cualquiera, su almanaque vuelva a cero, y puedan ser semilla, promesa de flor, fruto y nido. Felicidades, desde mi corazón mas lejos que cerca de este mundo.

martes, 8 de octubre de 2013

Descarga el libro Crónicas del miedo Gratis por unos dias.

Saludos ^^

Os comunico que desde ayer Lunes 7 de Octubre hasta este Viernes 11 de Octubre, podéis descargaros de forma completamente gratuita, la antología de relatos de terror “Crónicas del miedo”.

En ella, podréis leer mi relato “Reflejos del alma” con el que he colaborado y el relato que abre la antología de manera magistral “La cerradura” por el autor Ray Adam. Además de 13 estupendos relatos de terror de otros compañeros y la fantástica ilustración de portada.

Tan solo tenéis que acceder a la página de amazon.es con vuestro correo electrónico y descargar de forma gratuita el programa de lectura que más os guste, sin necesidad de disponer de un dispositivo de lectura Kindle, pues existe una aplicación de lectura de libros para ordenadores, entre otros.

¿A qué estáis esperando?
¡No os lo podéis perder! 


Colaboro con el relato "Reflejos del alma".
Para más información sobre el libro pincha en la imagen.


Por: Kel Báthory

viernes, 6 de septiembre de 2013

MERCEDES "NOFRET"- LUISMI "JIMUL"

ANTES QUE SE CIERRE RELATOS DEL ANDURRIAL, QUISE SUBIR ESTA IMAGEN DE AMBOS, JUNTOS, COMO QUISIERA CREER QUE ESTÁN. A ELLOS LES GUSTARÍA.

viernes, 5 de julio de 2013

Tarde de primavera, Lille. Francia





No tengas miedo al viento, no tengas miedo al río, no tengas miedo al mañana.
Deja los versos más bellos, al pie del árbol, en primavera.
Verás, al brotar las hojas, cómo el río y el viento recitan tu poema a la orilla del mar.

Piedra

domingo, 30 de junio de 2013

Tu









          



             Tu rostro se esconde tras las esquinas de la ciudad, tu aliento se disfraza de aire dentro de los pulmones, tu voz se agazapa tras mis palabras, tus pies caminan debajo de las huellas de los míos, te mueves al mismo ritmo que yo.
            Y sin embargo, cuando me detengo para contemplarte, cuando mi voz deja espacio a la tuya, cuando mis pulmones dejan de respirar para dar paso a tu aire, desapareces. A veces pienso que vives solo en mi imaginación, que no eres más que un sueño oculto en un cuerpo que inventé.
            Ah, la educada razón asiente, la cordura y la sensatez se confortan con estas últimas palabras mientras tu sonríes detrás de las cortinas.











Aquellas noches heladas



 


              Aquella esquina donde comprábamos los cigarrillos después de salir del cine de las nueve, aquella esquina, te acuerdas que fumábamos como desesperados antes de que la lluvia nos los deshiciera en los labios. Te acuerdas de la señora que nos hablaba de la película como si ella ya la hubiera visto, cuando en realidad repetía lo que otras parejas como nosotros, comentaban mientras compraban el tabaco o los chicles.
            Tal vez ya no te acuerdes, tal vez yo me haya evaporado de tu cuerpo como aquel vaho que nos salía de los labios en esas noches heladas, de una ciudad helada mientras la luna llena, hermosa, grande, espléndida nos miraba. Nunca te lo dije pero yo pensaba que mientras la luna llena iluminara nuestro amor… soy una ilusa, lo sé.
            Vuelvo a la señora. Ya no está. Ahora atiende su hija el pequeño kiosco, que de pequeño y roñoso ya no tiene nada, ahora es grande, limpio, con una tele y los comentarios acerca del fútbol reemplazaron las viejas películas de nuestro cine barato. El teatro si aguanta todavía, ahora se ha dividido como un mutante y de aquella sala enorme con pantalla gigante mutó en siete mini salitas donde, por suerte, dedicaron cuatro a gente como nosotros que gustaba ver películas que nadie quiere ver.
            La ciudad es diferente, aunque la lluvia sigue deshaciendo cigarrillos, la fachada del teatro conserva su estilo, el viejo Urapan sigue en pie y la luna, la luna llena también estaba ahí mirándome con toda su bocaza abierta al verme tan cambiada.
            No te puedo describir mis sentimientos en ese momento, pero por un instante me pareció ver tu espalda tras el tronco del árbol y mi cuerpo se encendió, me salieron chispas de la piel y cuando quise darme cuenta, tu cuerpo también explotaba como un fuego artificial en las noches de verano y en ese destello de tus ojos lindos, cayó sobre la palma de mis manos tu mirada, tu sonrisa, tu tibieza y el olor de tu cuerpo se abrazó al mío.
            Corrí a casa. Habías vuelto y yo tenía que bañarme, yo necesitaba limpiar mis otros amores, borrar con aroma de lavanda los otros olores y sabores. Abrí los ojos bajo la ducha y le pedí a la luna que me bañara con su luz, y ella me hizo caso; su luz se deslizó por el país de mi cuerpo para que yo pudiera renacer sin otras huellas de besos o caricias.
            Salí de la ducha sintiéndome sin pasado, ahora si podía abrazarte, ahora podría apretarme contra tu pecho, pero tus manos me detuvieron a un centímetro de tu piel, me tomaste de la mano y llevaste hasta la ventana y me mostraste tu vida con ella.
            Te habías enamorado de una frágil mujer que te esperaba en un lecho nebuloso… duele mucho susurré.
           
