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Salud y fuerza

viernes, 22 de octubre de 2010

La Maleta (Primavera)

(continuación)



(Aquella primavera fue particularmente explosiva. Los olores y colores del paisaje, invitaban a vivir plenamente el día a día. Las hormonas danzaban en un perfecto caos. Todo el mundo disfrutaba de este paréntesis de sensual locura. Noa y Lee comenzaban a tener tímidos encuentros. Éstos se producían con la más absoluta discreción)

NOA: (En una habitación con ambiente cálido) Cariño, no sé qué embrujo has hecho, pero mi vida ha cambiado radicalmente. Ahora tengo una ilusión por la que luchar. Tú.

LEE: Nadie hasta ahora me había tratado así. Y aunque tengamos que vernos de esta manera, no me importa. Sé que estás ahí y que puedo contar contigo. Una de las pocas cosas buenas que tiene el trabajo que hago es conocer a personas como tú. ¿Sabes?... El día en que el impresentable de tu marido me propuso la idea, pensé que era una absoluta locura. Lo acepté sólo por la gran cantidad que me ofrecía. Pero tenía mis dudas. Ahora pienso que me equivocaba totalmente. (Ambas vuelven a unir sus cuerpos en un delirio sensual sin límites. Sus encuentros empezaban a tener un alto contenido sentimental. Comenzaban a formar una pareja. El tiempo corría en su contra, quedándose siempre muy cortas en sus citas. Noa siempre llegaba a casa reprochándose el olvido de aquella caricia con la que imaginaba recrearse en el cuerpo sugerente de su compañera. Lee, también maldecía su mala memoria al no vaciar todos sus sentimientos hacia su ya amada.)

NOA: (Fue en la Noche de S. Juan, ante el fuego purificador, ambas decidieron con un largo y sensual beso legalizar su situación. Ante las aguas heladas de un lago, desnudas, hacían planes de futuro) Cariño, no sabes lo feliz que me has hecho. Desde que te conocí, no he parado de pensar en ti. Jamás había tenido una relación tan intensa.

LEE: No te puedes ni imaginar lo mucho que te quiero. Es la segunda vez en mi vida que me enamoro y la primera que lo hago… de una mujer. Te quiero mucho… (Noa, silenció el discurso de Lee con un profundo beso, al tiempo que los cuerpos se retorcían dentro del agua, calentando la gélida temperatura del agua.) Anda, vámonos a la cabaña, que allí estaremos más tranquilas. (Salieron del agua, se calzaron. Cogiendo su ropa en la mano, caminaron hacia la cabaña, ante la mirada de envidia de los escasos curiosos que aún permanecían saltando alrededor de la hoguera. Aquella pareja irradiaba amor por cada uno de los poros de su piel.)

NOA: (Llegaron a la cabaña, y antes de cerrar la puerta, sus cuerpos se habían vuelto a pegar irremediablemente. Noa, se separó un momento de Lee, mirándola fijamente a sus ojos, comenzó a hablar) Corazón, he de hablar contigo muy seriamente. (Unos breves segundos de silencio se hicieron intensos. El tiempo justo para tragar saliva y darse ánimos para plantear su idea.) ¡¡¡Eh!!! No pongas esa cara de susto... Bueno sí, ponla, el plan que tengo es un tanto utópico y peligroso. Mira, mi vida siempre ha sido muy correcta y previsible. Incluso mi boda fue un plan perfecto. La unión de dos familias de renombre, cuyos hijos tenían un futuro de lo más prometedor. Pero hasta el día de… nuestra… presentación, no he sentido jamás unas ganas de vivir, de tener una gran aventura… (Nuevo silencio.) ¿Quieres… estarías… dispuesta?… (Lee, se lanzó hacia el cuerpo de Noa, retorciéndose con caricias y besos imposibles. No hizo falta decir más, toda la noche fue una escrupulosa redacción de besos y caricias, firmadas con deseo y rotunda pasión. El alba las sorprendió rendidas, y el sueño las arrulló).

2 comentarios:

  1. Vaya que viene calentita la primavera! me gustan las historias con continuación, ahora me quedo esperando el verano, a ver qué se traen Lee y Noa.

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