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Salud y fuerza

miércoles, 11 de agosto de 2010

Sucedió... Legalidad

Como a nuestra Nofret le gusta mucho jugar aquí va otro pensado en una cueva abrupta. Hay que formar una historia, partiendo de esta palabra. Comienzo:

... No he sido nunca responsable de las muertes de toda aquella gente... Sí, había dado las órdenes, pero mis súbditos eran libres de interpretar o desobedecer esas órdenes. Por lo tanto no tengo nada que ver con la masacre de la que se me
acusa. Cínicamente miró con toda la seriedad de la que fue posible a los asistentes. La duda estaba sembrada entre los presentes.
Una vez más la Justicia se había dejado engañar por la Legalidad.

6 comentarios:

  1. A ver si mis sesitos momificados entendieron bien... ¿es escribir un texto basado en esta historia y darle un final? ¡me gusta!

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  2. Es más fácil, Nofret. Es escribir una historia a partir de la palabra SUCEDDIÓ. La historia que ves es la primera, la mía.

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  3. Sucedió hace varios años, cuando me invitaron a una página llamada Atramentum. Mis musas profundamente dormidas durante años se despertaron de golpe y empezaron a revolotearme susurrando textos de todo tipo, lo que me provocaba un placer que sólo los que hemos escrito algo podemos comprender. Pero, como todo, Atramentum se terminó, se cerró como una flor marchita y con él se marchitaron también mis musas, a las que tengo que suplicar cada vez que intento escribir alguna cosa. Pero ya nunca fue lo mismo, las historias no surgen espontàneas, necesitan acicates, propuestas, juegos. Y aquí estoy, como siempre, intentando ver si logro sonsacarles algo. Pero por ahora, siguen durmiendo.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Sucedió que no sucedía. La culpa era de las posibilidades. Eran muchas, demasiadas. Se agolpaban, se empujaban, intentaban salir a la vez que otras pretendían entrar. Nofret las llamaba musas, yo intentaba no ponerles nombre y colarlas por debajo de la puerta. Las que se dormían entorpecían el ir y venir, el trasiego imposible, incesante, infinito, incompresible. Principios buscando un final que no aparecía. Finales enloquecidos intentando alcanzar comienzos que jamás llegaban. Tramas llorosas y abandonadas en las esquinas, perdidas por rincones polvorientos, entre ceros y unos que recorrían caminos infinitos a ninguna parte. Personajes huérfanos. Verbos a la espera. Adjetivos aburridos. Metáforas vendiéndose al mejor postor.Podía pasar todo. Y sólo por eso, no sucedió nada. Nada de nada.

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