            - Algo más señora.
            - No, le dije y me marché de allí con tu recuerdo.

domingo, 23 de junio de 2013

Festejando los 85





Florentino Ariza limpió los puños de su camisa con migas de pan blanco. Quería que Fermina oliese el pan recién horneado, en el zaguán de su casa, a la caída de la tarde.
Después de limpiar los puños, Florentino quedó como triste. Recordó aquella tarde cuando la vio por primera vez. Salía del colegio con su trenza rubia a media espalda, pizpireta, cogida del brazo de las amigas y casi sin tocar el suelo llenaba toda la calle.
Fue un solo golpe de vista. Quedó prendado. Fermina lo sintió, levantó la cabeza y la trenza quedó al aire. Florentino tuvo que apoyarse en la pared, las piernas no le respondían, el corazón desbocado, latía tan acelerado que por un momento perdió la vista. Cuando la recuperó, el encanto había desaparecido. Una esquina mal avenida se interpuso en su camino y solo le quedó el perfume a jazmín.
Hacía ya tres otoños que todos los días escribía carta a Fermina y por fin hoy, tuvo la respuesta soñada. Le esperaría en el zaguán de su casa con su ama, antes de que se pusiese el sol, para ver bien, sin tener que acercarse demasiado.
No lo podía creer, tanto tiempo esperando la respuesta, y hoy que la tenía, le inundó la tristeza. Como si se hubiera roto un encanto, y encanto era, ir a la cama todas las noches, soñando antes de dormir, que Fermina le estaba esperando a la puerta de su casa.

El Magdalena semejaba un río de plata, y los dos enamorados miraban más allá del horizonte. Buscaban un rincón en  la selva donde comenzar la nueva ventura.



viernes, 21 de junio de 2013

Los comediantes







— ¿Sois vos el bufón?

—El bufón soy, mi señor: festivo, jocoso y burlón.

— ¿Y quién es ese que os custodia?

—Mi amigo, Ángel Manuel Serafín; domina el arte de tañer el mandolín. Os solazará con sus tejemanejes pues conoce el complicado arte de volar; repararéis en que la fortuna concibió que con alas naciera. Sabe de malabarismos, y juega con una pelota cual si ésta fuera parte de su propia esencia, asimismo, es dulce como la miel, ¿digo bien, Ángel Manuel?

—Conveniente habláis, Tatú amigo.

—Meritorias dotes manifestáis de vuestro amigo pero ¿y vos?..., observo que poseéis armadura. ¿Acaso venís de alguna hostilidad?

—Únicamente, en verdad, de la cruzada que es el natural mundo: desalmado, corrompido y cruel, ¿acaso miento, Ángel Manuel?

—No exageráis, compañero.

—Conforme; hacedme una exhibición de vuestras pericias.

Ángel aleteó un rato, remontando hasta el techo y bajando en contoneos volátiles. Entretanto, Tatú se despojó del caparazón.
El volador bajó presto y raudamente compuso un instrumento con la coraza del amigo, tañendo luego unas melodías que entusiasmaron al preclaro.
Después, envuelto de nuevo en su armadura, el bufón se formó una bola y el otro principió a lanzarlo arriba y abajo.
El insigne quedó deslumbrado ante el espectáculo. Sin embargo, les indicó que no los contrataría.

—Todo me pareció prodigioso, pero me habéis burlado; no era un mandolín, era un charango.








Espuma 



sábado, 15 de junio de 2013

Al árbol solitario. Camino de Santiago, Palencia.



El árbol solo, sin más compañía que soles y vientos, resistió las nieves del invierno y con las aguas de primavera, surgió de nuevo en el alto páramo castellano.
Ya da sombra a los romeros de Santiago, pero vendrán duros días de estío, días de polvo, sudor y cantimplora, cuando el otear del árbol en el horizonte de velas al caminante, que suspira con descansar bajo sus ramas. Tomar resuello, sacar un trozo de queso, comprobar que sabe a cielo y soñar despierto con llegar a la próxima colina. Allí donde otro árbol le acerque un poco más a su meta, que parece crecer con el ondular de las sementeras, como si el sendero se alargase al ritmo de los vientos y Santiago estuviese al fin de las tierras.
Piedra

http://miguelbueno.blogspot.com.es/2013/06/al-arbol-solitario-camino-de-santiago_10.html

jueves, 6 de junio de 2013

El



http://erasmusv.files.wordpress.com/2008/03/el_mundo.jpg


            El anda por ahí guerreando su batallas,
            El recorre millas de cuerpos ausentes,
            El construye odiseas,
            finales heroícos o trágicos.
            El llena horas vacías con personajes de humo,
            El construye mares con sus lágrimas,
            mares a los que les roba la sal,
            lunas verdes
            soles negros
            calles amarillas
            El llora los amores
            Yo lo miro.

El bombón de chocolate









 
Volver a casa es como volver al vientre materno. Mientras estamos suspendidos entre un salir y un llegar, la mente revive imágenes placenteras, evoca olores gratos y saborea placeres ya idos; emociones resguardadas bajo una coraza de seguridad con olor a café recién hecho.
      
Al llegar, el mundo es un nudo de abrazos, de besos, de voces que demuestran, ahora si, tener un cuerpo palpable y un calor contagioso. Después todo es un destripar de maletas, unas manos que dan, otras reciben entre palabras atropelladas.
      
Finalmente, en todos los viajes pasa, nos damos cuenta que hemos perdido algo, algo muy importante y el terror paraliza. Si. Se ha perdido el bolso de mano, lleno de esas cosas triviales que de repente son imprescindibles en nuestras vidas: el pequeño cepillo de dientes, el pequeño espejo, la pequeña billetera que contiene los documentos que demuestran a los demás quienes somos, donde vivimos, qué profesión tenemos y cuanto dinero tenemos en el banco. La caja de bombones.
     
