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lunes, 12 de octubre de 2009

Teoría literaria XI – Las figuras retóricas (1º parte)


En la entrega anterior (ver) dejé caer la idea de el uso de las figuras retórica al momento de narrar a un personaje; por supuesto que éste no es el único uso que puede hacerse de las mismas, tanto en poesía como en narrativa.
Si bien el uso de las figuras retóricas dentro de un poema es fundamental para llegar a buen puerto, dentro del campo de la narrativa las mismas logran potenciar al texto.
Las figuras retóricas o figuras literarias consisten en el uso no habitual de las palabras y las formas de construcción sonora, semántica y gramatical, lo que las vuelve en especial expresivas.
Las figuras se dividen en cinco grupos principales; a su vez el quinto grupo se subdivide en otros ocho subgrupos.
En éste post solo listaré cada una de las categorías y que figuras retóricas se encuentran contenidas en las mismas, luego me dedicaré a profundizar en forma individual en cada una de ellas.
Las categorías básicas en las que se ordenan son:
  • Figuras de metaplasmo:
    Las figuras de metaplasmo consisten en la utilización de formas léxicas que serían, en teoría, incorrectas en la lengua ordinaria. Las más conocidas de estas figuras son las licencias métricas.
    Las figuras de metaplasmo son las siguientes: prótesis, epéntesis, parágoge, aféresis, síncopa, apócope, diástole o éctasis, sístole, diéresis, sinéresis, sinalefa, ecthlipsis y metátesis.
  • Figuras de repetición:
    Las figuras de repetición consisten en el uso de elementos lingüísticos (fonemas, sílabas, morfemas, frases, oraciones…) que ya habían sido usados en el mismo texto. La repetición no tiene por qué ser necesariamente exacta, por lo que en muchas ocasiones se dan casos de semejanza.
    Las figuras de repetición son las siguientes: aliteración, onomatopeya, homeotéleuton, anáfora, epífora, complexio, geminación, anadiplosis, gradación, epanadiplosis, polisíndeton, annominatio (paronomasia, derivatio, figura etimológica, diáfora, políptoton), traductio, equívoco / antanaclasis, paralelismo (isocolon, parison, correlación), quiasmo y commutatio / retruécano.
  • Figuras de omisión:
    Las figuras de omisión consisten en la supresión de un elemento lingüístico necesario, en teoría, para la construcción del texto. Su uso tiende a aligerar la expresión.
    Las figuras de omisión son las siguientes: asíndeton, elipsis, zeugma, silepsis y reticencia / aposiopesis.
  • Figuras de posición:
    Las figuras de posición son aquellos procedimientos que se basan en la alteración del orden normal de las partes de la oración.
    Las figuras de posición son las siguientes: hipérbaton, anástrofe, tmesis y synchysis / mixtura verborum.
  • Figuras de pensamiento:
    Las figuras de pensamiento afectan principalmente al significado de las palabras.
A su vez la última categoría (Figuras de pensamiento) se divide en las subcategorías
  • Figuras de amplificación:
    Aunque la amplificatio, en latín, no es tanto un desarrollo más por extenso de una idea sino más bien su realce (por un uso especial de la entonación, por ejemplo), en la práctica las figuras de amplificación incluyen técnicas de alargamiento de los contenidos de un texto.
    Las figuras de amplificación son las siguientes: expolitio, interpretatio, paráfrasis, isodinamia, digresión y epifonema.
  • Figuras de acumulación:
    Las figuras de acumulación son procedimientos que buscan la adición de elementos complementarios a las ideas expuestas.
    Las figuras de acumulación son las siguientes: enumeración, distributio, epífrasis y epíteto.
  • Figuras lógicas:
    Las figuras lógicas son procedimientos que tienen que ver con las relaciones lógicas entre las ideas dentro de un texto; de forma especial, se considera la relación de contradicción o antinomia, por lo que la figura lógica por antonomasia es la antítesis. Como variantes de esta, se encuentran la cohabitación, la paradoja y el oxímoron.
  • Figuras de definición:
    Las figuras de definición (y descripción) se utilizan para reflejar lingüísticamente la esencia o apariencia de los temas tratados (personas, objetos, conceptos…).
    Las figuras de definición y descripción son las siguientes: definitio, prosopografía, etopeya, pragmatografía, topografía, cronografía y evidentia / demonstratio.
  • Figuras oblicuas:
    Las figuras oblicuas designan de forma indirecta una realidad utilizando las palabras en sentido apropiado. Constituyen la frontera con los tropos.
    Las figuras oblicuas son las siguientes: perífrasis / circunloquio, lítotes y preterición.
  • Figuras de diálogo o patéticas:
    Las figuras de diálogo son las propias del estilo directo, pues subrayan el carácter comunicativo del discurso. Se denominan también figuras patéticas pues pretenden incidir afectivamente en el destinatario.
    Las figuras de diálogo son las siguientes: apóstrofe / invocación, exclamación, interrogación retórica, optación y deprecación.
  • Figuras dialécticas:
    Las figuras dialécticas o de argumentación son las propias de los debates dialécticos (la disputatio, en latín); se trata de técnicas argumentativas.
    Las figuras dialécticas son las siguientes: concessio, correctio, dubitatio, communicatio, conciliatio y distinctio / paradiástole; pueden, además, incluirse aquí las llamadas probationes argumentativas, o pruebas expuestas por el orador para defender su argumentación: simile, argumentum y sententia.
  • Figuras de ficción:
    Las figuras de ficción permiten presentar como reales situaciones imaginarias.
    Las figuras de ficción son las siguientes: personificación / prosopopeya, sermocinatio / idolopeya y subiectio / percontatio.
En los próximos voy a dedicarme a detallar, por grupos, cada una de éstas figuras. Por supuesto que siempre deben usarse de un modo coherente, teniendo en cuenta que en la literatura menos es más, y que nunca es bueno el uso de más de dos o tres figuras retóricas sobre una misma página; podrán repetirse, pero nunca hay deberíamos caer en el uso de demasiadas figuras; como es lógico ciertas figuras retóricas serán más adecuadas (potenciarán mejor) un determinado texto que otras. Si bien la anterior afirmación anterior es relativamente cierta, cuales de estas figuras usemos, también estará determinado por el estilo e intenciones que cada escritor tenga; nunca debemos perder de vista que el contexto de la narración es un factor determinante al momento de narrar una historia.

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