Demasiados cabos sueltos... Múltiples maquinaciones... Excesivos cadáveres en el despacho y un intenso olor nauseabundo acechaba con más insitencia en su entorno. Su huída hacia adelante no era más que un simple acto de cobardía por el pánico de volver a ser invisible. Ese hijoputa era la palabra más significativa de su pavor escénico. Era una vulgar mortal en el Paraíso de los poderosos.
¡Pues claro que era una vulgar mortal!
ResponderEliminarComo son todos los individuos que pueblan la Tierra. Desde que nacemos la muerte nos va acorralando hasta que se hace con nosotros: ricos, pobres, maniatados, perversos, altruístas...
Todos estaremos alguna vez más allá. Ja.
;-)
Vale, p'a ti la perra gorda.
ResponderEliminarEsto de los micrófonos abiertos es como si nos leyeran el pensamiento. Lo cual me produce pánico.
ResponderEliminarQué alguien le dé un periódico al Flamitas, creo que sufre un ataque postraumático de actualidad intantánea, y no puede, no puede... ¿comorrr?
ResponderEliminarYo no me quiero morir, si no es es presencia de mi abogado.
Besos Flamitas