Así, la bienvenida se convierte en un trabajo arduo y común: todos buscan, todos aportan, todos opinan dando soluciones. Habría que volver a las oficinas del Estado a solicitar de nuevo documentos de identidad, es un engorro pero un tema solucionable, la libreta con las direcciones de los amigos, también es una pena haberla perdida, pero los amigos siguen ahí, los objetos, se pueden volver a comprar, pero la caja con los bombones de chocolates no aparece por ninguna parte.
     
El colapso está a punto de dejarnos inmóviles, la boca se reseca, las manos tiemblan, el cuerpo se desgaja como si los huesos se hubieran vuelto de gelatina… sí, todo por una caja de bombones de chocolate que nuestro paladar jamás podrá volver a saborear.       Por nuestra mente pasan todos los bombones que nos hemos ido comiendo a lo largo de nuestras vidas, aquellos que de pequeños comprábamos en la tienda de la esquina, luego los rellenos de licor para luego fingir que habíamos probado el ron, después aquellos que nos dio el "bombón" de quince años que se enamoró de nosotros, más tarde los que quizás preparamos con nuestras manos para dárselos a otros… no, eso no se recupera jamás. ¿Cómo podremos seguir viviendo sin ellos?

viernes, 24 de mayo de 2013

Un día cualquiera.

Dedicado a mi amigo Jimul, que amaba el teatro y siempre fue mi motor. También va por Nofret y vosotros, mis incondicionales.
Hubo lleno hasta los topes, las 5 obras de humor y de ternura. Este año el viaje les va a salir bien barato. En mi blog puse la introducción, por si alguien quiere conocer más de mi primer teatro.
http://aloranerjaenletras.blogspot.com.es/2013/05/un-dia-cualquiera.html

martes, 21 de mayo de 2013

Jugando con la brisa. Málaga.


No recuerdo muy bien si era a sotavento o barlovento, lo que si estoy seguro es que la brisa era caprichosa y no le importaba el límite de las 20 millas y mucho menos si el paso peatonal estaba libre o no.
Los barquitos iban y volvían al albur del viento, entre las datileras, sin mirar al vendedor de helados, que recorría el rebalaje, por si amainaba y la gente entraba en calor.
Aunque era mediados de mayo, el poniente venía tan fresco que parecía más bien febrerillo el loco, cuando los días aún son tan cortos que no da tiempo  a que los caliente el sol.
Acababa de llegar del cementerio inglés, donde habían montado un mercadillo variopinto, entre tumba y tumba. Al lado de un puesto con cristal y botellas antiguas, estaba el de la miel de abeja, el de los vestiditos de gitana y los mausoleos de los ingleses.
Los vendedores, en su mayoría de color, lo tomaban con una calma infinita. Entre el bocadillo, la botella de cerveza y la tumba de Geoffrey Herbert (q.e.p.d.), esperaban vender algo al público, tan sorprendidos por el espectáculo, que vi comprar a muy pocos.
Una pena, la consorte no estaba por disfrutar de la belleza surrealista, en medio de un cementerio, y dimos de mano antes de lo que me hubiese gustado.
Para acabar la mañana, nos fuimos a la feria del libro, en el mismísimo puerto de Málaga, donde había echado el ojo a un libro precioso del gran fotógrafo Pedro Ruiz Troyano y me compré el de Casares, una maravilla.
Expresiones.
Texto y fotos de Piedra
La fotografía de Casares está sacada del libro “Casares cerca del cielo” de Pedro Ruiz Troyano.

Fotoreportaje completo en : http://miguelbueno.blogspot.com

viernes, 17 de mayo de 2013

Jacarandás para Nofret






En este mes de mayo, Nofret, han vuelto a florecer las jacarandás de Málaga. Empezaron tímidamente, una flor en una rama y un ramillete en otra,  salpicando de lila el cielo de la plaza, pero en unos días, con estos soles de mayo, todo el árbol se ha cubierto de flores y ya no se ve el cielo,  solo se ve el celeste de las jacarandás, esas que todos los años me preguntabas si ya habían florecido.

Era con tus primeros fríos, cuando sentías, que habrías de cerrar las ventanas de tu casa. Te acordabas de que mis jacarandas ya estarían en primavera, y me decías: Piedra, ¿han florecido tus jacarandás? las mías están perdiendo las hojas, se preparan para el invierno, y como siempre, a mí me ha cogido a trasmano.
Cada día me gustan menos los inviernos, son muy fríos para mi, y no se muy bien si podré soportarlo otro año más.

Te sentías delicada, y nos tenías en vilo, cuando durante unos días no nos veíamos, bueno si, no nos veíamos. Era tal nuestra amistad, que todos los días hablábamos como si estuviésemos uno al lado de otro, nos manteníamos informados de la travesuras de César y de las novedades de nuestra querida Gladys en “Algo para Contar”.

Hoy he salido a la terraza para hacer una foto de tus jacarandás y enviártela por correo, seguro que con estos adelantos, le llega a los tuyos y te la guardan.

Expresiones
Piedra

miércoles, 15 de mayo de 2013

Paracas, Perú


A nosotros nos llamó la atención la dureza del desierto (nunca llueve), y por tanto la ausencia absoluta de vegetación es muy llamativa en contraste con la vida floreciente en la costa.
En el mismo borde del acantilado aparecen lagartos, alimentados de los restos que deja el mar, y en la orilla,  enormes bandadas de piqueros sobrevolando las aguas al lado de los lobos marinos, descansando en las rocas más inaccesibles.
La gran riqueza en plancton de las aguas frías hace que los peces y por tanto las aves sean tan abundantes, que es todo un espectáculo observar el mar desde el acantilado, con el ir y venir sobre las olas de tantas aves marinas.

