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Salud y fuerza

jueves, 27 de mayo de 2010

Pie izquierdo

Está feliz porque al fin ha conseguido un trabajo. PROFESORA DE GIMNASIA en uno de los colegios más importantes de la ciudad.

Llega a su primer día de trabajo luciendo un traje de cóctel gris con flecos desde el cuello hasta el bordillo, justo encima de la rodilla, los zapatos, del mismo tono y tacón de aguja, un pequeño bolso, también de flecos. Ya sabe que no es lo apropiado, pero el vestido es tan lindo.

Después de saludar a los pocos docentes que se encontraban en el hall, pregunta por la sala de profesores, necesita hablar con el director para pedirle un manual de instrucciones, o la programación de su asignatura. No tiene ni idea de lo que le va a decir a sus alumnos, menos mal que el primer día nadie espera que se haga nada. Después, cuando consiga la programación será lo suficientemente estricta para sacar el mayor partido a esas cabecitas jóvenes - piensa - dedicará la primera clase a presentarse - siempre le ha ido bien con los chicos, por alguna extraña razón, ellos se sienten identificados con ella y la química surge de manera espontánea - les hablará de la asignatura, de sus expectativas, de las posibilidades de trabajo, les invitará a exponer sus opiniones, sus proyectos. Será una hora encerrada en el aula con ellos, así que no se sentirá ridícula por la ropa que lleva.

O, también podría salir al patio con ellos, iría descalza… no, quizás no es buena idea.

Al final del pasillo se encuentra con dos profesoras, que no saben indicarle el sitio de la sala de profesores - ellas también son nuevas - y están buscando el baño de profesoras. Se acompañan mutuamente, al doblar el pasillo, se encuentran de frente con tres baños. Ella escoge uno y empieza a mirarse el vestido, se lo sube poco a poco dejando al descubierto sus muslos, las nalgas y mueve las caderas para ondear los flecos de la falda. Entra un profesor y la pilla infraganti. Suelta la falda rápidamente, pero al dar la vuelta se tropieza con una pared de cristal que deja ver a un grupo de estudiantes que estaban allí quien sabe desde cuando.

La vergüenza la domina. Mal comienzo para sus clases.

6 comentarios:

  1. Muy bien contado.
    El primer día siempre es duro; recuerdo cuando me dijeron entra en esa clase, era 5º del bachiller antiguo, no sabía que decir y pedí folios para hacer un control. Acababa de invertar lo que años después sería el control inicial.

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  2. Es verdad Piedra, ya sea en el cole o en el trabajo, el primer día los nervios lo ponen a uno a prueba.

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  3. Jajjajajaja... Gladys eres única. Ayer lo leyó una futura profesora de "Gimnasia" y le entró la risa floja. Nos vemos...

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  4. Vaya, esperemos que no use tacones ni trajes de flecos, jejejeje

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  5. Gladys he perdido tu tfno. en cuanto puedas dámelo... Gracias.

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  6. Me encanta. Abordar esa sensación de ridículo que a veces nos deja "en bolas" es una buena terapia y da lugar a que la risa se afloje.

    Gracias Gladys
    :-D

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