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Salud y fuerza

viernes, 8 de abril de 2011

A veces, al volver a casa



…piensa en qué pasaría si ella no fuera ella, si tal vez, fuera la señora que está sentada en frente. Una señora un poco mayor que ella. Por la forma de vestir, seguramente será una funcionaria del Estado o una secretaria de algún despacho de abogados, un trabajo concreto, con un horario fijo que marca un límite entre lo laboral y lo personal.

Al llegar a casa será recibida por un par de hijos, una empleada quizás, se quitará los zapatos de tacón, se pondrá cómoda y la familia poseerá su cuerpo, el olor a comida despertará el apetito y la casa puede llegar a ser un refugio invulnerable.

Su imagen la miró desde los sucios cristales de la ventana del autobús, le arrugó los ojos hasta que las cejas se juntaron en una dura línea recta recriminándole esa manía de irse cambiando por cuanto ser humano se le cruza por delante. A su imagen no le gustaba que ella misma no se gustase, alguna vez le recomendó que fuera a un psiquiatra a ver si le reparaban esos daños del pasado que estaban malogrando su presente, pero ella como si nada - le decía que no le gustaban los psiquiatras, - eso en el mejor de los casos, porque casi siempre los comparaba con los santeros o yerbateros que pululan por las calles con un costal de hojas podridas y las manos llenas de amuletos.

Pero lo de hoy, la estaba poniendo frenética. Intentar cambiarse por esa señora, era algo que ya estaba colmando su paciencia, sin embargo, a su imagen no se le ocurría nada para obligarla a cambiar de actitud.

El autobús entró al túnel borrando a la imagen de la superficie del cristal, ella sintió cierto alivio, no solía pensar mucho en ello, pero su imagen la tenía ya bastante harta, siempre recriminándole, aunque lo que más detestaba era la forma en que juntaba las cejas, ¿cómo lo hacía?

En los Simpsons era fácil, se notaba el truco del artista gráfico al dibujar al némesis de Maggie, pero en el cristal sucio del autobús… Ah, la señora sentada en frente de ella se ha movido. Le debe doler la espalda se dijo. Claro, son muchas horas sentada en una silla con los ojos puestos en una pantalla. Pensándolo bien, ella se sentía muy miserable cuando estaba enferma, no soportaba mucho el dolor, entonces habría que pensar en cambiarse por alguien más joven, rebosante de salud, claro, eso implicaría una familia medianamente acomodada, padres que amaran y cuidaran a sus hijos…

El autobús salió del túnel y la imagen seguía ahí con su ceño en forma de guión continuo.

Ahora está pensando en ser más joven, está recreando un hogar donde los padres quieran a los hijos, los cuiden, les alimenten, les vistan en vez de ese señor que, a los nueve años la dejó con la mano agarrotada en el fondo de la mano de su madre mientras él desaparecía y…



El guión continuo desapareció de su imagen y se transformó en "... "



La señora se bajó en la próxima parada y ella, olvidándose de su imagen, tarareó unas notas musicales que le parecieron perfectas para su próxima composición.



No miró más por la ventana hasta que llegó a casa.

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