Piedra

Reportaje completo en http://miguelbueno.blogspot.com





viernes, 10 de mayo de 2013

Aquel vestido


 















  ¿Lo guardamos…?
             Sí, no soy una loca aunque hable en plural y esté sola, sé que no lo estoy, sin embargo lo que no sé, es por qué lo hago.
 
             Debemos guardar todos los objetos valiosos, en el entre-techo de nuestra casa, allí estarán seguros y a salvo, todo lo que hemos ido acumulando a lo largo de nuestras vidas, además de lo que se nos ha adherido a la piel mientras hacíamos el ejercicio de vivir, desde el momento de nacer.
              Vuelvo a lo mismo. Debemos guardar nuestro tesoro, debemos protegerlo de soles y lunas, de nieves y lluvias, que nos atacan por arriba y de las visitas que acechan por abajo.
              Ahí está lo más preciado, lo más entrañable, todo lo que hemos necesitado para respirar, sí, no te rías, también está aquel vestido que tanto te gustaba quitarme.
              Después de guardarlos, después de asegurarnos de que nuestra fortaleza era inexpugnable nos entregamos al sueño,  abandonamos a nuestros cuerpos.
 
             Yo soñé con fuegos artificiales, me encantan las explosiones de luz sobre nuestras cabezas, me sentía tan segura que alcé el vuelo y atrapé una estrella naranja, la encerré entre las palmas de mis manos… era el mejor regalo que podría darte.
 
             El olor a quemado nos despertó. Por inercia saltamos de la cama, huimos, alguien avisó a los bomberos y cuando respiramos, volvimos la vista atrás.
 
             A lo lejos vimos como el techo de nuestra casa explotaba. De él salían estrellas de todos los colores.
 
             Cuando la oscuridad volvió, cuando el frio se apoderó de los rescoldos y el mundo era solo un montón de hierros retorcidos, cristales rotos y maderas humeantes, nos tomamos de la mano y volvimos a nuestra casa. Nos tapamos la nariz para evitar el olor a chamuscado, nuestros pies eludían las brasas y las lágrimas nos hacían perder el equilibrio, las manos derrotadas no querían abrirse, se empeñaban en cerrarse en forma de puños impotentes y las uñas araban surcos sangrientos entre las líneas de la muerte y la vida.
 
             Una eternidad, un agujero se abría espacio entre nuestras barrigas mientras nos mirábamos a los ojos aceptando la derrota. El destino nos ganó, se impuso en su crueldad, se ensañó con dos pobres y patéticos humanos que intentaron la felicidad.
 
             Nada que hacer. Agachamos la cabeza, como reos ante la guillotina.

              Sí. Los dos abrimos los ojos al mismo tiempo. Allí estaba ese vestido que…

Palabra



  

  Palabra que te quiero, palabra que no puedo vivir sin ti, palabra que se enreda en la lengua, se estremece y tiembla, tartamudea, cae, rueda, se tropieza, se desliza, esquiva los golpes de tu indiferencia, se resiste al veneno de tu mirada y a la gelidez de tus manos.
            Palabra que te quiero, palabra que no puedo vivir sin ti, porque estos días llenos de segundos y horas no son más que fantasmas aritméticos que cumplen una función y nada más.
            Palabra que he muerto cuando me abandonaste.

Machu Picchu

Has leído historias de Machu Picchu, has conocido infinidad de fotos, pero ya en el tren hacia Aguas Calientes, no sabes por que ventanilla mirar. La selva cada vez más densa: bromelias, orquídeas y líquenes cubriendo los árboles. Arriba, en la montaña, los glaciares colgados de las peñas,  que parecen  a punto de caer.
El río de aguas turbulentas, va abriendo camino en el bosque para que pase el tren y de vez en cuando aparecen ruinas incas, enormes, colgadas de las laderas, en lugares increíbles.
Coges el autobús para ascender a Machu Picchu, te vas adentrando en la selva gracias a un carril zigzagueante y las enormes paredes de granito cubiertas de bromelias no te dejan reposar.
Pero todo es nada, cuando llegas arriba parece un sueño. Mira que lo has visto  muchas veces en libros y revistas, que habías preparado el viaje con textos y fotos en internet. No tiene nada que ver, el espectáculo te sobrecoge, no solo el poblado tan  extenso, ni los balates en pendientes que asombran, es además el lugar.
Ese circo de montañas talladas por el río que corre a los pies, la selva que lo rodea, las nubes que te van abriendo poco a poco las montañas, para que la emoción no decaiga, el tamaño de los edificios, los bloques de roca granítica tallada al milímetro para que encajen perfectamente una sobre otra. La vegetación, con orquídeas en flor por doquier, y la fauna.
Tuve la suerte de fotografiar chinchillas, que acostumbradas al paso de la gente, posaban todo el tiempo del mundo, infinidad de aves de colores brillantes, golondrinas azules, otras parecidas a nuestros gorriones, pero de collarín rojo al cuello, una bandada de loros, lagartos tomando el sol y las llamas asomadas al vacío, dando la espalda al personal.
Subimos dos días, el segundo viendo amanecer entre las cumbres de las montañas, y siempre nos sorprendió la belleza de Machu Picchu.  Si la ciudad incaica por si misma ya es una maravilla, estuviese donde estuviese, el entorno que la cobija es todo un lujo y aunque hay muchos visitantes, si sabes moverte, te parece, en muchos momentos estar solo con el espíritu del inca Pachacútec.
Piedra
 
