Nunca debían de sospechar nada. Muchísimo menos, saberlo. Su potencial triunfador tenía un secreto muy bien guardado. Ni tan siquiera su propia familia sabía de qué se trataba exactamente, tan sólo sabían que durante la primera media hora de cada mañana, nadie podía molestarle. Era en ése preciso instante, cuando encerrado entre aquellas paredes, cuya decoración evocaba al mar, sacaba su cajita de rape y se preparaba a esnifar una sustancia indescriptible e indefinible. Nadie podría denunciarlo por traficar con sustancias prohibidas, pero tampoco sería justo no tratarlo como un vulgar drogodependiente.
Al lado derecho del lavabo, sobre la encimera, espolvoreaba escrupulosamente el polvo de color imposible de describir. Con infinito tiento delimitaba con exquisita perfección las pequeñas rayitas que le servirían de alimento espiritual para un nuevo día. Unos golpes en la puerta del cuarto de baño: Cariño, date prisa, llegamos tarde, dieron al traste con el ritual, espolvoreando toda la materia por el lavabo, confundiéndose con el agua y los restos del afeitado. Pánico, desesperación y angustia fueron los sentimientos que se entremezclaban. Los minutos que siguieron fueron de un yonki con el mono. A duras penas pudo vestirse. Con nerviosismo más que evidente, llamó por teléfono a su contacto:
Necesito elixir, he sufrido un accidente y no tengo nada. Ni tan siquiera he podido tomarlo esta mañana.
Pero es que ahora, yo...
Nada, tienes que conseguírmelo. En 1 hora en mi despacho. Lo necesito imperiosamente. Te pagaré lo que sea, haré lo que quieras, pero por favor son las Elecciones hoy y lo necesito.
Vale, allí estaré.
La cara de nuestro amigo ha cambiado al ver entrar a su camello por la puerta con cara sonriente. Allí, ante él, ha puesto la mercancía. Con impaciencia, nuestro yonki, ha hecho el ritual, esnifando con total ansia las rayas, mal trazadas. Con alivio suspira, convirtiéndose en un hombre nuevo:
Muchacho, serás uno de mis asesores principales.
Un aspecto triunfador y sonriente era el ofrecido ante multitud de cámaras de la televisión y reporteros gráficos. Una nueva era se abría en su futuro.
Mientras en otra parte de la ciudad se desarrollaba la siguiente convesación:
Tío, vamos a dar el pelotazo, traficar con todo el material que queramos sin miedo a ser pillados.
Ya, el problema será cuando se entere que desde hace mucho no le he pasado mercancía de primera, lo que él considera una mezcla de caspa y cenizas de su Héroe del Estado, es tan sólo tu caspa y restos de las cenizas que robas a los cuerpos de los desgraciados que pasan por tu negocio. Cuando lo descubra, estaremos muertos.
Bueno, quien dijo que la vida no es riesgo. Subrayando lo dicho con un tirito de Cocaína pura.
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