La lucha por llegar al máximo de sus potenciales, sobrepasaba con mucho las capacidades de quiénes les rodeaban. Ambos se reunían frecuentemente para poder hablar de sus dudas e impresiones. Sólo ellos sabían la angustia de no poder expresar abiertamente sus pensamientos más íntimos sin ser comprendidos.
Pero el temor de sus vecinos aumentaba cuando ambos se hechizaban sometiéndose a la más carnal y auténtica de las pasiones, produciendo una energía tan contundente que hasta la luna y el Sol, dependiendo del momento del día, tenían que esconderse para no someterse a la energía incandescente de unos cuerpos ardientes.
Mago y Bruja habían vuelto a repetir la unión perfecta del Universo.
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