Otros reportajes de Machu Picchu en http://miguelbueno.blogspot.com
 
 

miércoles, 1 de mayo de 2013

Chinchero, Perú

Ya en la carretera, te cruzas con camiones repletos de gente ataviadas como para una fiesta. Has leído que los domingos es el mercado semanal en Chinchero y piensas que son los vecinos de la comarca que acuden a él.
Al llegar al pueblo, te introduces en otro mundo, callejuelas de casas con sillares enormes de piedra tallada. Las mismas  casas que usaron los incas, que aún siguen habitadas por sus descendientes.
Tomas las cuestas con calma, se notan los 3780 m de altitud. Llegas a la iglesia con el penúltimo resuello, y te cuentan que fue el antiguo palacio de Túpac Yupanqui, que eligió el lugar para su reposo, entre las cumbres del nevado Salcantay (6271 m.) y la laguna Piuray, que sigue abasteciendo de agua a Cusco.
Quizás a Túpac Yupanqui le ocurriese lo mismo que a nosotros, quedar prendado del damero de cultivos en el altiplano, alrededor de la laguna.
Por fin llegas al mercado, te llama la atención las compradoras y vendedoras, con sus vestidos, sus sombreros y las largas trenzas, de pelo negro, hasta la cintura. Muchas, con tantos años, que te parece increíble que salgan a comprar.
Son las diez de la mañana y la mayoría de las vendedoras están comiendo de unos platos enormes de comida. Agradeces que no haya casi turistas, nosotros somos  solo cuatro, y nos perdemos entre la gente.
Te crees transportado a la época anterior a la llegada de los españoles, y no sabes bien, que haces, molestando con tu cámara, la tranquilidad de ellos.
Si tenéis oportunidad de visitar Chinchero, recomendamos hacerlo en domingo, único día de mercado en la semana.
 
Piedra
 
 
 
 
Reportaje completo en : http://miguelbueno.blogspot.com

domingo, 21 de abril de 2013

Canibal






              Me dijiste que me tomara mi tiempo en desmenuzarte, me diste de comer en tu mano y de postre dos dedos, el corazón y el pulgar. Me contaste que llevabas una eternidad esperándome, desasosegado por no encontrarme y que no estabas dispuesto a dejar escapar el momento entre balas perdidas.
                Insististe en que te masticara lentamente, entre susurros hablabas acerca de la duración de la tortura, recuerdo que decías que si me movía lentamente el dolor podría parecer placer y si la vida era un cúmulo de mordiscos, mejor que fueran los míos.
                
Come de mi carne, decías, bebe de mi sangre, no pares de hacerlo hasta agotarme… 
                Yo, obediente seguí tus instrucciones, devoré la carne, bebí la sangre, sorbí los pensamientos, las ilusiones, tu pasado, presente y futuro, a veces representamos unos papeles para los cuales nadie nos preparó, es más ni siquiera intuíamos que una cosa así nos llegara a pasar algún día, y sin embargo, llámalo intuición o instinto, resulta que los bordamos y si estuviéramos en una competición seguro que nos llevaríamos todos los premios posibles. 
                No necesitaste hacerme ensayar, no me diste libreto, ni guión, ni instrucciones, no contrataste a instructor ni hiciste pruebas previas, me pediste que comiera de ti y lo hice, descubriste mi lado animal, la ferocidad del hambre, el impulso de la sangre caliente y la libertad de la locura.
 
              Ahora estás dentro de mi, circulas por mis venas, golpeas en mi corazón, llegas a mi cerebro, juegas con mi memoria, me borras recuerdos y pateas mi estómago, sin embargo, hay un rincón al que no puedes acceder porque cambia de sitio tan pronto nos presiente, sabe que los dos somos el enemigo, que no se puede fiar ni de ti, ni de mi e intenta defenderse, así que se propone a revertir la situación, impulsa mi mano a la boca, un recinto que parece ocupado por una gran anémona enredada entre los tendones de tu vida, lentamente me obliga a tirar de él, lo hago con sumo cuidado y a mi alrededor se va formando un sendero sinuoso que va creciendo a medida que yo me voy quedando vacía de ti.
 
             Ahí estas de nuevo, saliste de mi, te enroscas a mis pies, enredas mis tobillos, paralizas mis piernas y caemos en abismos de incomprensión, reconociendo en ese último viaje que ya no se puede confiar ni en los caníbales.

(Cerati aún palpitando entre las venas)

martes, 9 de abril de 2013

Aún resuena en mi cabeza las palabras que dibujan tu Sonrisa Etrusca, sigo soñando cada noche con los relatos de tu Vieja Sirena en sus distintas reencarnaciones, juego con tus ejercicios literarios sobre como expresarse siendo un zapato, dos folios enteros, en tu Amante Lesbiano. Pero sobretodo me sobrecoge tu humildad, siendo tan grande. No podría leer tu tratado de economía, aunque seguro que tiene algún recurso literario inédito.  96 años y lo suficientemente joven para seguir luchando por hacer de este mundo un lugar mejor para los más pobres.
                              GRACIAS JOSÉ LUIS SAMPEDRO

domingo, 17 de marzo de 2013

La vida y un amante

Las pestañas enredadas en el pasado asfixian el presente, sin embargo un aliento cálido, como cuando me hablabas al oído, sopló entre ellas y me dejó entrever un muro blanco.
            No es más que una pared de ladrillo, piedra o roca, o cristal. Una pared que impide el paso, que limita y encajona.
            Solo bastaría otro aliento tuyo para que al mover mis pestañas la pared blanca se convirtiera en nube gaseosa para atravesarla y encontrar una vida y un amante.
            Las uñas rojas cascan un huevo sobre el borde de la estufa, el pulgar se hunde, rasga y la clara se escurre provocando un chisporroteo, como un lamento que rompe el silencio de acciones solitarias… entonces, quizá, la vida y un amante.

