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Salud y fuerza

miércoles, 1 de julio de 2009

Cuesta del Cielo. Nerja



Era un día calmo de invierno, por Navidad, cuando subí por primera vez al pico de la Cuesta del Cielo. Hace de esto unos cuantos años. Los caminos estaban perdidos o lo que es más seguro, a casi nadie se le había ocurrido subir a lo alto del Cielo.
En esa época cuando te veían subir y bajar por esos pechos, la gente de los cortijos se escondían al acercarte a ellos. No podían comprender que alguien, sin motivo de trabajo alguno, caminase por la montaña. A la sierra se subía de furtivo tras las cabras monteses, a coger esparto, sacar leña, hacer carbón, buscar caracoles o palmitos, pero por amor al arte, no lo podían creer. Te tomaban por loco, y no se fiaban.
Recuerdo como si fuera hoy, el día en que nos acercábamos a los Colmenarejos. Habíamos visto, de lejos, a la gente del cortijo trajinar por la puerta de la casa y al llegar, parecía que estuviese abandonado. A voces, Frasquito, que me acompañaba, fue llamando por su nombre a los caseros y fueron apareciendo poco a poco, como de ultratumba. No podían imaginar que alguien fuese de paso a los Colmenarejos, que se encuentra aislado en la cara Este, cerca de la cumbre de la Cuesta del Cielo, y mucho menos por el gusto de dar un paseo por la sierra.
Bueno, a lo que íbamos. El día de mi primera subida al Alto del Cielo, lo hacíamos Antonio Carrillo (q.e.p.d ), Miguel “El Rubico” y Miguel “ El de la Plana” que suscribe. Después de ascender a pecho descubierto un denso pinar (para algo teníamos unos quince años), dimos vista a unas llanadas donde encontramos a Alonso “ El de la Civila”, que guardaba sus cabras por esos pagos. Fue la primera vez que conocí la hospitalidad. Alonso nos acompañó al cortijo, donde su madre nos convidó a tomarnos unos churros, que ella misma había hecho, acompañado de una taza de leche de cabra recién hervida. El churro era una masa enorme de harina frita, que no sabía como tragar, pero te lo ofrecían con tal cariño, que me supo a poco. Estuvimos un rato sentados. Eran de poco hablar, pero, nos preguntaron el motivo de aparecer por “La Civila”. Según ellos, era la primera vez que unos jóvenes llegaban por el cortijo para subir a lo alto del Cielo, sin ningún otro motivo aparente.
A partir de “La Civila” se perdía el pinar y la pendiente, monte a través, era más fuerte; poco a poco, “llaneando” llegamos a la cumbre. Ese día descubrí lo grande que era la mar. Desde Este a Oeste mirando al Sur todo era agua y la tierra parecía reducirse al pie de la montaña, con Nerja en la costa y la Maroma muy blanca, en el horizonte de poniente.
Para los interesados puedo explicar, que la cumbre, a 1508 m. y 6 Km. del mar, domina desde el cabo Sacratif y delta del Guadalfeo en Motril (Granada) hasta la punta de Calaburras en Mijas (Málaga), con las montañas africanas muy lejos al frente.

Fotografía de la Cuesta del Cielo. Nerja, por Miguel Bueno

4 comentarios:

  1. que preciosa foto, me gustaría meterme por ella y dar una vueltecita por allí...

    :o)

    Bss

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  2. Ya te comenté el placer que me producen tus historias, Piedra (o aquí te digo Miguel?) uno puede perderse en ellas. Vaya lugar tan precioso para vivir tus años mozos.
    Y la foto del pueblecito a los pies de la montaña me ha encantado.

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  3. Cuesta del Cielo ¿eh?, mira tú que precioso nombre, Piedra... imagino subir por ahí y llegar al Cielo, claro por eso cuesta tanta esa subida, (como explicas en tu relato)- es que llegar al Cielo no ha de ser fácil ;) Me gustó mucho Piedra.

    UN ABRAZO

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  4. Bohemia, en Nerja, aún quedan rincones donde perderse mirando la mar o la sierra.
    Mis queridas Nofret y Espuma con vuestras palabras es un disfrute siempre escribir sobre los cuatros recuerdos.
    Expresiones.
    Piedra

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