
Sangre... Saqueos... Sedición... Venganza... Violencia... Caos... Todos estos ingredientes se hacían más evidentes a medida que pasaban los días. Nadie estaba dispuesto a reconocer que algo se estaba acabando, que no tenía sentido mantenerlo artificialmente. Sin embargo, el miedo a lo desconocido y al reto de volver a empezar de nuevo hacía que Poder y Pueblo se encarasen unos contra otros, recurriendo a las soluciones más fáciles y básicas. La descomposición del sistema era un grito a voces.
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