Ahí te dejo



Yo estaba lanzando palabras sobre el puente a ver hasta donde llegaban, así, como quien respira. Cuando sentí sus pasos a mis espaldas.
            Muy lindo te has puesto, ¿a dónde vas? vestido así y con tus demonios en esa mochila. 
            - ¿Cómo sabes que son mis demonios?
            - Se están retorciendo dentro de la bolsa.
            - Ya sentía yo algo molesto golpeando mi espalda. Bueno, me voy.
            - Adiós.
             Se alejó. Sus pasos eran decididos, la bolsa se retorcía como si estuviera viva. Guardé sus palabras frías en mis manos hasta que empezaron a quemarme, entonces decidí tragármelas como si fuera una amarga medicina y al cabo de un rato las lancé sobre el puente.
             Ya no queda nada de tí - pensé cuando miré el puntito negro en que tus palabras se habían convertido reverbereando en la distancia.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Crónicas del miedo.

 Hoy tengo el gusto de presentaros un libro en el que he colaborado.

Antología de relatos de terror es un proyecto literario solidario de quince escritores y una ilustradora.
La recaudación obtenida por la venta de este libro será destinada íntegramente a fines solidarios a través de la organización Col.lectiu Soterranya de Torrent (Valencia).

Sinopsis:

Una puerta se abre, en algún lugar, no lejos de aquí. Está oscuro, y aún así, una luz mortecina se cuela tras nosotros para hacer aún más aterradora la oscuridad. Sospechamos que al otro lado hay algo, o alguien, de este mundo o de otros; hay una certeza en esa intuición mientras damos el primer paso, mientras salvamos la primera página, sumergiéndonos en la penumbra del miedo… Como la protagonista de la portada, el lector es invitado a ingresar a esta casa, a penetrar en sus quince habitaciones; cada una atesora una historia, un misterio, un horror silencioso a la espera de ser revelado a la luz de las pupilas. Quince invitaciones de otros tantos autores que se han citado en esta noche de ficción, en esta casa de miedos racionales e irracionales, de mansiones terroríficas, experiencias más allá de la vida, pesadillas conscientes, o insectos espantosos…





Podéis adquirir el libro mediante descarga en formato eBook a través de la plataforma Amazon.



 AUTORES

Ray Adam  -  Miriam Alonso  -  Susana Barrientos  -  Kel Báthory  -  Karla M.Carlotti
Aroa González  -  Jesús González Martínez  -  J.Monmar  -  May Lloret Barberá
Santiago Marchán  -  Ana Nirvana  -  Laura R. Díaz  -  Beatriz T.Sánchez
Enrique Tamarit  -  Ginés Vera - y la ilustradora Anaïs Gálvez.

Por: Kel Báthory

El paquete




Altas horas de la noche, un autobús se detiene en la parada. De él se apea un obrero y detrás, muy despacio, una pareja de ancianos. Se alejan calle abajo. El chófer se percata de que alguno de ellos se ha dejado un paquete; deja que se vayan.
Con avidez  abre el envoltorio. Dentro hay una caja y al destaparla  surge otra y luego otra, hasta siete. En la última halla una nota.
“Si tu curiosidad te ha llevado a apropiarte de algo ajeno, es que mereces un castigo. Para librarte de él, debes hacer 32 fardos similares a estos. Tienes dos horas  para dejarlos “olvidados” por la ciudad. Si no lo haces, pronto verás como la miseria entra en tu hogar, luego morirá el familiar tuyo más querido. Tú enfermarás de un extraño mal que ningún médico podrá curar”
El chófer sonríe, —una broma— piensa y arranca el vehículo. ¿Pero quién se dedica a hacer burlas tan macabras? La gente es rara…El jornalero debió ser, seguro, ¡qué sinvergüenza!... ¿Dos horas? ¿Y dónde consigo yo tantas cajas a estas horas?  ¡Dios mío qué mi niño no empeore! Esa fiebre de esta mañana… ¿habrá algún almacén abierto aún? ¡Maldito obrero del demonio!
Calle abajo los dos ancianos caminan silenciosos; después de bajar del autobús sólo les queda un bulto, lo dejan furtivamente en la puerta nº 26 y siguen andando, callados.
Al doblar la esquina, la vieja suspira con alivio— Prométeme Emeterio, que nunca más volverás a recoger nada que no sea tuyo.


jueves, 21 de febrero de 2013

Retratos idílicos


El piélago azur estaba hoy muy sereno; apenas unas pequeñísimas olas llegaban a la orilla, como extenuadas, sin fuerza siquiera para acariciar la arena rubia. 
Desde  su atalaya, imaginó qué habría después de ese tranquilo mar que contemplaba, ¿quizá otro mar azotado por el díscolo Eolo y sus doce hijos?
Sonrió al pensar que acaso Zéfiro, el hijo más apacible del dios del viento, estaría ahora allí, en su mar.
Fantaseó imaginando allende en lontananza, más allá de ese océano manso, otro mar enfebrecido en lucha con un barco pirata, donde un marinero de cabellos blondos trataba inútilmente de  impedir que el navío zozobrara. Se figuró que el marino, apenas un niño, comprendía que llegaba su hora y en su mente exasperada sólo veía  las lágrimas de su madre al despedirse de él, los verdes y extensos prados de su Irlanda natal y las aguas cristalinas de sus ríos, dónde se bañaba con su amigo Ian en los días de verano.
El ruido de una bocina le despertó de  su ensueño. Era la nave que traía y llevaba pasajeros de una isla a otra, moderno, enorme y  repleto de gente que miraba hacia tierra.
Juanjo, volvió a la realidad; tenía que volver al trabajo, a su rutina de oficinista.
Los poetas y la modernidad no estaban hermanados, se dijo abatido mientras arrancaba el automóvil para sumarse a la caravana de conductores estresados.

