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Salud y fuerza

martes, 26 de mayo de 2009

Gracias por traerme un hermanito aunque yo te había pedido un perro


Muchas veces dice mamá que no nos das lo que te pedimos porque eres tan viejecito que a veces pareces un poco sordo, pero solo un poco. No te enfadas por decirte viejo ¿no? Mi abuelo Paco está sordo como una tapia y yo lo quiero mucho, ya lo sabes ¿verdad? ¡Pero es que el perro que vi en la tienda era tan guay! Me miraba con ojitos de pena y yo quería que fuese feliz. Le iba a sacar a pasear todos los días, aunque lloviese. Le iba a enseñar a sentarse y a que me diera la patita, y a muchas cosas más porque era un perro muy listo, más que el de mi amiga Clara.
Mi mamá me decía que no podía ser ahora, pero que algún día, a lo mejor, tendríamos un perrito. Todas las noches te pedía un perrito, porque si te lo pedía todos los días, a lo mejor te cansabas de escucharme y por no oírme, me harías caso y yo tendría el perro. A lo mejor es que te has molestado porque no paraba de darte la lata. Ya sé que me pongo muy pesada. La abu Nita siempre lo dice y nunca me hace caso. Pero por si acaso, yo seguí pidiéndote un perro, Bueno un perro cualquiera no. Yo quería que Bruno viniese a casa. Es que ya le había puesto nombre porque el perro de la tienda de mascotas tenía cara de Bruno, con esas orejas grandes y esos ojos tristes se parece al profe de la clase de al lado que se llama así. Todas las noches te lo he pedido y cuando mi mamá se fue con papá y me dijeron que pasaría la noche con mi abu María, la mamá de mi mamá, que iban a darme una gran sorpresa, yo estaba muy contenta, no solo porque con la abu María se puede comer helado aunque sea invierno y chuches aunque vayas a comer y no te tira pellizcos y siempre me escucha cuando le hablo y deja de leer, o de cocinar o de ver la tele y se sienta conmigo y nunca está cansada y además, me río mucho con el abu Paco que no se entera nunca de nada.
Estoy pensando que ya que está aquí tendré que quererlo, pero es que no hace más que llorar y mi mamá no me hace caso y papá siempre me regaña porque quiero darle un achuchón en la cara, sí, como esos que la abu Nita me da a mí y que no me gustan nada y encima me tengo que callar porque papá dice que es un cariñito y que para una vez que viene a casa que me tengo que aguantar. Es una lata, lo sabes ¿verdad?
Lo de la lata no lo digo por el pobre de mi hermanito que como no sabe hablar solo llora y llora: Si quiere el chupe, llora. Si quiere comer llora, si se ha hecho caca, llora, si está harto de estar en la cuna, llora. Si es que siempre está llorando. Y lo peor de todo es que yo lloro a mí me regañan y a él le cogen en brazos y le dan besitos. Creo que ahora, mientras mi hermano sea un enano, lo del perro no va a ser, pero sí que te voy a pedir una cosa, haz que quiera a mi hermanito como a Bruno, aunque no tenga los ojos tristes, porque ¿sabes una cosa? Hoy me he asomado a su cuna y me ha sonreído. Yo creo que le gusto y que llora porque no sabe hablar. ¿Sabes otra cosa? En vez de enseñarle a Bruno a dar la patita, voy a enseñar a mi hermanito a reír cuando me vea. ¿Te parece bien? Y si no es mucho pedir... ¿Podrías hacer que mis papis me regalen un Bruno?
Bueno, te dejo por hoy, que ya sé que es tarde y debes tener mucho sueño, pero mañana hablamos otra vez. ¡Que duermas Bien Dios!

3 comentarios:

  1. Qué bonito, White, me ha gustado la narración de principio a fin, me recordó esas pláticas tan naturales que tenía en la infancia con mis dioses, hoy le hablaba a Jesús, mañana al padre, pasado a la madre, y así me entendía yo con ellos como la niña del cuento. Está muy logrado el clima del relato, y se lee con todo gusto.

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  2. Estos Dioses, no se enteran de la diferencia entre un perro y un niño... Excelente, bravo por esa niña perdida en ese saleroso cuerpo de mujer...

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  3. A mí me pasaba al revés, pedía hermanos y me enviaban perros, gatos, tortugas... :(

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