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Salud y fuerza

sábado, 12 de diciembre de 2009

Un eterno y fulminante abrazo.

Cuenta una leyenda, que una vez existió un temible Ángel de fuego.
Aquel Ángel de fuego abrasó con sus llamas grandes ciudades y templos, pues en cada paso que daba aniquilaba todo lo que tocaba creando una inmensa desolación que dejaba tras su paso.

Su desgracia era tan grande que sentía una inmensa aflicción y mientras sus lágrimas se deslizaban sobre su rostro y llegaban hasta alguna civilización, sin apenas darse cuenta su exterminio volvía a sumirle en una lúgubre incomunicación.

Lo peor no era la destrucción pues ni siquiera ya el remordimiento daba juicio en su corazón, hecho ya ceniza desde su comienzo, sino su condena de ir vagando perpetuamente sin descanso ni fin, pues en cada roca que se posaba su aliento la calcinaba, en cada camino por el que andaba en lava lo trasformaba y cada cielo por el que deambulaba de humo lo impregnaba.

Su condena eterna en prisión de la soledad, lo bautizaba en un mártir ser maligno de la oscuridad.

A su vez, existió un Ángel de hielo que todo lo que tocaba lo congelaba.
Grandes pueblos y parajes solidificó con su aliento cegador, dejando tras de si preciosas esculturas cristalizadas que ni siquiera el sol podía fundir.

El silencio que la acompañaba durante su eterna vida la sumía en un eterno sosiego de misteriosa calma que la envolvía en una demencia insana.

No podía descansar, pues si se detenía un solo instante el hielo que emanaba la elevaba en la más grande del las montañas. Por eso su sentencia era vagar eternamente sin descanso alguno mártir de su condena inmortal.

Pero llego el día en que ambos Ángeles cruzaron sus pasos y tan solo al contemplar sus vacíos ojos supieron al instante que eran seres idénticos de almas espectrales.

Ambos sentían la necesidad de sentir algo por una vez en su existencia y deseaban fundirse en un abrazo interminable.

El Ángel de fuego iba segregando gotas de lava a sus pies, mientras fundía todo aquel suelo terroso en una interminable charca caldeada.

A su vez el Ángel de hielo se elevaba hasta los más altos cielos por sus montañas de hielo que iba expeliendo mientras su amante la seguía tras sus pasos.

Ambos se observaron nuevamente y elevaron sus brazos mientras lentamente se fundían en un eterno y fulminante abrazo, mientras el Ángel de fuego deshelaba a su dulce amada y esta al mismo tiempo apagaba hasta la ultima llama de su adorado ser fugaz.
Uniéndose mutuamente en una muerte súbita.

Las gotas de agua que quedaron de ella derritieron todo el hielo que había dejado siglos antaño, mientras apagaba a su paso los sollozos que siglos atrás había repudiado su amado.

Autora: Kel Báthory

Feliz Navidad a todos ^^

5 comentarios:

  1. Kel, tienes una imaginación y unos escenarios fuera de lo común.
    Es una estética gótica pero de fantasía... no sé si estoy acertada o no, pero tus historias colman.

    Un beso

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  2. Mucho cuidado querida Kel, es una perfecta teoría para que te la copie algún creacionista pirado. Y luego claro, todos dirán que tú has sido la responsable...

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  3. Gracias por el consejo, ¿pero que me recomiendas ante eso? ¿ y porque dirian de soy responsable, de que?

    un saludo a todos y agradezco los comentarios

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  4. Kel, sombría pero bella, como debe ser.
    Me gusta mucho tu estilo y pienso, como Jimul, que eres buena creando historias.
    No se recomienda nada ante nada, supongo que Jimulete va con ironía o con sentido del humor.
    Las ideas vuelan constantemente, y nadie es dueño absoluto de ellas. Vienen, van o vuelven.

    Lo importante, lo realmente importante para hacer algo con ellas es el PROCEDIMIENTO.
    Ahí sí que cabría alguna responsabilidad, pero el procedimiento de cada uno, es el suyo y no se puede imitar a no ser que se sea un caradura inmenso, que no es el caso de nadie de los que andamos por aquí.
    Tú sigue escribiendo tan bien y de pequeñeces ni te preocupes.
    Saca tu esencia que eso es lo importante.

    Un besazo paisana, y felices fiestas también
    SSmuakkkk

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  5. Gracias por la aclaración Enfero, supongo que cuando colgamos nuestros textos en la red (esos pequeños trozos que nos nacen del alma) sabemos que siempre corren el riesgo de ser copiados o de que cogan nuestras ideas y las vuelvan a interpretar. Pero bueno es la única manera que tengo para compartir mis textos con todos vosotros y con esos navegantes a los que agradezco que se paren a leerme.

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