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Salud y fuerza

lunes, 29 de marzo de 2010

Resignación

Mi madre no para de hablar, me desgrana sus historias, suelta las anécdotas de más de setenta años de vida con todos los afanes y miserias.

¿Qué me quieres decir? Le pregunto ya cansada de tanto rodeo.

Voy a vender la casa… es para tu hermano…

La rabia empieza a bullir por mis venas, se va expandiendo por todos sus retorcidos caminos y me rebelo, no quiero que lo haga.

Ella sigue con sus rodeos hasta que sus razones pierden sentido, siempre ha sido así. Mi hermano es su favorito. No puedo más y termino llorando, me quejo de que a mi nunca me ha ayudado, le digo que siempre he estado sola y al mismo tiempo me arrepiento, quisiera tener una vida en la que eso no me importara, fingir ya no me basta.

¿Cuéntame de nuevo lo que pasó el día de mi comunión le supliqué.

6 comentarios:

  1. Puñeteros y territoriales los humanos hasta en el familia... Pffffffffff, p'a qué hablar.

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  2. ¡Sobre todo en la familia!
    No hay institución más poco comedida...

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  3. Esta claro que quien más nos quiere, más nos hiere.

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  4. Muy bueno, Gladys, me gustó mucho, me quedó dando vueltas la frase "me gustaría tener una vida en la que eso ya no me importara"

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  5. A mi también me gustaría que algunas cosas me importaran menos.
    A veces les doy la espalda, pero ellas parecen estar agazapadas vigilantes para lanzarse contra mi en cualquier descuido.

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  6. Vuelvo a leer tu catarsis para comprobar cómo me llegan tus textos, Gladys.
    Tu estilo es más que cercano.

    Besetes

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