sábado, 16 de febrero de 2013

Maniqui

            





            La cara de mi amiga cuando decidí comprar aquel maniquí fue como una sentencia: loca.
            Yo me asusté, sin embargo gasté mis pocos centavos sin pensar en que no podríamos tomarnos ese café que le había prometido, ni ir al cine, en cambio podía llevarme ese cuerpo de plástico a casa, lo pondría en el pasillo…
            Eso hice.
            Llegué a casa, coloqué el maniquí en el pasillo y me senté de frente a contemplarlo, al cabo de un rato un impulso me obligó a desarmar su cabeza y encontré un nudo de imágenes bastante apretado y que sin embargo empecé a tirar cuidadosamente para ver lo que había: así, me vi a mi misma limpiando mi casa, tirada por el piso arrancando la vida de las paredes, sintiendo en mis manos girones de comidas, pelotas de pelos que alguna vez brillaron y se ondearon al viento, voces roncas, suaves, amorosas o crueles; también sombras de presencias amadas.
            Luego, me fui a la cama y puse la pelota de imágenes en mi mesita de noche. A veces, las estupideces ayudan a vivir, a lo mejor mañana encuentro...

Incompleta

             Uno, dos, tres, cuatro, cinco… ahí están todos, cinco dedos en la mano derecha, cinco en la izquierda, al igual que mis pies. Y si avanzo hasta la cabeza con mucho cuidado voy encontrado todo lo que ha sido mío desde que nací.
            Ahí está todo lo que la naturaleza tuvo a bien almacenar entre mis huesos, incluso lo intangible, eso llamado inteligencia, pensamientos y memoria. Es verdad, todo eso está ahí y para demostrárselo le diré mi nombre: soy Cual y sin embargo no estoy completa, me falta mi Tal.

miércoles, 30 de enero de 2013

M.M

Cabellos dorados enroscados como caracoles,
bajo un rostro de mirada angelical.
Ojos aguados y azules como el cielo,
de mirada seductora y perdida.
Labios carnosos de rojo carmesí,
sobre piel blanca con destellos rosados.

Inocencia y coquetería bajo los focos.
Un talento natural e inigualable.
Una belleza inusual y destacable.
Seductora en su totalidad.

¿Pero que hay más allá de su mirada?

Desesperación, inseguridad y tormento.
Y una terrible y abrumadora soledad.

Divertida y alocada, es tan solo una de sus caras.
Alguien que juega y con sus juegos destruye.
Sin ser consciente y con naturalidad.
Como juguetes que un niño rompe divertido,
creando juegos ingenuos e intuitivos.

Su tormento es lo que la hace especial,
y es también aquello que la destruirá.

La locura de un alma perdida,
que toco el cielo con las puntas de los dedos.
Y se arrastró al infierno,
por el vacío de sus sueños.


Murió joven...
 y por ello su belleza quedó inmortalizada para siempre.

Su belleza…
Su maldición…

Recordémosla…

  Fotos: Marilyn Monroe
Texto: Kel Báthory

domingo, 27 de enero de 2013

Lo que esconde la Belleza

Le llamó la atención su porte, su esbelta silueta, la elegancia de sus suaves movimientos.
Nunca antes había visto nada igual.
No es de por aquí, pensó, será de un país lejano, de otro continente.
Tan agradable y armoniosa era su presencia que casi permanecía invisible a sus ojos.
Fue en el invierno, ya empezado, cuando le llamó la atención. Lo observó desnudándose ante su mirada, cada vez más bello, recubierto sólo por sus blanquecinos frutos.

Preguntó a la gente del lugar el nombre de aquella maravilla.
Nadie sabía más que su belleza, no conocían su nombre, tampoco sabían cuánto tiempo llevaba allí, ni quién decidió plantarlo
, ni porqué, si era un elegante regalo a una amada, o a una temida esposa.
Conocían, eso si, que en primavera sus ramas florecían de azul y que en el calor del estío su espeso follaje proporcionaba exquisita sombra.
Tampoco sabían que su fruto extraño, ramilletes de bayas blancas, que reverberaban al sol de la fría estación, eran puro ¡Veneno!. 

sábado, 26 de enero de 2013

Los ojos del grito

Creo que me está mirando, debo ser tan horrible que le produzco espanto y lo único que puede hacer el pobre es dar alaridos en medio de un puente a ninguna parte.
            Empiezo a sentirme mal, me duele el estómago, mi cerebro no alcanza a formar palabras de disculpa o al menos palabras aspirina para que se calme y deje de gritar. Cómo inventar un lenguaje ajeno a las personas que nos rodean en el museo y poder hablar a solas, cómo saber que las palabras que uso entran en su cerebro significando lo mismo que cuando salen de mis labios.
            La gente empieza a rodearnos, llega un guarda de seguridad, lo siguen otros y otros, parece que mi cuerpo se ha vuelto de piedra y no pueden conmigo, finalmente me dejan tranquila, pero es una ilusión, tardan solo unos segundos y traen ahora unos tapones en los oídos. Parecen avispas. Yo me dejo llevar. La garganta me sangra, pero en mis manos tengo tus ojos. Quizás luego nos entendamos.

