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Salud y fuerza

jueves, 13 de septiembre de 2012

HOY - AYER

En el fondo de mi alma vive un duende, que a veces juega a dibujar en mi boca una sonrisa, cuando pone en mi pecho un trozo de ternura.  Me transporta al pasado:  tengo una madre abnegada y amorosa, hermanas, un gran amor bálsamo para mis heridas, amigos y luego dos pimpollos pequeñitos,  que se van transformando en las rosas más hermosas, una germinó nutriéndose en mi savia.  A través de sus ojos miro al mundo, sin temor a sus grandes desafíos, me infunde  la fuerza de un coloso, es mi presente y mi futuro, la razón de vivir mi vida.
Pronto cae una cortina densa de neblina, esfumándose el ayer  y muy dentro una voz triste me recuerda, que todo lo he perdido, en las garras implacables de un destino incomprensible.
Vuelvo a sumarme a la columna de los débiles,  los vencidos, mariposas de alas rotas, rocas transformadas en arena por la furia de las olas,  aquellos que no encontramos el camino y vagamos por tierras inhóspitas,  desangrándonos en los zarzales.
Retrotrayendo  a veces nuestras mentes a la infancia,  para olvidar  que hoy las penas, nos arrastran hacia el borde de un abismo.

9 comentarios:

  1. Escrito con el corazón en la mano.
    La vida puede ser muy dura e incomprensible para nosotros, pero es lo único que tenemos y tenemos que navegar aunque el oleaje intente hacernos naufragar. Mucho ánimo.
    Abrazos
    Piedra

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  2. Mi querida niña, una vez un amigo que se marchaba lejos en contra de su voluntad, me dijo, no estés triste porque el pasado siempre será nuestro, queda registrado en la memoria de los tiempos y los grandes sentimientos perduran en los grandes corazones. Tienes a un minino precioso que te marca el ritmo de los días y nos tienes a todos tus amigos esperando tus cuentos. ¡Este es precioso!

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  3. Mil gracias por vuestras palabras, queridos
    Piedra y Pitufina. Son los amigos como
    vosotros los que me ayudan a mantener
    mi nave a flote. Estoy pasando un momento
    difícil, por eso solo consigo escribir textos
    tristes o melancólicos. Hasta dudo en colgarlos
    en nuestro Andurrial. Con este me animé.
    La niña más pequeñita de la imagen es
    vuestra Nofret, la otra mi sobrinita Diana.
    Os quiero muchísimo.
    Besos y abrazos.

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  4. Qué hermosura Mabel.
    Los que sabemos de ti, entendemos tan pero tan bien esas palabras.

    Y el consuelo son los recuerdos, esos que nadie nos puede quitar nunca, vivir de nuevo esos momentos que antaño ni percibíamos apenas en toda su hermosura, o que no le dábamos el suficiente valor, y que ahora tanto anhelamos, ¡daríamos la vida por volver a vivirlos!
    Después, más allá, no sabemos que habrá, o si habrá algo, pero ante la magnificencia, la grandeza y la maravilla de la naturaleza, podemos pensar que Dios ha puesto su mano, que existe, y podemos asimismo imaginar que allá estaremos juntos de nuevo.
    Podemos pensar tantas cosas, y con nuestros pensamientos podemos hacer milagros, podemos ser tan, pero tan creyentes como queramos y si lo somos, podemos sentirnos felices. ¿Por qué no entonces creer en aquello que no sabemos pero que acaso exista? Si somos más felices ¿qué nos cuesta?

    Cree, amiga Mabel.

    Un abrazo

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  5. Mi querida amiga Espumosa, muchas gracias
    por tus palabras, no imaginas cuanto quisiera
    ser creyente, pero soy atea convencida. Aunque
    intente cambiar, no lo consigo y vivo de
    recuerdos que pude disfrutar en su momento y
    del cariño de los amigos incondicionales como
    tú. Si tienes fé en un Dios, tómala muy fuerte,
    no la dejes escapar, es demasiado difícil vivir
    sin ella.
    Te mando besos y abrazos con muchísimo cariño.

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  6. Ay Mabel, que sentimientos tan desgarradores, que asomo de tristeza escapa de tus letras, unas letras que leo con los ojos aterrados
    y con el corazón aterido por la certeza del dolor que enmudece el alma.
    Escribir es el antídoto, soltar lo que llevamos dentro aligera y deja espacio para que la voluntad ocupe el lugar que le corresponde
    y nos decidamos a vivir mientras vendamos las heridas.
    Un abrazo,

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  7. Querida Gladys, hace un tiempo solo puedo
    escribir textos melancólicos, es la razón por
    la que dudaba en colgarlos en este espacio.
    Tus palabras me animan a subir otros, las
    letras son un antídoto que no curan, pero
    alivian. Espero poder intercalar algo que no
    sea triste. Gracias amiga.
    Besos y abrazos.

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  8. Gracias María José, por leer mi texto y comentarlo.
    Un beso.

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