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Salud y fuerza

lunes, 14 de junio de 2010

FANTASMAS EN CELO

Como réplica a los tabúes y prohibiciones impuestos por los regímenes totalitarios y puritanos de antaño, a la vez que corruptos, el deseo carnal no disminuyó por eso. La infidelidad conyugal y los encuentros clandestinos estaban a la orden del día, cuyos cónyuges implicados, en muchos casos, solían vender a la sociedad una imagen inmaculada y moralizante.
Para llevar a cabo la culminación del deseo carnal, especialmente en los pueblos, se recurría a los medios más extraños, y muchas veces arriesgados procedimientos, como era el caso del popular fantasma. Como es obvio, el objeto de aquellas apariciones nocturnas no tenía ninguna relación con el más allá, como algunos fariseos nos querían vender, sino que lo usaban con el fin de amedrentar a los fisgones y trotaconventos. Ésta es el táctica que empleaban los adúlteros, camuflados bajo un extraño artilugio en movimiento, formado por una canasto de caña y una sábana blanca sobre la cabeza. Y previa cita con la mujer convenida, empleaban todo tipo de argucias para entrar en su casa, donde daban rienda suelta a sus orgías. Así sucedía que, en las obscuras noches de invierno, sembraban el pánico en el pueblo y nadie se atrevía a asomar la gaita por la ventana. No obstante, siempre dejaban algún rastro que los delataba.
Al día siguiente, los comentarios crecían y crecían como una bola de nieve, como asimismo crecían los cuernos en altivas testas de mequetrefes enguantados y encopetadas señoras con rostros empolvados de talco o almidón. Desde luego que nadie se atrevía a poner nombre al fantasma de la noche anterior, pero, como en los pueblos se vive como en una gran familia, casi siempre se sabía.
Es cierto que nunca cogieron in fraganti a ningún fantasma en acto de servicio, asegurando más de un ignorante, o algún interesado en ello, que eran almas en pena que venían del purgatorio a redimir sus pecados.

7 comentarios:

  1. Juasssssssssssssss... Los pueblos están llenos de productos fantasmales... Algunos productos se llaman José... Alonso... Marías de todo tipo y condición... Luego están los fantasmas imperiales... Esos dejan sobrinos.

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  2. Las historias de fantasmas eran muy socorridas, recuerdo que tambien se usaban para pasar de matute sin pagar el fielato todo tipo de artículos de estraperlo. A la entrada de mi pueblo había un algarrobo donde se apostaban los aparecidos algún día determinado y en el barullo se colaban los matuteros.
    Amigo Cabre, cuantos años ya, del fielato, el matute y los matuteros.

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  3. Estos fantasmas por lo menos se lo pasaban pipa. Linda historia y lindo volver a leerte.
    Ya recibí tu libro, que leeré en cuanto llegue a Las Palmas. Gracias dobles.

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  4. Jejeje! vaya con los fantasmas de pueblo, y luego esas historias pasan de generación en generación y a nadie se le ocurre que todo empezó con un polvo!

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  5. Hola, hola...¡Goreño! no sabía que eras tú, para mí siempre serás Goreño, es que me gusta ese nick mucho además, porque a ver ¿CABRE?, ¿no será de cabreado? ¿eh? (es broma) ;) Qué bueno que estés por aquí, nos vamos reuniendo todos, me alegro mucho.

    Claro, por eso habían antes tantos fantasmas, jejeje.

    besos

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  6. Saber que estáis ahi ya es un premio. Gracias a todos.
    Como me pasa con todos los compañeros con los empecé mi andadura por éste medio, me siento feliz con sólo ver vuestros nombres.
    Pues sí, amiga Espuma, yo dejé de ser Goreño cuando desapareció Atra y eliminé mi blogs El Viajero Invisible. Me aparte de todo esto durante un tiempo porque me encontraba perdido. Al abrir un nuevo blogs, HUCHAS DE LAS PALABRAS, que es el que tengo ahora, me rebauticé con el nombre de Gore y después CABRE, que lo componen las dos primeras sílabas de mi nombre y apellido. No cabe duda que CABREado, también a veces, Espuma, no es broma. Un abrazo a todos.

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  7. Muchas gracias CABRE, por tu detalle de enviarme el libro, bonita portada. Gracias también por tu dedicatoria. Seguiremos informando...

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