Problemas en el país de las maravillas

             Mira ya es hora de sorber esos mocos y salir a la calle de una buena vez. Que me estoy quedando sin sábanas y las que quedan están tan empapadas que tendría que mandarlas al desierto a ver si se secan.
            Nada, sigues sin hablar, sin salir, sin comer, sin ducharte, ay hija que por más que esto sea un cuento de hadas, tienes que dar ejemplo o por lo menos oler bien.
            Ya, ya, me echas a mi la culpa. Bueno y porque me siento culpable, te dejo mis sábanas para que llores lo que te de a gana, pero es que a veces las cosas no salen como pensamos. La imaginación es cosa jodida, en mi defensa, debo decir que te la regalé porque te creía sensata, inteligente y pensé que la usarías para … bueno para lo que usan las personas la imaginación, por eso te dije que entraras por aquella pequeña puerta, te invité a tomar el té pero cuando abriste la boca me di cuenta que eras un poco cándida pero nunca una ilusa.
            Anda ya, ahí te dejo las sábanas y cuando tengas la nariz echa trizas, ya empezarás a darte cuenta de que no se puede amar lo que no se ha tenido. Me voy.

miércoles, 23 de enero de 2013

Comares, Axarquía. Málaga

En el límite oriental de los Montes de Málaga, en la cumbre de un cerro a 703 m. sobre el nivel del mar, entre el cementerio y la iglesia, se apiñan  las casas, como una original obra cubista, de Comares.  El lugar, un mogote calizo rodeado por los campos de pizarra, tiene, gracias a su elevación, unas vistas espectaculares  de las sierras y tierras axárquicas. Con toda razón, recibe el apelativo de Balcón de la Axarquía.
A lo largo del recorrido por el pueblo encontramos paneles cerámicos que nos documentan su historia.
Nos enteramos que fue fundado por los griegos focenses en siglo VII antes d C. Y de muchos de sus avatares en la época musulmana, cuando por ejemplo,  el caudillo mozárabe Omar Ben Hafsun, lo tuvo como plaza fuerte en su lucha contra los Omeyas cordobeses, en el intento de crear un estado cristiano dentro del Al –Ándalus musulmán.
Caminamos por la calle del Perdón, donde fueron perdonadas las 30 familias musulmanas que quedaron en el pueblo tras la conquista cristiana.
Nos asomamos a los miradores para otear las otras pinceladas blancas de los pueblos axárquicos, y nos dejamos llevar por las vecinas que nos introducen en sus casas para vendernos los productos del campo (pasas, vino, aceite, queso, almendras etc.) después de un rato de charla, se sinceran y nos explican (cosa que ya sabíamos) que el campo están tan mal que las almendras  se quedan en el árbol y compran otras para revender. A 60  euros el jornal, no  pueden cogerlas. Vale más el collar que el perro.
Nosotros hemos tenido la suerte de visitar el pueblo este enero, cuando los almendros estaban en plena floración . VER : http://miguelbueno.blogspot.com.es/2013/01/malaga-flores-de-enero-almendros-en-flor.html
Después de mirar, sobran todos los comentarios..
Piedra
 
 
Reportaje completo en http://miguelbueno.blogspot.com

DINERO FÁCIL

Los cuatro amigos se reunieron para encontrar la mejor forma de obtener dinero, sin tener que pasar por la desagradable experiencia de trabajar. La decisión fue unánime, el robo a un banco sería su objetivo. Debían planificar, adjudicarse una tarea para cada uno y proveerse de los elementos necesarios para ir sorteando los inconvenientes que se les presentarían.   Lo harían en una sucursal importante que estaba a corta distancia de sus viviendas. 
Tres de ellos entrarían y uno quedaría afuera vigilando para, en caso necesario, dar aviso a sus cómplices y poder escapar a tiempo de la justicia.
El día indicado, ocultándose en las sombras de la noche, se dirigieron en un automóvil hacia el lugar, estacionaron sobre la vereda junto a un robusto árbol, cuya frondosa copa no dejaba pasar la luz del alumbrado público, dejaron el motor en marcha y caminando unos cuantos metros,  llegaron hasta la primera puerta de vidrio blindado, no fue un problema, todo había sido bien calculado, pudieron franquearla, igualmente la segunda de las mismas características y una vez adentro, usaron ganzúas para comenzar a llenar sus mochilas con los preciados billetes. La alarma había sido hábilmente anulada y aunque las cámaras de seguridad del banco estaban directamente conectadas con la comisaría, calcularon que la distancia a que esta se encontraba, les daría tiempo suficiente para hacerse de un buen botín y poder huir.  
Transcurridos algunos minutos, el que se encontraba en la vereda escuchó a lo lejos las sirenas de los patrulleros. Llamó a los demás alertando: -¡vamos, rápido, viene la policía!, cada vez gritaba más fuerte -¡la policía está cerca, nos vamos ya! Pudo irse solo al ver que era ignorado, pero si atrapaban a los otros podrían delatarlo. Al hacer un nuevo intento se vio rodeado por los uniformados que rápidamente sujetaron sus manos a su espalda, mientras otros sacaban de la misma forma a sus compañeros. En ese momento se dio cuenta donde habían fallado  sus planes, un oficial, igual que segundos antes lo hiciera con él, les dijo sus derechos: -pueden permanecer callados, todo lo que digan…-espere-le interrumpió -no dirán nada, tampoco lo escuchan, los tres son sordomudos.