Playa de San Antolín. Llanes

Del furaco a punta Pestaña hay un camino de arena y agua, de ida y vuelta. Sin otro motivo que ir caminando sobre la lámina de agua que deja la última ola de la marea.
La sensación de romper el espejo de agua es tan placentera, que cuando en la playa solitaria, por pura casualidad, tropezabas con el conocido que preguntaba:
¿Qué haces?
Sin dudar contestabas
Aquí, pecando.

Otra muchas veces el camino lo hacíamos con los amigos, charlando de lo mal que estaba el mundo y lo bien que lo vivíamos nosotros. Aunque tardábamos en dar la vuelta, no teníamos tiempo de arreglar nada y dejábamos la solución para otro día.
Si, es San Antolín, la playa abierta a la mar de Llanes, que durante muchos veranos ha permanecido casi solitaria, y donde unos cuantos cruzábamos el Bedón para perdernos en su inmensidad.

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