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Salud y fuerza

miércoles, 9 de junio de 2010

Aventura Sorprendente

Según mi experiencia personal, escribir un libro es como embarcarte en un catamarán, empujado por la brisa, sin saber cómo y cuándo terminará la aventura, si no es que antes llega la tormenta y naufragas o te estrellas contra un arrecife. Especialmente para los que somos noveles, es también una introspección psicológica, un reto personal, tratando de encontrar los cauces que te lleven a la resolución de un proyecto. Durante ese recorrido, desde el prólogo hasta el epílogo, se dan cita toda suerte de imágenes, sensaciones y fantasías, tanto positivas como negativas, contra las que hay luchar y a veces alimentar para dar vida a un feto literario con grandes posibilidades de terminar en aborto. También hay que luchar contra los intrusos de la mente, como son los vicios de estilo, la arrogancia intelectual, las incorrecciones gramaticales, que siempre andan ocultándose al ojo y al entendimiento del autor. Al fin, después de una dolorosa y deseada preñez, bajo la supervisión de los expertos, se le puede ver gozosamente el rostro a la criatura. Al principio, tus ojos se convierten en microscopios, tratando de encontrar, para tu complacencia, la plenitud de tu obra. Pero se suele producir el efecto contrario cuando lo tienes en tus brazos y te recreas dándole una ligera ojeada. Sin poder evitarlo, siempre aparecen en preferencia los defectos. Entonces lo miras de soslayo como se mira a un desconocido, dudando de si el producto es obra de tu propia creación. Naturalmente, como ocurre siempre con los hijos, el amor termina por cubrir hasta sus más visibles defectos. Pero los defectos, que tal vez los demás no adviertan, quedarán ahí para siempre señalándote con el dedo acusador.

8 comentarios:

  1. Muy nutritivo, Cabre. Para tomar nota y no olvidar ni una sola de esas sensaciones. Por si acaso... jejeje.

    Un besito y gracias por tu iniciación
    Smuak

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  2. Para ser lo primero que has escrito, no ha estado mal. Los Andurrialeños no admitimos críticos... ¡¡¡ A la p... calle!!! Jejejjejejejje...

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  3. Tu barco sorteó la tormenta y llegó a buen puerto.
    Lo leí de un tirón, como te comenté, diciendome que sería imposible que acabase en tragedia siendo el propio padre el que relataba la historia del hijo.

    Bienvenido al andurrial, siempre se agradece la savia nueva.

    Expresiones
    Piedra

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  4. Gracias Enfero por tus palabras, sigues siendo la misma y eso está muy, pero que muy bien. Por cierto, no recuerdo dónde, pero creo haber visto tu nombre en alguna tienda o estudio en Valencia. ¿Podría ser?

    Amigo Jimul, siempre al pie de la letra como los buenos. Con jefes como tú es imposible que el negocio entre en crisis. Saludos.

    Amigo Piedra, viniendo de ti esas palabras es un estímulo para mí. Como ya sabes, estoy colgado de tus letras. Un abrazo.

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  5. Cabre, qué bien me ha sentado leer.

    Yo creo que sí existen las musas, rotundamente, porque me ha ocurrido que me pongo a escribir y mis manos no dan abasto en el teclado, fluyen ideas y letras por doquier, (las musas estaban conmigo) en cambio otra veces me pongo delante del teclado con los dedos levantados y no hay manera de que bajen, y si bajan, ponen palabras incoherentes o tontas... que luego he de borrar, claro (no estaban las musas conmigo)

    abrazos.

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  6. Gracias, Espuma, me alegro un montón de saber de ti. Ya nos iremos leyendo si nos acompañan las musas, aunque mis musas creo que empiezan a cansarse de mí. Un abrazo

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  7. Hola Cabre, qué gusto leerte después de tanto tiempo, contàndonos tus aventuras a la hora de escribir.
    Yo he escrito poco, sólo me pongo con el teclado cuando tengo un ejército de musas conmigo, por eso la experiencia siempre ha sido positiva y muy gratificante de principio a fin, creo que nunca me enfrenté a la página en blanco de la que tanto se habla (porque si me pasa dejo de escribir y ya!) Pero el precio es tener muy pocos textos.
    Bienvenido al andurrial! :)

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  8. Hola Nofret, gracias por tu comentario y por seguir siendo como siempre fuiste. La cordialidad y buen humor que destila todo lo que dices, es siempre recibido como un soplo de aire freco, que buena falta nos hace en estos tiempor revueltos.

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