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Salud y fuerza

jueves, 21 de junio de 2012

No hay país para los pobres






            La historia se repite, ahora a la inversa pero a causa de lo mismo, la falta de dinero y de oportunidades. Por eso, muchas familias colombianas, ecuatorianas, peruanas o argentinas salieron huyendo de sus países hace unos diez o quince años hacía la España de la opulencia y las oportunidades; ahora se enfrentan ante la incertidumbre y la angustia de una decisión que parece imponerse: El retorno a su país o una nueva inmigración. Hoy como ayer, vuelven a encontrarse sin trabajo, sin casa, sin amigos, arruinados y acosados por las deudas. Desesperados buscan otro país, quizás Inglaterra o Francia o Alemania, aunque saben que en esos lugares las dificultades son mayores debido al desconocimiento del idioma, así y todo hacen maletas, dejan a sus hijos al cuidado de amigos o familiares y se lanzan a empezar de nuevo.

            Es lo que toca, es a lo que nos ha llevado el sistema económico de nuestra sociedad,  un sistema devorador y ávido que no se sacia con la sangre de los pobres sino que quiere cada vez más, que va devorando todo cuanto se pone a su paso, para poder sostenerse en el tiempo; sin embargo los días del sistema están contados, Europa ya no resiste más corrupción ni agujeros fiscales y en cualquier momento la prensa lo confirmará, pero su caída no nos librará de la ruina, al contrario, la hecatombe europea alimentará a la ávida China y luego China será devorada por otra potencia y ésta a su vez por otra.

            A quién le importan las lágrimas de los niños cuando ven partir a sus padres, quien les explica por qué las familias se tienen que fraccionar, quién les prestará apoyo psicológico para ayudarles a sobrellevar su situación, los sacrificios a qué deben someterse, por qué tienen que abandonar unos amigos nuevos que tanto trabajo les costó hacer en su primera experiencia. Dónde queda el concepto de familia y reuniones los domingos por la tarde para estar en familia, todo por tener una buena vida, una educación para sus hijos y una casa; hoy la buena vida se ha acabado, la educación se tiene que abandonar y los todopoderosos bancos son los dueños de su casa, de sus sueños e ilusiones.

            Francia, Alemania o Inglaterra verán llenarse sus fronteras con las filas de gentes sin papeles o con ellos, esperando un permiso de residencia, un permiso de trabajo, un permiso para poder traer a su familia. Los verán esforzarse para aprender el idioma, ateridos de frio en medio de una noche que empieza a las cuatro de la tarde y poblando las consultas médicas a causa de los sabañones que se multiplican con los gélidos vientos nórdicos.

            Nadie tendría que inmigrar por falta de oportunidades, nadie tendría que sufrir abusos, burlas o discriminación máxime cuando en nuestros países despilfarramos los recursos, derrochamos nuestras existencias, abandonamos nuestros fértiles campos y nos matamos porque no somos capaces de dialogar. Así no hay, ni habrá país para ricos o para pobres.

3 comentarios:

  1. Hola, Gladys, yo estoy aquí, guapa... es verdad parece que estamos disolviéndonos, que apenas entramos en el Andurrial ¿qué se hizo Enfero? Hace tiempo que no la leo. Jolines. :(
    será que estamos todos con nuestros problemas, - que no son pocos hoy día- entre esta crisis y esta agonía no tenemos ni ganas de escribir, mejor que decir ganas es decir ánimo, ¿las musas nos han abandonado acaso? la mente está agobiada con otras cosas, es difícil esta vida...
    Mira, ese escrito que has dejado es genial, en su crudeza desgraciadamente, tan real, tan doloroso, es como te digo, magnífico, has plasmado esta terrible realidad de hoy día con pocas palabras y tan certeras... me has dejado con escalofríos.

    un abrazo, mi niña.

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  2. Es verdad Espumilla, parece que todas han elegido ya destino. Aichhhh hablé como mi madre.
    Que pena, a ver si entre todos revivimos esta página.
    Y gracias por tu comentario. Esa es la triste verdad de los que tienen que salir de
    sus países en busca de un mejor destino.

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